Fernando Luengo

publico.es
Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, miembro de econoNuestra, del círculo Energía, Ecología y Economía y del Consejo Ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid

Empezaré con una afirmación que, en mi opinión, resulta incuestionable: La crisis de Grecia no sólo tiene repercusiones enormes para la economía y la ciudadanía de ese país, sino también para la configuración económica y política, presente y futura, de la Unión Europea (UE). Me parece igualmente evidente que dicha crisis –su gestión, las respuestas de los diferentes actores y los escenarios que ha abierto- condiciona las estrategias que, tanto en las periferias como en el resto de países comunitarios, impulsan el cambio político. Y, por supuesto, entrará de lleno en nuestro proceso electoral; ya lo ha hecho, pero en los próximo meses lo hará con mucha más fuerza.

Por estas razones, en Podemos, y en el conjunto de las izquierdas, no debemos eludir este debate o cerrarlo por la puerta falsa. Entre otras razones, porque desde la derecha, con todo su poderoso arsenal mediático, se lanza un  mensaje claro y rotundo: Syriza ha fracasado, la realidad y el realismo se han impuesto. Habría quedado claro que sólo hay una hoja de ruta, la establecida por la Troyka, la que Syriza, finalmente, ha tenido que aceptar, dando un giro radical a su programa de gobierno.

Frente a esta argumentación, ¿qué dice Podemos? Sabemos cuáles son las opiniones de algunos dirigentes del partido, críticas con la Troyka y comprensivas con la actuación de Syriza. ¿Clausuramos con esas declaraciones el debate, con el argumento (pretexto) de que debemos cerrar filas ante el ataque de la derecha? ¿Bloqueamos con el mismo argumento-pretexto, como ya ha sucedido en algún caso, que los consejos ciudadanos tomen una posición distinta de la aireada desde la cúpula del partido? Proceder de este modo es propio de los viejos partidos y de la vieja política.

El asunto es tan importante, condiciona de manera tan decisiva nuestra posición política, que necesitamos abrir el debate de la crisis griega (y de la crisis europea) a todos los círculos y a todos los espacios que están impulsando el cambio, a los que ahora convocamos para construir la unidad popular. Este debate es más necesario si cabe en estos meses, cuando estamos elaborando el programa con el que Podemos se presentará a las elecciones generales. Europa (y las lecciones que debemos extraer de la crisis griega) deben ocupar un lugar importante en nuestro programa electoral. Opino que no debe abrirse camino en Podemos el mensaje de que “nosotros no somos Grecia”; todo lo contrario, debemos proclamar que “nosotros y Europa somos Grecia”.

En las líneas que siguen tan solo quiero presentar de manera muy concisa algunos de los ejes que podrían articular el debate que propongo:

1. La llegada al gobierno griego de Syriza ha sido el principal factor de transformación política y económica de Europa de los últimos años. Ha colocado a la gente, sobre todo a los grupos más vulnerables y a los que más han sufrido con la gestión oligárquica y autoritaria de la crisis, en el centro de la agenda política. Poniendo sobre la mesa de negociaciones el programa con el que ganó las elecciones (o, para ser más precisos una parte sustancial del mismo) ha dado una lección de honestidad, insólita en la política europea. Además, en un contexto extraordinariamente difícil, el gobierno ha tomado medidas –de alcance limitado, pues una política de mayor alcance dependía precisamente de las negociaciones con la Troyka- a favor de la población. No es un hecho menor, la convocatoria del referéndum, dando la voz a la gente, al que se han opuesto los poderes comunitarios, utilizando todos los medios a su alcance para sabotearlo.

2. El programa electoral defendido por el gobierno encabezado por Syriza suponía un cuestionamiento radical de las políticas aplicadas por los gobiernos precedentes y por la Troika comunitaria. Por esa razón, la respuesta ofrecida por los responsables comunitarios, liderados por el gobierno alemán, ha puesto de manifiesto una posición intransigente e irreductible que ha cerrado todos los caminos de diálogo y de posible acuerdo.

3. En esa “respuesta europea” han convergido la superpotencia alemana y sus aliados, la socialdemocracia, a los pies de la derecha más reaccionaria, Francia siguiendo en lo fundamental la estela de Alemania, los países del desaparecido bloque del este buscando ser los primeros de la clase, los países meridionales, exigiendo mano dura a la díscola Grecia, la burocracia comunitaria, legitimando su intervención en la gestión de la crisis, y la industria financiera y las grandes corporaciones protegiendo su negocio y abriendo nuevas parcelas de mercado.

4. Tiene especial relevancia para las fuerzas que estamos impulsando el cambio insistir en que, pese a algunos gestos (dirigidos más bien a la galería y a su electorado), la socialdemocracia, con un perfil político propio y con posiciones claramente diferenciadas de las sostenidas por los partidos más conservadores, ha estado ausente como actor. Más aun, algunos dirigentes socialistas han encabezado las posiciones más intransigentes; otros, como los líderes del PSOE, se han limitado a celebrar, con el cinismo de siempre, la permanencia de Grecia en el euro.

5. ¿Se atisba en el horizonte la emergencia de un actor socialdemócrata? No, en lo fundamental, aunque en el terreno de la táctica electoral (en el caso de los partidos socialistas que ahora se encuentran en la oposición) los partidos socialistas se manifiestan formalmente contra la austeridad; pero ese discurso “crítico” apenas tiene proyección a escala europea, ni tampoco tiene la suficiente consistencia como para confiar en una confluencia con la socialdemocracia realmente existente en un proceso de acumulación de fuerzas a escala de la UE. Tenemos que ser conscientes, además, de que la configuración de las elites políticas y económicas y la trama de intereses corporativos, profesionales, mediáticos, académicos, y familiares que las alimentan recorren prácticamente todo el espacio político, incluyendo el que representan los partidos socialistas. Por todo ello, nuestra estrategia de acumulación de fuerzas, aunque debe explotar las contradicciones existentes en la familia socialista, no puede descansar en la configuración de ese actor político como factor de cambio.

6. Hemos asistido a una operación de acoso y derribo contra el gobierno de Syriza por parte de los negociadores comunitarios, que no han dudado en utilizar al Banco Central Europeo y las dificultades de financiación de la economía griega –provocadas precisamente por la aplicación de las políticas de la Troika- para imponer unas condiciones, las fijadas en el memorándum, que prolongan y agravan la situación de la economía y de la ciudadanía griega. Si la emergencia de Syriza abría un escenario a partir del que “refundar” la zona euro y la UE –en base a criterios de solidaridad, cooperación y democracia-, la respuesta de los negociadores comunitarios ha cerrado esa posibilidad, consolidando una Europa insolidaria, oligárquica y autoritaria. Europa ha perdido una gran oportunidad, la que representaba el desafío griego.

7. Lo acontecido en Grecia deja claro que en la unión monetaria realmente existente –el conjunto de instituciones y de políticas que la configuran- no tienen cabida las políticas que defienden los intereses de las mayorías sociales, como las que encarnan Syriza y Podemos. Porque debemos ser conscientes de esa realidad, necesitamos y exigimos otra Europa; una Europa cuyo santo y seña sea el empleo decente, la cohesión social y productiva y una decidida apuesta por la transición ecoenergética; una Europa que se comprometa con un plan de emergencia –del que la reestructuración de las deudas soberanas debe ser un pilar fundamental-; una Europa que abra un camino de solución a la crisis económica que mantiene atrapadas a las periferias en un bucle sin salida, y que proceda a una refundación institucional, un proceso constituyente, que permita avanzar en esa dirección, lo cual supone impugnar el pacto fiscal europeo y defender su eliminación.

8. Rechazo el último memorándum impuesto al pueblo griego bajo la amenaza de bloquear financieramente su economía y provocar una salida del euro, cuyos costes serían a corto plazo insoportables. El memorándum colisiona frontalmente con el programa de Syriza, hasta el punto de que lo desactiva por completo. Las supuestas ventajas que ofrece –más tiempo para cumplir los compromisos y más financiación-, en absoluto compensan el lastre que supone para la economía y la ciudadanía griega. Enfatizar esas ventajas y matizar los costes suena a justificar lo injustificable, lo que otra vez nos sitúa en los parámetros de la vieja política. Escuchar en voz de algunos dirigentes de Podemos que “nos mantendremos al lado de nuestros amigos de Syriza” es, simplemente, falaz y demagógico.

9. Lejos de resolver los problemas de Grecia, el memorándum los agrava extraordinariamente: más deuda, más sufrimiento para la población, más reformas con el único propósito de beneficiar a los ricos y reducir derechos y un saqueo organizado y sistemático de las empresas y el patrimonio griego. Añadamos a todo ello que su firma está en el origen de la ruptura de Syriza y de la recuperación electoral de los partidos conservadores. Aunque Syriza registrara un buen resultado en las próximas elecciones –escenario que no vaticinan las últimas encuestas- y tuviera la oportunidad de formar gobierno, se vería obligada a aplicar las exigencias contenidas en el memorándum.

10. En consecuencia, Syriza ha cometido un error al dar el visto bueno al memorándum, bien es cierto que su aceptación se ha producido en un contexto de fuertes presiones y en una situación económica crítica. Me parece igualmente evidente que el gobierno tendría que haber elaborado y haber puesto sobre la mesa de las negociaciones un plan alternativo, una suerte de “tercera vía” –quienes postulaban dentro de Syriza esa solución mantenían a Grecia dentro del euro- que habría abierto el escenario de las negociaciones y fortalecido las bazas políticas del gobierno griego. Es en este contexto donde hubiera tenido cabida aprovechar el enorme capital político obtenido merced a la aplastante mayoría con la que ganó el referéndum convocado ante el punto muerto en el que estaba el proceso negociador y las inaceptables condiciones impuestas por la Troika para abrir el grifo de la financiación comunitaria.

11. Señalaré para concluir que una de las lecciones fundamentales de lo acontecido en Grecia es la necesidad de acumular fuerzas a escala europea. Grecia, un pequeño país situado en la periferia del continente, ha comprobado las enormes resistencias que es necesario enfrentar para hacer otra política al servicio de otra economía. Son muy poderosos los intereses que se han articulado –y muchas las ganancias que se han cosechado- alrededor de las políticas e instituciones comunitarias. Hoy más que nunca necesitamos lanzar la reivindicación de otra Europa y esa reivindicación debe ocupar un lugar central en nuestro programa electoral.

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GRÈCIA, EUROPA, *SYRIZA I PODEM. LA NECESSITAT D’UN DEBAT
Fernando Luengo

publico.es
Professor d’economia aplicada de la Universitat Complutense de Madrid, membre de *econoNuestra, del cercle Energia, Ecologia i Economia i del Consell Ciutadà de Podem en la Comunitat de Madrid

Començaré amb una afirmació que, al meu entendre, resulta inqüestionable: La crisi de Grècia no solament té repercussions enormes per a l’economia i la ciutadania d’aqueix país, sinó també per a la configuració econòmica i política, present i futura, de la Unió Europea (UE). Em sembla igualment evident que aquesta crisi –la seua gestió, les respostes dels diferents actors i els escenaris que ha obert- condiciona les estratègies que, tant en les perifèries com en la resta de països comunitaris, impulsen el canvi polític. I, per descomptat, entrarà de ple en el nostre procés electoral; ja ho ha fet, però en els pròxim mesos ho farà amb molta més força.

Per aquestes raons, en Podem, i en el conjunt de les esquerres, no hem d’eludir aquest debat o tancar-ho per la porta falsa. Entre altres raons, perquè des de la dreta, amb tot el seu poderós arsenal mediàtic, es llança un missatge clar i rotund: *Syriza ha fracassat, la realitat i el realisme s’han imposat. Hauria quedat clar que només hi ha un full de ruta, l’establida per la *Troyka, la que *Syriza, finalment, ha hagut d’acceptar, donant un gir radical al seu programa de govern.

Enfront d’aquesta argumentació, què diu Podem? Sabem quins són les opinions d’alguns dirigents del partit, crítiques amb la *Troyka i comprensives amb l’actuació de *Syriza. Clausurem amb aqueixes declaracions el debat, amb l’argument (pretext) que hem de tancar files davant l’atac de la dreta? Bloquegem amb el mateix argumente-pretext, com ja ha succeït en algun cas, que els consells ciutadans prenguen una posició diferent de l’airejada des de la cúpula del partit? Procedir d’aquesta manera és propi dels vells partits i de la vella política.

L’assumpte és tan important, condiciona de manera tan decisiva nostra posició política, que necessitem obrir el debat de la crisi grega (i de la crisi europea) a tots els cercles i a tots els espais que estan impulsant el canvi, als quals ara convoquem per a construir la unitat popular. Aquest debat és més necessari si cap en aquests mesos, quan estem elaborant el programa amb el qual Podem es presentarà a les eleccions generals. Europa (i les lliçons que hem d’extraure de la crisi grega) han d’ocupar un lloc important en el nostre programa electoral. Opine que no ha d’obrir-se camí en Podem el missatge que “nosaltres no som Grècia”; tot el contrari, hem de proclamar que “nosaltres i Europa som Grècia”.

En les línies que segueixen tan sol vull presentar de manera molt concisa alguns dels eixos que podrien articular el debat que propose:

1. L’arribada al govern grec de *Syriza ha sigut el principal factor de transformació política i econòmica d’Europa dels últims anys. Ha col·locat a la gent, sobretot als grups més vulnerables i als quals més han patit amb la gestió oligàrquica i autoritària de la crisi, en el centre de l’agenda política. Posant sobre la taula de negociacions el programa amb el qual va guanyar les eleccions (o, per a ser més precisos una part substancial del mateix) ha donat una lliçó d’honestedat, insòlita en la política europea. A més, en un context extraordinàriament difícil, el govern ha pres mesures –d’abast limitat, doncs una política de major abast depenia precisament de les negociacions amb la *Troyka- a favor de la població. No és un fet menor, la convocatòria del referèndum, donant la veu a la gent, al que s’han oposat els poders comunitaris, utilitzant tots els mitjans al seu abast per a sabotejar-ho.

2. El programa electoral defensat pel govern encapçalat per *Syriza suposava un qüestionament radical de les polítiques aplicades pels governs precedents i per la Troica comunitària. Per aqueixa raó, la resposta oferida pels responsables comunitaris, liderats pel govern alemany, ha posat de manifest una posició intransigent i irreductible que ha tancat tots els camins de diàleg i de possible acord.

3. En aqueixa “resposta europea” han convergit la superpotència alemanya i els seus aliats, la *socialdemocracia, als peus de la dreta més reaccionària, França seguint en el fonamental el deixant d’Alemanya, els països del desaparegut bloc de l’est cercant ser els primers de la classe, els països meridionals, exigint mà dura a la díscola Grècia, la burocràcia comunitària, legitimant la seua intervenció en la gestió de la crisi, i la indústria financera i les grans corporacions protegint el seu negoci i obrint noves parcel·les de mercat.

4. Té especial rellevància per a les forces que estem impulsant el canvi insistir que, malgrat alguns gestos (dirigits més aviat a la galeria i al seu electorat), la *socialdemocracia, amb un perfil polític propi i amb posicions clarament diferenciades de les sostingudes pels partits més conservadors, ha estat absent com a actor. Més àdhuc, alguns dirigents socialistes han encapçalat les posicions més intransigents; uns altres, com els líders del PSOE, s’han limitat a celebrar, amb el cinisme de sempre, la permanència de Grècia en l’euro.

5. S’entrelluca en l’horitzó l’emergència d’un actor socialdemòcrata? No, en el fonamental, encara que en el terreny de la tàctica electoral (en el cas dels partits socialistes que ara es troben en l’oposició) els partits socialistes es manifesten formalment contra l’austeritat; però aqueix discurs “crític” amb prou faenes té projecció a escala europea, ni tampoc té la suficient consistència com per a confiar en una confluència amb la *socialdemocracia realment existent en un procés d’acumulació de forces a escala de la UE. Hem de ser conscients, a més, que la configuració de les *elites polítiques i econòmiques i la trama d’interessos corporatius, professionals, mediàtics, acadèmics, i familiars que les alimenten recorren pràcticament tot l’espai polític, incloent el que representen els partits socialistes. Per tot açò, la nostra estratègia d’acumulació de forces, encara que ha d’explotar les contradiccions existents en la família socialista, no pot descansar en la configuració d’aqueix actor polític com a factor de canvi.

6. Hem assistit a una operació d’assetjament i enderrocament contra el govern de *Syriza per part dels negociadors comunitaris, que no han dubtat a utilitzar al Banc Central Europeu i les dificultats de finançament de l’economia grega –provocades precisament per l’aplicació de les polítiques de la Troica- per a imposar unes condicions, les fixades en el memoràndum, que perllonguen i agreugen la situació de l’economia i de la ciutadania grega. Si l’emergència de *Syriza obria un escenari a partir del que “refundar” la zona euro i la UE –sobre la base de criteris de solidaritat, cooperació i democràcia-, la resposta dels negociadors comunitaris ha tancat aqueixa possibilitat, consolidant una Europa insolidària, oligàrquica i autoritària. Europa ha perdut una gran oportunitat, la que representava el desafiament grec.

7. L’esdevingut a Grècia deixa clar que en la unió monetària realment existent –el conjunt d’institucions i de polítiques que la configuren- no tenen cabuda les polítiques que defensen els interessos de les majories socials, com les quals encarnen *Syriza i Podem. Perquè hem de ser conscients d’aqueixa realitat, necessitem i exigim una altra Europa; una Europa el sant i senya de la qual siga l’ocupació decent, la cohesió social i productiva i una decidida aposta per la transició *ecoenergética; una Europa que es comprometa amb un pla d’emergència –del que la reestructuració dels deutes sobirans ha de ser un pilar fonamental-; una Europa que òbriga un camí de solució a la crisi econòmica que manté atrapades a les perifèries en un bucle sense eixida, i que procedisca a una refundació institucional, un procés constituent, que permeta avançar en aqueixa adreça, la qual cosa suposa impugnar el pacte fiscal europeu i defensar la seua eliminació.

8. Rebutge l’últim memoràndum imposat al poble grec sota l’amenaça de bloquejar financerament la seua economia i provocar una eixida de l’euro, els costos del qual serien a curt termini insuportables. El memoràndum col·lisiona frontalment amb el programa de *Syriza, fins al punt que ho desactiva per complet. Els suposats avantatges que ofereix –més temps per a complir els compromisos i més finançament-, en absolut compensen el llast que suposa per a l’economia i la ciutadania grega. Emfatitzar aqueixos avantatges i matisar els costos sona a justificar el *injustificable, la qual cosa una altra vegada ens situa en els paràmetres de la vella política. Escoltar en veu d’alguns dirigents de Podem que “ens mantindrem al costat dels nostres amics de *Syriza” és, simplement, fal·laç i demagògic.

9. Lluny de resoldre els problemes de Grècia, el memoràndum els agreuja extraordinàriament: més deute, més sofriment per a la població, més reformes amb l’únic propòsit de beneficiar als rics i reduir drets i un saqueig organitzat i sistemàtic de les empreses i el patrimoni grec. Afegim a tot açò que la seua signatura està en l’origen de la ruptura de *Syriza i de la recuperació electoral dels partits conservadors. Encara que *Syriza registrara un bon resultat en les pròximes eleccions –escenari que no vaticinen les últimes enquestes- i tinguera l’oportunitat de formar govern, es veuria obligada a aplicar les exigències contingudes en el memoràndum.

10. En conseqüència, *Syriza ha comès un error en donar el vistiplau al memoràndum, bé és cert que la seua acceptació s’ha produït en un context de fortes pressions i en una situació econòmica crítica. Em sembla igualment evident que el govern hauria d’haver elaborat i haver posat sobre la taula de les negociacions un pla alternatiu, una sort de “tercera via” –els qui postulaven dins de *Syriza aqueixa solució mantenien a Grècia dins de l’euro- que hauria obert l’escenari de les negociacions i enfortit les bases polítiques del govern grec. És en aquest context on haguera tingut #caldre aprofitar l’enorme capital polític obtingut gràcies a l’aclaparadora majoria amb la qual va guanyar el referèndum convocat davant el punt mort en el qual estava el procés negociador i les inacceptables condicions imposades per la Troica per a obrir l’aixeta del finançament comunitari.

11. Assenyalaré per a concloure que una de les lliçons fonamentals de l’esdevingut a Grècia és la necessitat d’acumular forces a escala europea. Grècia, un petit país situat en la perifèria del continent, ha comprovat les enormes resistències que és necessari enfrontar per a fer una altra política al servei d’una altra economia. Són molt poderosos els interessos que s’han articulat –i moltes els guanys que s’han collit- al voltant de les polítiques i institucions comunitàries. Avui més que mai necessitem llançar la reivindicació d’una altra Europa i aqueixa reivindicació ha d’ocupar un lloc central en el nostre programa electoral.

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