Sociedades sin estado es un estudio de Concha Reviriego Almohalla, antropóloga y estudiosa de las relaciones humanas, de sus culturas y de la influencia en nuestro pensamiento y en nuestra forma de organizarnos. Un trabajo que pone en duda nuestra cultura etnocéntrica y depredadora.

Desde nuestra web le damos las gracias por dejarnos publicar su trabajo e invitamos a tod@s a que os paséis por su web: Antropos de Concha Reviriego Almohalla   cargada de publicaciones interesantes y que te atrapan con su escritura amena e investigadora.

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Pablo Picasso y su relación con el arte africano y mal llamado “primitivo”, bebió de las fuentes del arte de los pueblos antiguos, civilizaciones que dialogaron con la naturaleza y supieron llegar a la tan ansiada “síntesis” que ambicionaban los “modernos”…entonces:¿porqué los europeos y el mundo occidental consideraron el arte de los pueblos antiguos “primitivo” cuando este gozaba de una síntesis fabulosa y envidiable para todos los artistas contemporáneos?

Sociedades Sin Estado I

de Concha Reviriego Almohalla

Los primitivos

La idea de que los hombres primitivos se parecían o habían sido iguales a los salvajes que se estudiaban en el siglo XIX, se remontaba en el tiempo a filósofos que consideraban el gobierno y la política como un producto de la civilización.
A los llamados primitivos se les consideró como “estadios inferiores” de la sociedad  humana.

Se apoyaron los evolucionistas del siglo XIX en las teorías evolucionistas de Darwin. Aquella idea de la evolución resultó demasiado simplista y demasiado rígida.
Surgieron así las teorías antropológicas sobre los estadios que había recorrido la civilización hasta llegar a donde en ese momento se encontraban ellos (los que la estudiaban. O sea, los teóricos evolucionistas del siglo XIX, europeos y victorianos, que consideraban a la ciencia en la cúspide de la evolución).
Sin embargo, ya entonces recibieron críticas importantes. Incluso, aún sin salirse de las etapas básicas de la evolución -tal como ellos la consideraban- postularon que la sociedad primitiva estaba organizada en base al parentesco –Ancient Law(1861) de Sir Henry Maine; Lewis Henry Morgan Ancient Society (1877)-.
Pero aún se postulaban las la idea de una secuencia evolutiva que seguía los estados de salvajismo, barbarie y civilización.

Desde entonces hasta el día de hoy las ideas sobre aquellos “primitivos” han cambiado mucho. Las investigaciones de campo y los estudios realizados a lo largo del siglo XX han dado con otros conocimientos de ellos y de nosotros, más ajustados a lo que son y somos, que aquellos primeros antropólogos -la mayoría de ellos “antropólogos de salón” que nunca habían visto a un “salvaje” de los que tanto hablaban; con la excepción de Morgan, que sí estudió de cerca y conoció a los iroqueses-.

Pero de aquellas indagaciones y elucubraciones salió una ingente producción de escritos que daban por sentado aquella “verdad”  y no sólo en el campo de la Antropología.
Se discutió si antes fue el matriarcado o el pratiarcado, si los primitivos eran “naturales y buenos”, etc…
En 1940 aparece un estudio que se considera el punto de arranque de la antropología política moderna: African political Systems (Meyer Fortes y E.E. Evans-Pritchard) donde lejos de hablar de civilizados, incivilizados, barbarie, etc. Se fijan en la importante distinción de unas comunidades humanas y otras:
Unas poseen autoridad centralizada y otras no.
Estos planteamientos están ya muy lejos de los decimonónicos.
pero sí hay que reconocerles que, ya entonces, Maine y Morgan, se percataron de la importancia del parentesco y de las agrupaciones para el mantenimiento del orden.
La carencia de “gobierno” como entidad separada de las demás instituciones sociales, o la carencia (al menos aparente) de éstas, no son sinónimo de barbarie, ni de incililizados. Su civilización es otra. Su forma de vida es otra. Pero no se trata de primitivos ni de inferiores a nosotros, sino de otros.

picasso africa

A  estas cuestiones dedicaré las entradas siguientes.

 

Sociedades Sin Estado, II

Las Bandas

La extensa variedad de grupos a los que se denominó con el término banda hizo que bajo ese común denominador se agruparan a sociedades tan alejadas y tan distintas como los esquimales de Canadá y los aborígenes de Australia. La cuestión fundamental para el objetivo de lo que me propongo exponer, es que a pesar de las diferentes formas de adaptación de unos y otros, se observa en ellos -según los teóricos- una serie de coincidencias que parecen apuntar a las condiciones mínimas de subsistencia en las sociedades igualitarias, y por ende,sin Estado.
Es básica en ellos la reciprocidad como forma de intercambio de bienes. La organización política es igualitaria, y la toma de decisiones compete a todo el grupo.
El tamaño de las bandas suele oscilar entre los veinticinco y los doscientos, aproximadamente.
Son nómadas y no disponen de  autoridad centralizada.
Se agrupan en familias y apenas existe especialización en el trabajo.
Se rigen por la costumbre, y por los valores comunes.
Son exógamos por prescripción social y crean a través del matrimonio alianzas con otros grupos.
Existen líderes, que siempre son hombres. El acceso al liderazgo está abierto a todos -todos los varones- de un grupo de edad determinado. El liderazgo es temporal: se cambia según las situaciones y siempre depende de las cualidades personales del hombre que aspira a serlo.
El líder no tiene poder de coacción. Su función de liderazgo no les exime de trabajar como los demás ni poseen prebendas.

La sociedad es indivisa: la sociedad no está divida en estamentos o clases sociales diferentes. Tampoco existe un órgano de poder separado de la sociedad.

Estas podría decir que son las características básicas y generales de las bandas.
A ellas se refieren los escritos que hablan de los “primitivos”, como los evolucionistas, que los consideraron como la primera edad del Hombre; pensaron que eran sociedades incompletas y debían desarrollarse en la escala ascendente  hasta convertirse en adultas. Y, siguiendo a los filósofos políticos,  a pasar  de no-sociedad a sociedad de clases: la sociedad con Estado.
Sin embargo, investigadores posteriores mostraron que eran sociedades adultas, acabadas: carecen de Estado dijeron, porque no desean tenerlo, porque no aceptan la división en clases; y  porque aquella forma de vida fue posible. Su política se oponía a la aparición de órgano permanente separado de la sociedad como el Estado que surgió en diferentes partes del globo.

Las señoritas de Avignon
Las señoritas de Avignon

 

Sociedades Sin Estado, III

El rechazo  a la desigualdad social es una constante en las comunidades sociales sin Estado. El poder no está separado de la sociedad porque es la sociedad misma quien lo detenta.

El deseo de poder de algunos individuos no prospera.; como no prospera la acumulación de bienes por parte de un miembro de la comunidad o por unos pocos frente a todos los demás.

La autoridad de un cabecilla es, muy a menudo, más simbólica que real. No se trata de un cargo, sino de una persona que posee las cualidades necearías para ocuparse del tema en cuestión: organizar el grupo. No es más ni menos que otros, socialmente hablando. Sus cualidades idóneas, le presentan ante todos como el líder óptimo, pero sólo para la tarea requerida. Trabaja como cualquier otro individuo del grupo. No “vive” del producto del trabajo de los otros.

Puede tratarse de hombres persuasivos, fuertes, hábiles… pero deben demostrar que valen para el ejercicio del liderazgo que les reclama, o al que ellos aspiran. Además, como en el caso de Melanesia, deben ser generosos. Esta cualidad es tan importante, que si no reparte bienes y beneficios, no será seguido por nadie.

Carece de autoridad para imponerse, no posee un ejército a su servicio, tampoco posee un grupo de apoyo que luche a su lado contra los “desobedientes”… Carece de los medios necesarios para hacerse con el poder centralizado y someter  a otros a su voluntad. Tampoco posee capacidad para imponer tributos, ni para reclamar lealtades más allá del grupo de parentesco y asociaciones voluntarias. No existe burocracia. La propiedad es comun, o no exite un sentido fuerte de propiedad privada. La sociedad primitiva es plurifuncional. Es decir, una actividad concreta cumple a la vez funciones políticas, religiosas y económicas.

Podría decir, para terminar, que en ese tipo de sociedades, el liderazgo es situacional, porque unas personas valen más para una tareas que otras, o saben más, o trabajan mejor.. Y, lo que suele ocurrir en medios con una tecnología muy sencilla, es que cada persona suele ser hábil en alguna de las técnica requeridas. Todos valen para algo, o casi todos,  pueden sobresalir en alguna función que sea necesaria para el grupo.  Esto obliga a que los dirigentes sean rotativos y que se vean obligados a revalidar su capacidad para el “puesto”, si quieren seguir siendo secundados por el grupo.

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7 comments

  1. Muy buen resumen de las sociedades pre-industriales. ¿serían posibles en un mundo globalizado? Yo creo que no. pero como ejemplo de lo que “podemos ser”, me parece excelente. Al menos, nos ayudan a saber que si somos como somos es por algo… y no porque el mundo siempre haya sido así: ricos tan ricos que no se puede ser más, y pobres tan pobres que nos ya… ¡imposible!
    Javier.

  2. Gracias Javier, es que nos han enseñado que el mundo siempre ha estado regido por un individuo o por un pequeño grupo de individuos que forman la élite poderosa, que olvidamos este otro modelo: Las Sociedades sin Estado.
    Un ejemplo magnífico lo tienes en el “Gran Hombre”, de Melanesia, que debe pelear para llegar a serlo. Si vale par ello se queda, si no vale, no llega a serlo ni le sigue nadie. Económicamente debe ser genroso -con lo cual debe repartir y dar a los demás, que además fomenta la producción-; frente a la jefatura de Polinesia.
    Un jefe, es ya un cargo. La persona muere, pero el cargo se mantiene: Lo ocupa otro. Además, su forma de intercambio de bienes es la redistribución: Concentra bienes, que luego redistribuye. Y ahí, ya puede dar a su conveniencia…
    Son formas de vida reales y han durado hasta hace cuatro días…
    Un saludo.

    Concha

  3. Muy buen artículo. Se trata de todos modos de saber si el hombre necesita o no un ser dominante o si por el contrario seríamos más felices si fueramos – aunque solo fuera alternadamente-iguales.

    1. Así es, Dolores.
      Además si poseen cualidades para ejercer de líderes -encargado de procurar por el bien común- las personas podríamos arbitrar nuestar vida. si podemos ejercer el poder.
      En caso contrario, los asuntos comunes: sanidad, educación, subsistencia…, por ejemplo; no se resulven según nuestras necesidades, sino según los intereses de los poderosos.

    1. Mercedes, de acuerdo en la necesidad del cambio.
      Un cambio que nos proporciones más control sobre nuestros recursos y sobre nosotros mismos; que cada vez tenemos menos.
      Con la globalización el mundo está cada vez más cercano a una sociedad donde los repartos son cada vez menos equitativos. Los ricos son -después de cada situación llamada “crisis”, más ricos; y los pobres cada vez más pobres; en lugar de al revés, como cabría esperar.

  4. Yo no sé… cada vez entiendo menos, o entiendo más y es que lo veo menos claro.
    Lo cierto es que el mundo es muy grande, y una “solución” no creo que exista iagual para todos.
    Ya veremos…
    El artículo muy interesante.
    Nos hace pensar a los no-antropólogos.
    Si se ha vivido así, ¿porqué ya no?

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