GUÍA PARA
MADRES Y PADRES
QUE SE PREOCUPAN
POR LA
VIOLENCIA
DE GÉNERO
dirección general de igualdad
entre mujeres y hombres
Consultoría, Estudios y Gestión de Proyectos S.L.
Autor: Lorenzo Sánchez Pardo
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 3
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1. ESTO LE INTERESA………………………………………………………………………………………………………………………… 4
2. LAS DESIGUALDADES ENTRE MUJERES Y HOMBRES ESTÁN EN EL ORIGEN
DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO… ………………………………………………………………………………………………… 6
2.1. Una sociedad en proceso de cambio…………………………………………………………………………………… 7
2.2. Identidades y estereotipos de género… ……………………………………………………………………………… 8
3. FACTORES CLAVES QUE EXPLICAN LA VIOLENCIA DE GÉNERO
EN ADOLESCENTES…………………………………………………………………………………………………………………… 10
3.1. La persistencia de estereotipos de género en las relaciones interpersonales
de adolescentes y jóvenes………………………………………………………………………………………………… 11
3.2. El recurso a la violencia como forma de resolución de conflictos……………………………… 13
4. DISTINTAS FORMAS DE EJERCER VIOLENCIA DE GÉNERO………………………………………………… 14
5. EL USO DE INTERNET Y LAS REDES SOCIALES COMO VÍAS PARA EJERCER
LA VIOLENCIA DE GÉNERO………………………………………………………………………………………………………… 18
6. LA PROGRESIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO………………………………………………………………… 21
7. MITOS Y REALIDADES SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO………………………………………………… 23
8. ¿QUÉ PUEDEN HACER LAS MADRES Y LOS PADRES PARA CONTRIBUIR
A ERRADICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO?…………………………………………………………………………… 28
8.1. Favorecer un modelo de relaciones igualitarias entre sus hijas e hijos……………………… 30
8.2. Promover la educación afectiva/sexual de sus hijas e hijos………………………………………… 32
8.3. Fomentar el diálogo, la negociación y el respeto a las posiciones
de las y los demás como forma de resolver conflictos………………………………………………… 37
9. ¿CÓMO SABER SI SUS HIJAS SUFREN ALGUNA FORMA DE VIOLENCIA
DE GÉNERO?………………………………………………………………………………………………………………………………… 40
10. ¿CÓMO ABORDAR CON SUS HIJAS ADOLESCENTES LA VIOLENCIA
EN LAS RELACIONES DE PAREJA?…………………………………………………………………………………………… 43
11. ¿CÓMO ACTUAR EN CASO DE QUE SU HIJA ESTÉ SUFRIENDO
VIOLENCIA DE GÉNERO POR PARTE DE SU PAREJA?… ……………………………………………………… 45
12. ¿TIENE SU HIJO COMPORTAMIENTOS MACHISTAS?… ………………………………………………………… 50
13. RECURSOS DE APOYO A LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO… …………………… 53
ANEXO I: EXTENSIÓN DE LAS DISTINTAS FORMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO
ENTRE ADOLESCENTES Y JÓVENES… ………………………………………………………………………… 59
ANEXO II: ACTITUDES DE LAS Y LOS ADOLESCENTES HACIA LA VIOLENCIA
DE GÉNERO… …………………………………………………………………………………………………………………… 63
ANEXO III: MEDIDAS DE PROTECCIÓN A LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO… ……… 70
ÍNDICE
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Durante muchos años la violencia contra las mujeres fue considerada como un problema
estrictamente personal, una cuestión privada, que debía ser resuelta dentro del ámbito
familiar o de la pareja. Afortunadamente hoy día esta percepción ha sido superada y nadie
cuestiona el carácter social de la violencia de género, un problema que tiene su origen en
un modelo de organización social y unos valores culturales basados en la creencia de la
supremacía de los hombres frente a las mujeres, en cuyo mantenimiento la familia juega
un papel relevante.
La dimensión social de la violencia de género se ve reforzada por la extensión del
fenómeno y las gravísimas consecuencias que provoca en las víctimas. Muchas mujeres,
con independencia de su edad, nivel educativo o económico o el país de origen, sufren
distintas formas de violencia, desde vejaciones a agresiones físicas o sexuales, a manos
de sus parejas.
Muchas madres y padres piensan que sus hijas e hijos adolescentes están “vacunadas/
os” ante este problema, porque se han educado en un entorno favorable a la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres. Nada más lejos de la realidad. Como ponen de
relieve numerosos estudios, la violencia de género tiene una importante presencia entre
el colectivo adolescente.
Quizás se pregunte qué puede hacer usted para prevenir la violencia de género. La
respuesta es que puede hacer mucho. Algunas conductas y actitudes cotidianas que
mantienen las madres y los padres de modo inconsciente contribuyen a consolidar ciertos
valores y actitudes entre sus hijas e hijos que favorecen el uso de la violencia en las
relaciones de pareja.
1 ESTO LE INTERESA
Prevenir la violencia de género y apoyar a sus víctimas es una
responsabilidad de todas y todos.
Aproximadamente una de cada tres chicas adolescentes y jóvenes ha
sido sometida a alguna forma de violencia por su pareja a lo largo de
su vida.
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la
violencia de género (2014). Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 5
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Del mismo modo que la familia contribuye a reproducir valores, comportamientos y actitudes
sexistas que están en el origen de la violencia de género, también puede educar en la
igualdad y en el uso de estrategias no violentas para resolver conflictos, convirtiéndose
en una pieza esencial para prevenir la violencia de género.
Además, las madres y los padres son las figuras adultas a las que las adolescentes y
jóvenes indican en las encuestas que recurrirían mayoritariamente en caso de vivir una
situación de violencia de género en su pareja. Por esta razón es necesario que madres
y padres dispongan de la información necesaria acerca de cómo prevenir la violencia de
género, de cómo detectarla en sus fases iniciales y de dónde acudir para obtener ayuda
especializada.
Con esta guía pretendemos ayudarle a comprender mejor el significado de la violencia
de género, los factores que contribuyen a su presencia y, lo más importante, a evitar que
esta forma de violencia se reproduzca entre las generaciones más jóvenes, facilitándole
pautas para educar en igualdad a sus hijas e hijos.
Nuestras hijas e hijos puedan verse implicadas/os en episodios de
violencia como víctimas o agresores.
EDUQUEMOS EN IGUALDAD PARA PREVENIR LA VIOLENCIA DE
GÉNERO Y LOGRAR UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA Y DEMOCRÁTICA
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 6
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La violencia de género tiene su origen en un modelo de organización social basado en
la creencia de la superioridad de los hombres sobre las mujeres, que establece unas
identidades y roles de género determinados. Durante siglos la organización social se ha
sustentado en un modelo jerarquizado de división de roles entre mujeres y hombres, que
establecía dos grandes ámbitos de responsabilidad:
a) El ámbito de lo público, asociado al trabajo productivo, la vida social y la representación
política, asignado a los hombres.
b) El ámbito de lo privado o familiar (doméstico), asociado al cuidado del hogar y de
las/los hijas/os y personas dependientes, asignado en exclusiva a las mujeres.
Esta forma de organización social, soportada en la supremacía del ámbito públicoproductivo
sobre el ámbito privado-familiar, ha permitido a los hombres disfrutar de más
poder, reconocimiento social y recursos que a las mujeres, a las que se relegaba al ámbito
de lo privado, a la invisibilidad y la falta de proyección social, contribuyendo a perpetuar
las desigualdades entre mujeres y hombres y a limitar la presencia y la participación de
las mujeres en diferentes ámbitos de la vida pública.
La división de género imperante en cada sociedad asigna a mujeres y hombres roles o
papeles sociales diferentes y establece unas determinadas identidades de género. La
identidad de género, lo que consideramos como propio o característico de mujeres y
hombres, no responde a diferencias de tipo biológico, sino que es fruto de nuestra cultura,
de los valores sociales imperantes en un momento determinado en una sociedad. Por
esta razón las identidades de género se modifican con el paso del tiempo y varían de
una sociedad a otra. Pensemos, por ejemplo, cómo ha cambiado lo que se consideraba
“apropiado para las mujeres” tomando como referencia la generación de nuestras abuelas.
Las identidades de género ejercen una enorme influencia, puesto que condicionan los
valores, las actitudes, creencias, percepciones y conductas de mujeres y hombres, al
establecer una serie de pautas de comportamiento obligatorias, permitidas o prohibidas, a
las que deben ajustarse cada uno de estos colectivos. Estas identidades de género actúan
como un referente normativo que marca lo que se considera adecuado o característico de
mujeres y hombres y que fija diferencias en el poder entre ambos.
Desde el momento en que nacemos, y a lo largo de nuestro desarrollo social, participamos
en un proceso denominado “socialización de género”, a través del cual nos son transmitidas
creencias, valores y pautas de conducta específicas para cada sexo, que se denominan
“mandatos de género” y que son referentes que debemos imitar. Mediante la observación
de la conducta de nuestras madres y nuestros padres o los mensajes que nos traslada
LAS DESIGUALDADES ENTRE MUJERES Y HOMBRES
ESTÁN EN EL ORIGEN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO 2
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la familia, las amigas y amigos, la publicidad, los cuentos, las películas o las canciones
aprendemos a ser y sentirnos mujeres y hombres. Interiorizamos unos roles de género
diferenciados e incorporamos aquellos patrones de conducta que la sociedad considera
adecuados y deseables para las niñas y los niños, aunque esta división sea arbitraria y
carente de lógica.
Estos mandatos de género son reforzados desde la infancia en niñas y niños mediante
la observación de los distintos papeles que asumen madres y padres o mediante los
mensajes que éstos les transmiten a sus hijas e hijos. Ver que tu madre cuando llega del
trabajo se encarga de poner la lavadora o de preparar la cena y que tu padre se dedica
a leer el periódico, o escuchar comentarios en apariencia inocentes, como “María, ven a
la cocina para ayudar a mamá a preparar la mesa, que tu hermano está viendo el futbol”,
condicionan nuestras actitudes hacia los roles de las mujeres y los hombres y numerosos
aspectos de nuestra vida privada y social.
2.1. Una sociedad en proceso de cam bio
Afortunadamente, en las últimas décadas se han sucedido importantes cambios políticos,
económicos, culturales y en la organización social y familiar, que se han traducido en
la presencia y participación de las mujeres, en situación de relativa igualdad, en todos
los ámbitos de la vida social (la educación, el trabajo, la política, etc.). Cambios que han
facilitado la aparición de nuevas identidades y relaciones de género, más igualitarias o
democráticas
Sin embargo estamos en un momento de transición, en el cual el modelo de organización
tradicional (basado en la creencia de la superioridad de los hombres sobre las mujeres)
coexiste con un modelo moderno o igualitario. Ello explica que aún sigan existiendo
importantes desigualdades entre mujeres y hombres y que se mantengan unas identidades
de género en las que son visibles muchos estereotipos sexistas.
Aunque muchas personas, tanto mujeres como hombres, tienen la falsa percepción de
que vivimos en una sociedad igualitaria, lo cierto es que siguen existiendo importantes
desigualdades entre mujeres y hombres en perjuicio de las primeras, que se reflejan en
ámbitos como el empleo, el nivel de renta, las responsabilidades en el hogar, la presencia
en puestos de responsabilidad política o económica y en el terreno de las relaciones
personales.
Los “estereotipos de género” o creencias sin base científica sobre
las características y conductas que se consideran adecuadas para
mujeres y hombres, son transmitidos a través de distintos espacios
de socialización, como la familia, los medios de comunicación,
el grupo de iguales o la escuela.
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1 RODRÍGUEZ, E. MEGÍAS: I. (2015). ¿Fuerte como papá?, ¿sensible como mamá? Identidades de género en la
adolescencia. Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud.
2.2. Identidades y estereo tipos de género
Los estereotipos vinculados al modelo tradicional de roles e identidades de género de
carácter patriarcal no sólo afectan a la división de las tareas o el trabajo entre mujeres y
hombres, sino a las capacidades atribuidas a cada sexo, a los rasgos de la personalidad
masculina y femenina y a las actitudes y conductas hacia la pareja. Unos rasgos o
características que vinculan a las mujeres con la afectividad y lo emocional y a los hombres
con la racionalidad y la competencia y que podrían resumirse del siguiente modo: los
hombres tienen las características adecuadas para hacer frente a los retos y problemas
de la vida pública (el trabajo, los negocios, la política o el ejercicio del poder) y las mujeres
los atributos y condiciones para el cuidado del hogar, de las hijas e hijos y de las personas
dependientes.
Los estereotipos de género siguen estando muy arraigados en nuestro entorno, impidiendo
a muchas mujeres y hombres, de todas las edades, un desarrollo personal y emocional
pleno, al limitar su capacidad para pensar, sentir y actuar.
Estereotipos sobre los rasgos característicos de mujeres y hombres
Rasgos femeninos
Subordinación, sumisión, afectividad, pendiente de los sentimientos y necesidades
de los demás, intuición, dependencia, inestabilidad emocional, amabilidad, pasividad,
comprensión, entrega, sacrificio y renuncia por los demás, cuidadora.
Rasgos masculinos
Dominio, liderazgo, racionalidad, fuerza, independencia, agresividad, competitividad,
ambición, confianza en sí mismo, persistencia, control emocional.
Estos estereotipos sobre las identidades de género son compartidos por numerosos
adolescentes. Un reciente estudio realizado entre estudiantes de 14 a 19 años1 señala
que los adolescentes de ambos sexos consideran que las cualidades que mejor definen a
las chicas y los chicos son las siguientes:
Cualidades que según los adolescentes definen a las chicas y los chicos
CHICAS: sensibles, tiernas, responsables, trabajadoras y preocupadas por su imagen.
CHICOS: dinámicos, activos, autónomos, emprendedores, posesivos y superficiales.
Estos estereotipos de género contribuyen a establecer unas identidades femeninas y
masculinas basadas en la desigualdad de derechos entre mujeres y hombres, tanto dentro
como fuera de la relación de pareja, legitimando el control, las amenazas o el uso de la
violencia por parte de los hombres.
La violencia de género, sin duda la expresión más alarmante de las desigualdades
existentes entre mujeres y hombres, actúa como un mecanismo a través del cual algunos
hombres pretenden mantener una forma de organización social y de relación entre los
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sexos basada en una posición de dominio sobre las mujeres. Las vejaciones, amenazas o
la fuerza física son instrumentos que usan los agresores para expresar su dominio sobre
la pareja, una estrategia para no perder unos privilegios que han mantenido durante siglos.
Puesto que la violencia de género tiene su origen en unos determinados valores sociales
y culturales, es imprescindible trabajar en una educación de niñas y niños basada en la
igualdad, el respeto mutuo y el rechazo de cualquier forma de violencia. Una tarea en la
cual resulta imprescindible la colaboración de la familia, que debe evitar reproducir entre
sus hijas e hijos roles tradicionales de género basados en la desigualdad entre mujeres y
hombres.
La violencia de género es una expresión de las diferencias de poder
existentes entre mujeres y hombres y de las resistencias de ciertos
hombres al cambio.
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La violencia de género en la adolescencia se asienta, fundamentalmente, en torno a los
siguientes procesos:
nn La persistencia de un modelo de organización social de carácter patriarcal basado
en la subordinación femenina.
nn La persistencia de estereotipos sexistas, esencialmente en el ámbito de las relaciones
personales, que legitiman la posición de dominio de los chicos frente a las chicas.
nn La educación en el uso de la violencia como modo de resolución de los conflictos
interpersonales.
Factores determinantes de la violencia de género
En el apartado anterior se ha descrito cómo la pervivencia del modelo patriarcal provoca
que se mantengan las desigualdades de género. Ahora se analizan cómo el resto de
factores contribuyen a que persista la violencia de género.
FACTORES CLAVES QUE EXPLICAN LA VIOLENCIA
DE GÉNERO EN ADOLESCENTES 3
Modelo de
organización
social patriarcal
basado en la
subordinación
femenina
Persistencia
de estereotipos
sexistas
Contexto
cultural que
potencia la
violencia como
modo de resolver
conflictos
Violencia
de género
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3.1. La persistencia de estereo tipos de género en las relaciones
interpersonales de adolescen tes y jóvenes
El modelo igualitario de roles de género, basado en la independencia, la autonomía
personal y la igualdad de oportunidades de mujeres y hombres, en contraposición al
modelo tradicional soportado en la subordinación femenina, ha calado entre adolescentes
y jóvenes, como lo demuestra que tanto chicas como chicos otorguen un gran valor a su
independencia y a la libertad para tener sus propias relaciones sociales al margen de la
pareja.
Es evidente que chicas y chicos mantienen nuevos modelos de relación, en general,
mucho más igualitarios que los de sus madres y padres, lo cual no significa que no
sigan identificándose con algunos de los estereotipos tradicionales de género antes
mencionados.
La reproducción de los roles de género dominantes entre el colectivo adolescente
incorporan unas relaciones de poder asimétricas (una distinta capacidad para hacer
o decidir cosas o para ejercer control y dominio sobre los demás), que favorecen
cierta disposición a la dominación entre los chicos y a la subordinación entre las
chicas, lo que sitúa a las chicas en una posición de vulnerabilidad frente a la violencia
de género.
Esto es así en gran medida porque el modelo de masculinidad para los chicos sigue
mostrándoles como sujetos autónomos, fuertes y no emotivos, lo que les lleva a tener que
demostrar permanentemente su valentía y fuerza, recurriendo incluso a la violencia. Por su
parte el modelo de feminidad muestra a las chicas como seres dependientes, sensibles y
emotivos, lo que les exige mostrar su sumisión y subordinación.
La persistencia entre las y los adolescentes de estereotipos sexistas tradicionales, que
refuerzan el predominio del hombre sobre la mujer, es claramente visible en el ámbito de las
identidades de género, las relaciones de pareja o la sexualidad, estando estrechamente
vinculada con la violencia de género, puesto que en torno a ellos muchos hombres
construyen su identidad.
Estos estereotipos afectan a las actitudes y expectativas en las relaciones de pareja,
al fijar unos comportamientos diferentes para chicas y chicos. Fomentan que los chicos
tengan la iniciativa en las relaciones con las chicas, una conducta competitiva y agresiva
y la defensa de sus derechos. En las chicas potencian que supediten sus necesidades a
las de los demás, que dejen que los chicos tomen la iniciativa y que omitan sus opiniones
e inhiban sus deseos.
Los estereotipos de género siguen todavía vigentes entre las y los
adolescentes en el ámbito de las relaciones interpersonales y de pareja.
Los episodios de violencia de género tienen su origen en el intento
por parte de los hombres de controlar el comportamiento de las
mujeres.
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Estereotipos sobre los roles de chicas y chicos en las relaciones de pareja
Expectativas estereotipadas de los chicos
nn Ser quien tome las decisiones en la pareja.
nn Dominar la relación.
nn Controlar las actividades y el comportamiento de la pareja.
nn Proteger a la pareja.
Expectativas estereotipadas de las chicas
nn Ser responsables del funcionamiento de la pareja y de sus posibles problemas.
nn Renunciar a sus deseos o intereses en favor de su pareja.
nn Adoptar una posición subordinada.
nn Aceptar que los celos son una expresión del amor.
nn Aceptar y justificar las respuestas violentas de su pareja.
Aunque las conductas sexuales se han liberalizado enormemente, se mantienen algunas
ideas tradicionales a la hora de enjuiciar la libertad sexual masculina y femenina:
Estereotipos/mitos de género en la adolescencia relacionados con la sexualidad
a) Un significado diferente de la sexualidad para chicas y chicos
Para los chicos la sexualidad no es sólo una necesidad fisiológica, sino un mandato o
exigencia social a través del cual se manifiesta su madurez, por ello la sexualidad debe
hacerse pública. La sexualidad es un atributo positivo, de modo que el prestigio social
de los chicos aumenta cuanto mayor número de relaciones sexuales tengan.
A las mujeres se les insta a no hacer manifiesta su sexualidad, que se convierte en un
atributo negativo cuando la misma se canaliza al margen de relaciones estables de
pareja.
b) La asignación a los chicos del rol activo en el cortejo
Está bastante asentada entre las chicas y los chicos la idea de que les corresponde a
ellos adoptar la iniciativa en el ritual del cortejo, debiendo asumir las chicas un rol pasivo.
c) Una lectura diferente de la promiscuidad
En los chicos la promiscuidad se vincula al éxito (los chicos que ligan mucho son
percibidos como triunfadores y ven aumentar su prestigio), de ahí que “necesiten”
alardear de sus conquistas.
Las chicas que ligan mucho son consideradas “fáciles”, perdiendo prestigio, dado que
“su conquista” deja de tener mérito para los chicos. Ello les obliga a ser cautas al hablar
de su sexualidad.
d) Una distinta interpretación de la infidelidad
La infidelidad es una conducta mayoritariamente “justificada” en el caso de los hombres y
duramente reprochada en el caso de las mujeres: puesto que los chicos no pueden evitar
caer en la tentación, la culpa siempre es de la chica, que provoca o incita al chico con pareja.
Mientras la infidelidad masculina se considera una conducta natural, instintiva, no
premeditada (los hombres tienen necesidades sexuales que no pueden refrenar),
en las mujeres supone traicionar la confianza de la pareja y un acto premeditado y
malintencionado.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 13
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La persistencia de estereotipos de género entre adolescentes y jóvenes se aprecia también
en las cualidades que más aprecian en hombres y mujeres. Las cualidades masculinas más
valoradas se relacionan principalmente con el poder y la fuerza, como son el valor, la firmeza,
la autosuficiencia o la competitividad, mientras que las femeninas son la sensibilidad, la
sumisión, la capacidad de perdón, la comprensión, generosidad, pasividad, debilidad y
dependencia afectiva. Estas cualidades, consideradas más propias de las mujeres, anticipan
una futura dedicación como cuidadoras, una necesidad de amparo y una falta de seguridad
o autoestima que incrementan el riesgo de sufrir violencia de género.
Estas formas de sexismo siguen contando con una elevada aceptación entre las y los
adolescentes. Muchos chicos siguen percibiendo a las mujeres como seres débiles e
inferiores y considerando que son insustituibles en el hogar, mientras que muchas chicas
consideran justificadas las actitudes de control y dominio del hombre o no perciben como
maltrato conductas de control, aislamiento social, celos patológicos, coerción sexual, etc.
3.2. El recurso a la violencia como forma de resoluci ón de conflictos
Vivimos en una sociedad que banaliza la violencia y sus consecuencias. Chicas y chicos
ven constantemente en películas, series de televisión, videojuegos o en los llamados
programas del corazón, insultos, amenazas, peleas, agresiones y muertes, lo que hace
que se conviertan en conductas naturales para resolver los conflictos existentes con
otras personas.
Pero también las personas adultas, en particular las madres y los padres, promueven el
uso de la violencia, al transmitir a sus hijas e hijos la idea de que el uso de la violencia es
un recurso legítimo y útil para hacer frente a los conflictos que puedan presentárseles a
lo largo de su vida.
Por ello no debe resultarnos extraño que un porcentaje importante de chicos adolescentes
(y en menor medida de chicas) consideren que es correcto o está justificado adoptar
conductas que implican violencia, como amenazar a los demás para demostrarles quién
manda o pegar a alguien que le ha ofendido o que le ha quitado algo que le pertenece.
Evite reforzar es sus hijos los estereotipos que muestran a los
hombres como seres fuertes y a las mujeres como seres sensibles
necesitadas de protección.
Aproximadamente cuatro de cada diez chicos y dos de cada diez chicas
afirman haber escuchado a menudo o muchas veces de parte de los
adultos de su entorno la expresión “Si alguien te pega, pégale tu”.
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la
violencia de género (2014). Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 14
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Habitualmente se asocia la violencia de género con las agresiones físicas, sin embargo,
la violencia sobre la mujer adopta diferentes formas y expresiones, algunas de ellas tanto
o más dañinas que el propio maltrato físico. Por este motivo la Ley Orgánica 1/2004, de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género incluye en la definición de
violencia de género: “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino
que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico
para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria
de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
Tanto la violencia física como lo que se denomina “violencia simbólica” (aquella que se
ejerce de forma indirecta y sin recurrir al maltrato físico, lo que provoca que las personas
que la sufren no sean conscientes de su condición de víctimas) son utilizadas por algunos
hombres para mantener una posición de poder o dominio frente a las mujeres.
Distintas categorías o formas de violencia de género
4 DISTINTAS FORMAS DE EJERCER VIOLENCIA DE GÉNERO
Emocional
Física Sexual
De control Económica
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 15
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Violencia psicológica de control
Es una forma de violencia centrada en el aislamiento social de la pareja y en el control de
prácticamente todos los aspectos de su vida (decirle qué puede y qué no puede hacer),
que busca reforzar el dominio sobre la pareja y hacerla totalmente dependiente. Suele
traducirse en la adopción por parte de los hombres de una serie de actitudes y conductas
hacia la pareja consistentes en:
nn Saber todo lo que hace.
nn Controlar los horarios de la pareja.
nn Querer saber dónde está en cada momento y con qué personas.
nn Decirle qué puede hacer y qué no puede hacer.
nn Controlar su forma de vestir.
nn Impedirle que vea a sus amigas o amigos.
nn Evitar que se relacione con su familia o parientes.
nn Enfadarse si habla con otro hombre o mujer.
nn Aislar a la pareja y obligarla a que se relacione sólo con él.
nn Acusarle de forma injustificada de infidelidad.
nn Esperar que le pida permiso para ir sola a ciertos lugares.
nn Controlar sus conversaciones y mensajes a través del móvil y las redes sociales
(Ver capítulo 5).
Violencia psicológica emocional
Es toda conducta intencionada y prolongada en el tiempo que atenta contra la integridad
física y emocional de la mujer y su dignidad personal, que le produce desvalorización o
sufrimiento. Esta forma de violencia busca imponer a la mujer una serie de pautas de
comportamiento, restringiendo su libertad y haciéndole responsable o culpable de las
conductas violentas del hombre. Suele expresarse mediante:
nn Descalificaciones (criticar todo lo que hace o dice, hacer comentarios despectivos
sobre la pareja o las mujeres en general).
nn Humillaciones, vejaciones o menosprecio delante de otras personas.
nn Hacer pública su intimidad o difundir datos personales a través de las redes sociales.
nn Socavar la autoestima de la pareja.
La violencia de control está muy extendida: una de cada cuatro
mujeres de 16 o más años la ha sufrido a manos de su pareja
o ex pareja masculina a lo largo de su vida (cerca de cinco millones
de mujeres en España).
FUENTE: Macroencuesta violencia contra la mujer 2015. Avance de resultados.
Mº de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
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nn Amenazas (de abandono, de violencia física o de causar daño a personas importantes
para la pareja).
nn Insultos.
nn Intimidaciones a través de gritos, rotura de objetos o miradas para causar miedo.
nn Manipulación emocional (chantaje emocional para conseguir lo que quiere o hacerle
sentir mal si no hace lo que él quiere).
nn Indiferencia afectiva (ignorar a la pareja, tratarle con indiferencia, dejar de hablarle).
nn Abandono.
Violencia econ ómica
Supone la privación intencionada y no justificada de los recursos que la mujer precisa
para asegurar su bienestar y/o el de sus hijas e hijos, la limitación en la disposición de los
recursos propios de la mujer o compartidos en el ámbito de la pareja o la discriminación
en el acceso a los recursos económicos comunes de la pareja.
La violencia económica se manifiesta en conductas tales como:
nn Impedirle tomar decisiones respecto al destino del dinero.
nn No permitirle trabajar o estudiar fuera del hogar.
nn Limitarle disponer de su propio dinero o de los recursos económicos compartidos
en el ámbito de la pareja.
nn Descalificar a la mujer como administradora del dinero.
Violencia física
Incluye cualquier acto no accidental que implique el uso deliberado de la fuerza que
provoque lesiones, daños físicos o enfermedad en la mujer, o bien que la coloque en un
riesgo grave de padecerla.
Las manifestaciones más frecuentes de la violencia físicas son:
nn Empujones.
nn Tirones de pelo.
nn Bofetadas.
nn Puñetazos.
nn Patadas.
nn Intentos de asfixia.
nn Quemaduras.
nn Arrojar objetos para hacer daño a la persona.
nn Amenazas o agresiones con cuchillos, pistolas u otras armas.
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Violencia sexual
Es cualquier conducta que conlleve un acto de naturaleza sexual realizado sin el
consentimiento de la mujer, incluyendo la exhibición, observación o imposición (mediante
violencia, intimidación o manipulación emocional) de relaciones sexuales por la persona
que tiene una relación conyugal, de pareja o afectiva con la mujer que sufre esta situación.
La violencia sexual puede manifestarse de diferentes maneras:
nn Obligar a la mujer a mantener relaciones sexuales cuando no quiere.
nn Obligar a realizar alguna práctica de tipo sexual no deseada o que le resulta
degradante o humillante a la mujer.
nn Ignorar los deseos de la mujer.
nn Acceder a mantener relaciones sexuales sin desearlo por miedo a las consecuencias
que podrían derivarse de su negativa.
nn Tratar de obligar a la mujer a mantener relaciones sexuales contra su voluntad
recurriendo a la fuerza física.
nn Gestos y comentarios obscenos.
RECUERDE:
Muchas mujeres que sufren violencia de control o emocional no se
perciben como víctimas de la violencia de género, a pesar del grave
deterioro de su salud y bienestar y los problemas de aislamiento
social que padecen.
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La generalización del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (Internet,
teléfonos móviles, redes sociales, etc.) ha modificado nuestra forma de comunicarnos, de
intercambiar información y de relacionarnos con los demás, unos cambios que también
afectan a las relaciones de pareja. Si bien son muchas las ventajas y oportunidades que
ofrecen estas tecnologías, su uso propicia nuevas formas de violencia de género.
Formas de violencia de género basadas en las nuevas tecnologías
Estas tecnologías incrementan la capacidad de control sobre la pareja, posibilitan nuevas
formas de acoso y maltrato, incrementan el daño o los efectos negativos para la víctima
(las amenazas o imágenes difundidas llegan a un gran número de personas y permanecen
durante muchos años disponibles en Internet) y dificultan la ruptura de la relación entre el
acosador y la víctima, que puede verse forzada a recibir mensajes sin desearlo.
Las mujeres jóvenes son más vulnerables al daño del ciberacoso por la desigual
consideración y valoración social que tienen los comportamientos y las imágenes de las
mujeres en la relación de pareja.
EL USO DE INTERNET Y LAS REDES SOCIALES COMO
VÍAS PARA EJERCER LA VIOLENCIA DE GÉNERO 5
Suplantación de la identidad de otra persona en las redes sociales (uso
fraudulento de contraseñas de otra persona para acceder a datos personales
y difundir imágenes o comentarios vejatorios como si fueran realizados por la
persona suplantada).
Grooming (abuso sexual de menores llevado a cabo por adultos,
coaccionando con información e imágenes de contenido sexual
obtenidas a través de Internet).
Sexting (difusión de fotos o vídeos de contenido sexual o erótico a
través del móvil o Internet).
Ciberacoso (insultos, burlas, vejaciones, humillaciones, amenazas, chantajes,
difusión de informaciones, fotografías y vídeos con contenidos lesivos o
difamatorios, etc.).
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 19
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El intercambio de contenidos personales con la pareja (en especial de tipo erótico o sexual)
es erróneamente presentado como una muestra de confianza con la pareja (“una prueba de
amor”), que propicia conductas como el sexting. Muchas fotos y vídeos de contenido sexual
que circulan a través de Internet son difundidas como una forma de presión, venganza o
despecho, tras la ruptura del noviazgo o la relación afectiva o de pareja.
El ciberacoso, como forma de ejercer violencia de género, incluye diferentes comportamientos
por parte del acosador hacia la víctima:
nn Amenazas.
nn Acusaciones falsas.
nn Envío de mensajes vejatorios.
nn El robo de contraseñas para acceder a la información personal de la víctima.
nn Suplantación de la identidad de la víctima para dañar su imagen.
nn El uso de identidades falsas por parte del acosador para actuar desde el anonimato.
nn Vigilancia de las actividades de la víctima.
nn La presión permanente para que la víctima atienda las demandas del acosador.
nn Revelación de datos íntimos.
nn Uso de información privada para chantajear a la víctima.
Existen una serie de rasgos característicos del ciberacoso cuando se asocia a la violencia
de género:
a) El recurso de Internet y las redes sociales por parte del acosador como forma de
entrar en contacto con la víctima, después de que se ha perdido el contacto físico.
b) El desarrollo por parte del acosador de una estrategia basada en el chantaje
emocional hacia la víctima, destinada a lograr que ésta reconsidere su decisión
de romper con el acosador y acceda a mantener una relación directa. El acosador
trata de mostrar que la decisión de la víctima de romper la relación de pareja ha
tenido efectos muy negativos en su vida, haciendo que la víctima se sienta culpable
de la situación y decida reconsiderar el fin de la relación sentimental.
c) El uso de Internet para lanzar insultos y amenazas hacia la víctima. Estas amenazas
son percibidas como muy reales por las víctimas del ciberacoso, puesto que la
relación de pareja previa permite que el acosador conozca los lugares frecuentados
por la víctima, acentuando el temor al contacto físico con el acosador.
d) El uso de Internet como forma de dañar o deteriorar la imagen social de la víctima,
puesto que permite atacar su reputación mediante el envío de falsas acusaciones,
información privada, imágenes denigrantes o comprometedoras, etc. a un número
ilimitado de personas, entre las que se incluyen las amistades de la víctima.
El ciberacoso no solo provoca daños psicológicos y emocionales en las víctimas (depresión,
miedo, ansiedad, asilamiento social), sino desigualdad y exclusión social. Una consecuencia
habitual del ciberacoso es la exclusión digital de las víctimas, que ven limitadas sus
posibilidades de usar Internet y las redes sociales de manera libre y autónoma.
Ayude a sus hijas e hijos a utilizar con inteligencia las tecnologías de la
información y a preservar su seguridad, evitando subir o compartir contenidos
personales sensibles o que puedan ser utilizados de forma maliciosa.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 20
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En los últimos años ha crecido de forma importante la violencia de género ejercida a
través de las tecnologías de la información y la comunicación, como lo confirma el hecho
de que casi una de cada diez chicas haya recibido mensajes a través de Internet o el móvil
con insultos, amenazas u ofensas. Los contenidos más habituales de estos mensajes
tenían por finalidad insultar a sus destinatarias (61,7% de las chicas ha recibido este tipo
de contenidos alguna vez), ridiculizarlas (39,2%), provocarles miedo (36,5%), amenazarlas
para que hicieran cosas que no deseaban hacer (20,5%) y difundir imágenes suyas
comprometidas o de carácter sexual sin su permiso (10,9%).
Las respuestas más frecuentemente adoptadas por las chicas que reciben mensajes
de violencia de género son contárselo a una amiga, decírselo a un amigo, solicitar a la
persona que enviaba los mensajes que dejara de hacerlo, desconectarse, bloquear los
mensajes y llamadas. Sólo el 39,4% de las chicas lo comentaron con su madre y un 23,2%
con su padre (Figura 1).
Por este motivo es importante que comente con sus hijas que si en cualquier momento
recibe algún tipo de mensaje de esta naturaleza (no importa cuál sea su contenido o las
imágenes que incluya) no deben dudar en decírselo. Hágales saber que todos podemos
cometer errores, pero que ello no puede justificar en ningún caso el daño o el sufrimiento
que esta forma de violencia puede provocarles.
Figura 1.
Acciones adoptadas por las chicas ante los mensajes de violencia de género
recibidos a través de Internet o el móvil, 12 a 24 años (%).
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 21
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Diversas investigaciones realizadas para conocer la evolución de la violencia de género en
la pareja coinciden en señalar la existencia de una serie de elementos comunes:
1) La violencia suele aparecer en las primeras fases de la relación de pareja, en
forma de abuso emocional y de control coercitivo (violencia psicológica de
control y emocional). En esta fase el agresor coacciona a la víctima para que
realice acciones que no desea, obligándole a romper los vínculos familiares
y sociales que tenía antes de iniciar la relación y lesionando gravemente su
autoestima cuando no accede a sus deseos. La víctima intenta acomodarse
a estos deseos para evitar las agresiones, que suelen hacerse cada vez más
graves y frecuentes.
2) Existe un fuerte vínculo afectivo entre el agresor y la víctima. La mayoría de
los agresores combina la conducta violenta con otros comportamientos con
los que trata de convencer a la víctima de que la violencia no va a repetirse
(petición de perdón, promesas de cambio, alguna muestra de afecto, etc.). En
las primeras fases de la violencia, la víctima suele permanecer con el agresor
por la existencia del vínculo afectivo con el mismo y por la ilusión de que la
violencia no va a repetirse.
3) Cuando el vínculo afectivo no es suficiente para retener a la víctima aparecen
las amenazas. En las fases más avanzadas, el agresor amenaza a la víctima con
agresiones muy graves si llega a abandonarlo, que pueden hacerse extensivas a la
seguridad de las hijas e hijos o de otros familiares.
Aunque el hecho de que una mujer sufra violencia de control o emocional no supone
necesariamente que vaya a ser objeto de violencia física o sexual (son mucho más
numerosas las mujeres que han sufrido violencia psicológica que física o sexual), es
frecuente que se produzca una progresión o efecto escalada en el tipo de violencia que
ejercen los agresores sobre sus víctimas.
6 LA PROGRESIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Muchas de las víctimas de violencia de género que acuden a los
servicios de asistencia para solicitar ayuda señalan que el maltrato
comenzó a producirse durante el noviazgo o en las primeras fases del
matrimonio o la vida en pareja.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 22
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Rara vez la violencia física o sexual es el primer recurso que utilizan los agresores
para demostrar el poder o dominio sobre la pareja, siendo habitual que la violencia de
género adopte en sus fases iniciales la forma de violencia de control, evolucionando
progresivamente hacia la violencia emocional, física y/o sexual. Así pues, generalmente la
violencia de género evoluciona desde formas de menor a mayor intensidad.
La violencia avanza de forma gradual, manifestándose al inicio de la relación a través
de una serie de conductas de tipo coercitivo y abusivo, que incluyen la manipulación, el
aislamiento, la intimidación o las amenazas. El propósito de estas conductas no es otro
que el de establecer y mantener control sobre la otra persona y sobre la relación. Por ello,
cuando aparece el abuso o el maltrato físico, ya se ha establecido un patrón de abuso
psicológico, económico y/o sexual.
La progresión en las distintas formas de violencia de género
La existencia de cualquier síntoma que indique la presencia de violencia de control implica
un alto riesgo de que la mujer pueda sufrir en el futuro violencia emocional, física y/o sexual
por parte de su pareja. Por ello es muy importante actuar ante las primeras expresiones o
formas de violencia, a fin de evitar mayores riesgos y daños para las mujeres.
CORTEMOS POR LO SANO:
La presencia de algún episodio de violencia psicológica en los
primeros meses de la relación de pareja es un claro predictor
de episodios futuros de maltrato físico.
ANÍME A SUS HIJAS A ROMPER LA RELACIÓN CON SU PAREJA
ANTE CUALQUIER SÍNTOMA O MANIFESTACIÓN DE VIOLENCIA
DE CONTROL O EMOCIONAL
Violencia
física y/o
sexual
Violencia
emocional
Violencia
de control y/o
económica
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 23
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Los mitos sobre la violencia de género son falsas creencias que mantienen muchas
personas acerca de este fenómeno, que sirven para seguir perpetuando las desigualdades
de género, minimizar, negar u ocultar la violencia contra las mujeres y obstaculizar una
adecuada respuesta al problema. A continuación, se enumeran los principales mitos
existentes acerca de la violencia de género, así como las evidencias científicas que
ayudan a comprobar su falsedad.
7 MITOS Y REALIDADES SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
La violencia de género está rodeada de falsos mitos que la justifican
y que favorecen la tolerancia social ante la misma, propiciando
sentimientos de culpa en las mujeres que la sufren.
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A. Mitos sobre el car ácter marginal o residual de la violencia de género
Son aquellas creencias que presentan la violencia de género como un fenómeno aislado,
que afecta sólo a personas en las que concurren ciertas circunstancias excepcionales,
cuando en realidad se trata de un problema social universal. En la medida que se vincula
la violencia contra la mujer y la marginalidad el mito hace que la preocupación de la
ciudadanía por el problema se reduzca notablemente:
EL MITO LA REALIDAD
La violencia de género
sólo se produce en
países subdesarrollados.
nn La violencia de género es universal, ocurre en países
de todo el mundo, con independencia de su situación
económica, nivel de desarrollo, régimen político o
religión.
nn Una encuesta realizada en 2014 en la Unión Europea
evidenció que 13 millones de mujeres en la UE
experimentaron violencia física en el último año y 3,5
millones violencia sexual.
La violencia de
género sólo tiene
lugar en familias
desestructuradas o
con escasos recursos
económicos.
nn La violencia de género es estructural y se da en
personas de todos los grupos sociales, étnicos,
culturales, de cualquier edad, nivel de ingresos,
estudios u ocupación. Ni los maltratadores ni las
mujeres maltratadas corresponden a ningún perfil
concreto.
nn Algunos maltratadores y algunas víctimas disponen
de una elevada cualificación profesional, altos
ingresos y estudios universitarios.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 25
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B. Mitos sobre los maltratadores
Estas creencias sitúan el origen de la violencia de género en ciertas características o
factores personales de los maltratadores que les llevarían a actuar de modo violento y
que, de algún modo, los exoneran de culpa.
EL MITO LA REALIDAD
Los hombres que maltratan
a su pareja (o ex pareja)
han sido, a su vez,
personas maltratadas por
sus padres o han sido
testigos de maltrato en su
familia de origen.
nn Haber crecido en un ambiente hostil, donde
los conflictos se resuelven mediante el uso
de la violencia, puede llevar a los menores a
interiorizar esos comportamientos, a considerarlos
“normales” y a desarrollar con el tiempo relaciones
afectivas insanas con la pareja. Sin embargo,
aunque en algunos agresores pueden darse
estos antecedentes, no todos los niños que
presencian o sufren malos tratos se convierten en
maltratadores cuando se hacen adultos.
Los hombres que maltratan
a su pareja (o ex pareja)
son enfermos mentales.
nn Sólo a un reducido porcentaje de maltratadores se
les diagnostica algún problema mental. De hecho,
los trastornos mentales entre los maltratadores
son similares a los existentes en la población
general.
Los hombres que maltratan
a su pareja (o ex pareja)
consumen/abusan del
alcohol u otras drogas.
nn El alcohol y las otras drogas no hacen que las
personas no violentas se vuelvan violentas. Estas
sustancias pueden actuar como facilitadores de
la violencia al reducir las inhibiciones y alterar la
capacidad de juicio, pero no son la causa de las
mismas.
nn Ni todos los alcohólicos o drogodependientes son
violentos ni todos los violentos son alcohólicos o
drogodependientes.
La violencia de género tiene
su origen en los celos.
nn Los celos no son causa de la violencia, sino la
expresión de la voluntad de los maltratadores de
controlar a su pareja.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 26
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C. Mitos sobre las mujeres maltratadas
Estos mitos desplazan la culpa de la violencia sobre las víctimas, responsabilizado a las
mujeres de lo que les sucede, bien sea porque algunas de sus características supuestamente
actúan como un polo de atracción de la violencia o porque se argumenta que consienten
o “piden” esa violencia. De este modo se refuerza el control sobre la conducta de las
víctimas, que tienden a pensar que si no hubieran adoptado una determinada conducta,
habrían podido evitar la violencia.
EL MITO LA REALIDAD
Las mujeres con unas
ciertas características de
personalidad tienen más
probabilidades de ser
maltratadas.
nn Las mujeres maltratadas no responden a ningún
perfil concreto, existiendo víctimas de todas las
edades, al margen de su educación, ingresos o
posición social.
nn Los estudios confirman que la violencia
psicológica afecta a un elevado porcentaje de
jóvenes universitarias.
Si las mujeres que padecen
violencia de género no
abandonan esa relación por
algo será, quizás les gusta
(mito del masoquismo).
nn Las mujeres que sufren violencia padecen graves
secuelas en su salud física y mental y a nivel
social, que precisamente les impiden tomar la
decisión de abandonar al agresor.
nn Hay muchos motivos por los que las mujeres
soportan el maltrato durante años, relacionados
con su estado emocional (baja autoestima,
depresión, miedo, incapacidad, dependencia
emocional del agresor), la falta de apoyo familiar y
social, la dependencia económica del agresor, etc.
nn El miedo a la reacción del agresor es un factor
paralizante, puesto que el momento en que las
mujeres deciden terminar la relación es cuando
se producen las amenazas más graves (“si me
dejas te mato” o “me llevo por delante a los niños”)
y los intentos de asesinato, puesto que muchos
agresores no aceptan la pérdida de control sobre
su pareja.
En caso de tener hijas/
os es mejor mantener la
relación.
nn Las hijas e hijos de las mujeres que sufren
violencia de género son víctimas de la misma:
ser testigo o sufrir directamente agresiones, les
provoca graves secuelas psicológicas y físicas y
dificultades en su desarrollo social.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 27
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D. Mitos sobre la importancia del problema
Restan importancia al problema con argumentos que enfatizan el carácter puntual de las
reacciones violentas, banalizando ciertas formas de maltrato (como la violencia psicológica)
o destacando que las conductas violentas son comunes en mujeres y hombres.
EL MITO LA REALIDAD
La violencia de género es
un fenómeno puntual, muy
localizado.
nn Los estudios promovidos por distintas
organizaciones internacionales confirman la
importante extensión de la violencia de género.
Naciones Unidas destaca que la forma más común
de violencia experimentada por las mujeres en
todo el mundo es la violencia dentro de la pareja.
La violencia psicológica no
es tan grave como la física.
nn La violencia psicológica o emocional causa tanto
daño a la salud física y mental de la víctima como
la violencia física y puede, además, ser precursora
de otras formas de violencia.
Las mujeres y los hombres
son violentas/os por igual
(el mito de la violencia de
género como un combate
mutuo).
nn Aunque las mujeres pueden agredir a sus parejas
masculinas y se dan actos violentos en parejas del
mismo sexo, la violencia de pareja es soportada
en una proporción abrumadora por mujeres e
infringida por hombres.
nn A diferencia de otras formas de violencia, la
violencia de género se ejerce por el mero hecho
de ser mujer.
La violencia es un asunto
privado, en el que no deben
intervenir actores externos.
nn Es una vulneración de los derechos humanos y un
delito, por lo que las instituciones y la sociedad
civil están legitimadas para intervenir.
COMBATIR LOS FALSOS MITOS SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
ES UNA TAREA DE TODAS Y TODOS
La persistencia de estos mitos contribuye a:
nn Reducir la alarma o preocupación de la sociedad frente al fenómeno.
nn Minimizar su importancia.
nn Presentar la violencia de género como un fenómeno externo, que
le ocurre o le puede suceder a “otras personas”, habitualmente
vinculadas a situaciones de pobreza o exclusión.
nn Reducir el apoyo familiar y social a las víctimas.
nn Limitar la responsabilidad de los agresores, aportando atenuantes
o justificaciones para su comportamiento violento.
nn Desnaturalizar a las víctimas, haciendo que pierdan la condición de
tales (puesto que podrían haber evitado el maltrato, probablemente
lo provocaron y consciente o inconscientemente lo deseaban).
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 28
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Del conjunto de datos y análisis expuestos hasta el momento resulta evidente que la
violencia de género se relaciona con el mantenimiento de las desigualdades entre mujeres
y hombres. Esta desigualdad se hace visible en los distintos roles e identidades asignadas
a mujeres y hombres y en los múltiples estereotipos sexistas o machistas de la población,
incluidos adolescentes y jóvenes.
Por ello, del mismo modo que desde que nacemos se nos inculcan modelos sexistas de
relación entre mujeres y hombres, también es posible educar en la igualdad. Conviene
tener presente que un fenómeno como la violencia de género, con profundas raíces
culturales y sociales, no tiene una respuesta sencilla ni rápida. La solución pasa por un
completo cambio social, por modificar los discursos sociales, las actitudes hacia el papel
que mujeres y hombres deben jugar en la sociedad y por cambiar la forma de relacionarse
entre los sexos, lo que implica realizar esfuerzos en el campo de la educación.
Aunque lentos, son innegables los progresos logrados en las últimas décadas en la mejora
de las condiciones de igualdad entre mujeres y hombres, lo que confirma la idea de que es
posible modificar la realidad. Pensemos que, hasta no hace muchos años, las mujeres no
podían trabajar fuera del hogar o montar un negocio sin el permiso del marido o del padre,
que las muertes por violencia de género eran descritas en los medios de comunicación
como “crímenes pasionales” (lo que implícitamente suponía que los hombres mataban
a sus parejas por amor), que las mujeres eran disuadidas de denunciar el maltrato con
invocaciones a la necesidad de preservar la unidad familiar o que no existía ningún
servicio de apoyo o asistencia a las víctimas de la violencia de género. Por no hablar de
la complicidad de una sociedad que prefería mirar hacia otro lado, en lugar de denunciar
esta forma de violencia.
La educación es la principal herramienta que tenemos para introducir cambios sociales.
Desde que nacemos participamos en un proceso de socialización a través del cual
aprendemos a ser miembros de la sociedad, interiorizamos normas, costumbres, creencias
y valores que nos permiten relacionarnos con los demás. Un proceso que da comienzo en
la familia, donde de forma intuitiva y sobre la base de la observación de las conductas de
nuestras madres y padres aprendemos lo que es aceptable y no aceptable, y que continúa
más adelante en otros espacios de socialización como la escuela o el grupo de amigos/as.
Pese a los cambios registrados en la organización y el funcionamiento familiar, su influencia
sigue siendo clave en la socialización de hijas e hijos. Esto se debe a que la familia es
el primer espacio de socialización y en los primeros años de la vida tenemos una gran
capacidad de absorber todo lo que vemos y oímos en nuestro entorno y también porque
estos aprendizajes tienen lugar en un ambiente afectivo. La influencia de la familia es
determinante a la hora de configurar las actitudes, los valores y las expectativas vitales
que formarán parte de nuestra personalidad a medida que nos hacemos personas adultas.
¿QUÉ PUEDEN HACER LAS MADRES Y LOS PADRES
PARA CONTRIBUIR A ERRADICAR LA VIOLENCIA
DE GÉNERO? 8
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 29
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La familia no es sólo relevante para prevenir la violencia de género, sino también para
actuar frente a las situaciones de maltrato cuando éstas se producen, no en vano las
madres y los padres, por este orden, son las figuras adultas a las que preferentemente
las adolescentes y jóvenes pedirían ayuda en el caso de vivir una situación de maltrato
dentro de su pareja.
Figura 2.
Qué harían ellas si vivieran una situación de maltrato con su pareja.
Estudiantes de enseñanzas no universitarias de 14 a 24 años (%)
FUENTE: Igualdad y Prevención de la Violencia de Género en la Adolescencia (Díaz Aguado et al, 2011). Ministerio de
Sanidad, Política Social e Igualdad.
El papel de las madres y los padres en la prevención de la violencia de género
Atendiendo a los factores claves que están en el origen de la violencia de género, el
trabajo educativo de las madres y los padres debe orientarse a:
La infancia y la adolescencia son etapas claves en el aprendizaje.
Los mensajes recibidos de nuestras madres y padres y los
comportamientos observados en ellas/os determinan, en gran medida,
que nuestras actitudes están más próximas a la igualdad o al sexismo.
Favorecer un modelo de relaciones de género igualitario entre sus hijas e hijos
Promover una educación afectiva/sexual de sus hijas e hijos basada en el respeto,
la independencia, la autonomía y la libertad personal
Fomentar el diálogo, la negociación y el respeto a las posiciones de las y los demás
como forma de resolver los conflictos
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 30
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8.1. Favorecer un modelo de relaciones iguali tario entre
sus hijas e hijos
Las madres y padres deben esforzarse por facilitar una educación no sexista a sus hijas
e hijos, para lo cual le sugerimos que:
1) Refuerce permanentemente la idea de que mujeres y hombres somos iguales en
derechos y obligaciones:
nn Sus hijas e hijos deben tener las mismas oportunidades para estudiar, practicar
deporte, viajar, realizar actividades de ocio, etc.
nn Sus hijas e hijos deben tener las mismas obligaciones y responsabilidades en
los trabajos del hogar (arreglar su habitación, limpiar la casa, recoger la cocina,
ir a la compra, etc.).
nn Sus hijas e hijos deben tener las mismas responsabilidades en relación al cuidado
de las personas menores o dependientes de la familia (cuidar de los/as hermanos/
as menores o visitar a los/as abuelos/as es responsabilidad de ambos).
nn Las normas deben ser iguales para chicas y chicos (desde los horarios de
descanso, hasta los de regreso a casa cuando salgan con sus amistades).
2) Construya un hogar corresponsable.
3) Destaque el hecho de que mujeres y hombres son capaces de realizar todo tipo de
actividades.
4) Evite realizar comentarios sexistas.
5) Evite realizar generalizaciones sobre las capacidades y atributos de mujeres y
hombres.
nn Hay mujeres y hombres inteligentes y torpes, hábiles e inhábiles para hacer
determinadas tareas, capaces e incapaces para ocupar determinados puestos, etc.
6) Defienda la presencia de mujeres y hombres en condiciones de igualdad en
distintos ámbitos de la vida económica y social.
7) Mantenga una actitud crítica con los mensajes sexistas que emitan los medios de
comunicación o que aparezcan en la publicidad o las películas o series.
8) Haga un pacto con sus hijas e hijos: comprométase a ser una familia que defiende
la igualdad.
La adolescencia es una etapa crítica en la prevención de la violencia
de género, puesto que en ella se inician las primeras relaciones de
pareja y se define, en buena parte, la identidad respecto a dichas
relaciones. Las investigaciones confirman, además, que la violencia
en la pareja comienza, generalmente, en las primeras relaciones
sentimentales durante la adolescencia y que estos patrones violentos
de comportamiento se mantienen en la etapa adulta.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 31
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9) Evite reproducir o reforzar estereotipos sexistas entre sus hijas e hijos:
nn Enseñe a sus hijas e hijos que es positivo aprender a expresar los sentimientos y
emociones, que precisamente son lo que nos caracteriza como seres humanos.
nn Enseñe a su prole que preocuparse por los demás y ayudar a las personas que
nos rodean es un valor que todas y todos debemos compartir.
nn Destierre la idea de que los hombres son fuertes y las mujeres débiles.
nn Evite reforzar la idea de que las mujeres tienen mayor capacidad de sacrificio
que los hombres.
nn Procure que tanto sus hijas como sus hijos sean personas independientes,
autónomas, capaces de hacer frente a los retos que les surjan a lo largo de su vida.
nn Enseñe a sus hijas e hijos a realizar tareas básicas (cocinar, poner una lavadora,
planchar, hacer la compra, etc.) que les resultaran imprescindibles en su vida
adulta.
nn No realice comentarios lesivos o vejatorios sobre las mujeres.
nn No haga comentarios que indiquen la necesidad de que los hombres deben
cuidar y proteger a las mujeres, como si ellas no pudieran hacerlo por sí mismas.
nn No reste valor a los logros conseguidos por las mujeres (casi con seguridad
hayan tenido que superar muchos más obstáculos que los hombres).
10) Elimine expresiones del tipo:
nn “Pobre mujer, que va a hacer ahora que se ha separado”.
nn “Lo normal es que sean las mujeres las que cuiden de los niños y las personas
mayores”.
nn “Qué habrá hecho esa para que le hayan nombrado…”.
nn “Ya sabes que los temas de casa son cosas de tu madre”.
nn “Un hombre no puede dejar que le quiten lo que es suyo”.
nn “Quien bien te quiere te hará llorar”.
nn “Para tener una buena relación de pareja conviene que el hombre sea superior
a la mujer”.
nn “Las mujeres deben evitar llevar la contraria al hombre al que quieren”.
nn “Los celos son una expresión del amor”.
11) Evite presionar a sus hijas e hijos para que tengan pareja.
Tradicionalmente se ha dado una gran importancia al hecho de tener pareja. Chicas
y chicos de todas las generaciones han escuchado de sus madres y padres o de
otras personas de su entorno la consabida frase de “¿te has echado ya novio/a?”.
Esta presión social para establecer una relación de pareja, en ocasiones cuando
sus hijas e hijos no han hecho explícita aún su orientación sexual, responde a una
cuestión ideológica. Además, tiene un significado y una relevancia distinta en el
caso de las chicas que en el de los chicos, evidenciando las desigualdades de
género en el proceso educativo que se desarrolla dentro de las familias. Para la
familia el que su hija tenga pareja es un factor que les da seguridad (tiene un chico
que la proteja), mientras que en el caso de los hijos produce tranquilidad (tiene una
chica que le cuida y que le ayudará a estar centrado).
Recuerde que tener o no pareja es una opción personal, que debe respetar.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 32
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8.2. Promover la educaci ón afec tiva /sexual de sus hijas e hijos
A la mayoría de las madres y los padres no les resulta sencillo abordar la educación afectiva/
sexual de sus hijas e hijos, fundamentalmente porque ellas/os mismas/os no la recibieron
cuando eran adolescentes o jóvenes. Sin embargo, la afectividad y la sexualidad son aspectos
centrales de nuestra vida, de los que en gran medida depende nuestra felicidad y bienestar.
En la adolescencia suelen desarrollarse los primeros noviazgos y/o enamoramientos, se
intensifica el deseo sexual y se mantienen las primeras relaciones sexuales. Se trata de
experiencias nuevas sobre las que las y los adolescentes tienen una visión idealizada.
El deseo o la atracción sexual y la intimidad con la persona amada son los dos componentes
básicos del amor. Chicas y chicos desean estar junto a esa persona, besarse, abrazarse,
tener relaciones sexuales, mientras que poco a poco van estableciendo una conexión
especial, un grado de intimidad y confianza que les lleva a compartir sentimientos,
vivencias, ideas y sueños. Es sobre estos elementos (el deseo y la intimidad) a partir de
los cuales se establece la relación de pareja, que puede adoptar muchas formas.
A pesar de que chicas y chicos suelen mostrar cierta dosis de autosuficiencia que les lleva
a rechazar de forma sistemática cualquier observación o sugerencia que las madres y
padres puedan hacerles respecto a la sexualidad o las relaciones afectivas (se esfuerzan
en aparentar que lo saben todo y en trasmitir sensación de seguridad), lo cierto es que
habitualmente experimentan confusión, desconcierto, nervios o falta de confianza, cuando
no una profunda tristeza o dolor si no se sienten correspondidos por la otra persona.
Por ello no se trata de “tener una charla con sus hijas o hijos acerca del sexo y el amor”,
sino de abordar estas cuestiones con naturalidad, hablando de ellas en el día a día. Es
importante que sus hijas e hijos identifiquen el deseo sexual como un impulso natural que
puede canalizarse de distintas formas, del mismo modo que es natural sentirse enamorada
o enamorado, dejando claro que ambas experiencias deben desarrollarse libremente.
Debe esforzarse en transmitir a sus hijas e hijos la idea de que aunque la sexualidad es
una dimensión más del ser humano, cada persona es libre de decidir cuándo, cómo y
con quién mantiene relaciones sexuales, no debiendo dejarse presionar o influenciar por
lo que digan o hagan sus amigas o amigos o por los deseos o preferencias de la pareja.
Del mismo modo, iniciar un noviazgo o una relación de pareja debe ser una decisión
voluntaria, que cada persona debe adoptar si realmente se está convencida de ello (el
hecho de que sea habitual tener pareja a cierta edad no significa que sea obligatorio, ni
que necesariamente nos haga sentirnos más felices).
Lamentablemente las y los adolescentes cuando comienzan a tener sus primeras
relaciones de pareja están influenciados por la noción del “amor romántico” dominante en
nuestra sociedad. Una visión idealizada del amor que es la expresión de una ideología de
género soportada en el dominio de los hombres y la sumisión de las mujeres, que legitima
la idea de posesión del otro (“hasta que la muerte los separe”, “amor verdadero”, “media
naranja”, “alma gemela”), y que debe ser rechazada por madres y padres.
La decisión de mantener relaciones sexuales y/o de establecer
y mantener una relación afectiva o de pareja debe adoptarse de
manera libre, rechazando cualquier tipo de presión externa.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 33
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Elementos característicos del amor romántico
FUENTE: FERREIRA, G. (1995). Hombres violentos, mujeres maltratadas.
nn Entrega total a la otra persona.
nn Hacer de la otra persona lo único y fundamental de la existencia.
nn Vivir experiencias muy intensas de felicidad o de sufrimiento.
nn Depender de la otra persona y adaptarse a ella, postergando lo propio.
nn Perdonar y justificar todo en nombre del amor.
nn Consagrarse al bienestar de la otra persona.
nn Estar todo el tiempo con la otra persona.
nn Pensar que es imposible volver a amar con esa intensidad.
nn Sentir que nada vale tanto como esa relación.
nn Desesperar ante la sola idea de que la persona amada se vaya.
nn Pensar todo el tiempo en la otra persona, hasta el punto de no poder trabajar,
estudiar, comer, dormir o prestar atención a otras personas menos importantes.
nn Vivir sólo para el momento del encuentro
nn Prestar atención y vigilar cualquier señal de altibajos en el interés o el amor de
la otra persona.
nn Idealizar a la otra persona no aceptando que pueda tener algún defecto.
nn Sentir que cualquier sacrificio es positivo si se hace por amor a la otra persona.
nn Tener anhelos de ayudar y apoyar a la otra persona sin esperar reciprocidad ni
gratitud.
nn Obtener la más completa comunicación.
nn Lograr la unión más íntima y definitiva.
nn Hacer todo junto a la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos
y apetencias.
nn Sacrificar las propias expectativas.
nn Perder las amistades por las de la pareja.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 34
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En torno a la idea del amor romántico existen distintos mitos o creencias socialmente
aceptadas, a pesar de ser falsos, irracionales e imposibles de cumplir.
Mitos vinculados al amor romántico
De la media naranja: creer que elegimos a la pareja que teníamos de algún modo
predestinada.
Del príncipe azul: esperar a conocer un ser perfecto que no existe que salve a “princesas
indefensas”, cuando en realidad las mujeres son capaces de llevar por sí solas las
riendas de su vida.
Del emparejamiento: creer que la pareja es algo natural y universal y que la monogamia
amorosa está presente en todas las épocas y todas las culturas.
De la fidelidad: creer que todos los deseos pasionales, románticos y eróticos deben
satisfacerse exclusivamente con una única persona, la propia pareja.
De los celos: creer que los celos son un signo de amor y un requisito indispensable del
mismo.
De la omnipotencia: creer que “el amor lo puede todo” y que si hay verdadero amor no
deben influir los obstáculos externos o internos sobre la pareja.
De la pasión eterna o de la perdurabilidad: creer que el amor romántico y pasional de los
primeros meses de una relación puede y debe perdurar tras años de convivencia.
FUENTE: Adaptado de YELA, C. (2003). La otra cara del amor: mitos, paradojas y problemas.
Este modelo romántico del amor, y los mitos asociados al mismo, favorece la aparición y
el mantenimiento de la violencia de género, en particular en las adolescentes y jóvenes,
rehenes de una noción del amor que les lleva a justificar el control ejercido por la pareja
y a tolerar relaciones nocivas y/o violentas. Por ello, es muy importante que las madres y
los padres contribuyan a desmitificar esta idea del amor, a desmontar los mitos en los que
se apoya y a facilitar una visión alternativa del amor, basada en el respeto, la libertad, el
cuidado, la confianza y el reconocimiento de la otra persona.
La noción del amor romántico sigue vigente en muchas adolescentes, que usan expresiones
como “estar en las nubes”, “estar flotando”, “sentir que tienes un alma gemela”, “no poder
vivir sin él” o “estar unidos para siempre” a la hora de definir sus experiencias amorosas y
que asumen con cierta naturalidad que el amor produce dolor. Esta visión del amor es uno
de los más poderosos instrumentos de control del patriarcado.
Existen distintas formas de entender las relaciones afectivas y el
amor, maneras diferentes de relacionarse con la pareja, alejadas de
la sumisión. Por ello es muy importante ayudar a las hijas e hijos a
establecer relaciones de pareja igualitarias desde la adolescencia,
unas relaciones que deben asentarse en la libertad, el respecto, la
igualdad y la confianza.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 35
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El reto que se les plantea a las madres y los padres es el de combatir la idealización del amor
entre sus hijas e hijos adolescentes, ayudándoles a establecer relaciones sentimentales en
condiciones de igualdad, a que aprendan que una relación afectiva o amorosa saludable es
aquella que les permita vivir su propia vida (en vez de sentirse como una continuación de la
otra persona), enriquecerse con nuevas vivencias y relaciones sociales.
Es importante que las madres y los padres trasmitan algunas ideas en torno a las relaciones
a afectivas o amorosas a fin de “reeducar” a sus hijas e hijos en torno al concepto del amor:
1) El amor tiene que ver con el sentimiento de libertad, la complicidad, el apoyo y
respeto mutuo y la libertad.
2) El amor no es posesión, las personas a las que amamos no nos pertenecen.
3) La relación amorosa es cambiante, se construye o destruye en el día a día, adquiere
forma en función de las actitudes, las expectativas y el modo de comportarse de
las personas que forman la pareja.
4) El amor no es eterno, no tiene por qué durar toda la vida, siendo muy frecuente
que los noviazgos o las relaciones de pareja se rompan con el paso del tiempo.
Las relaciones de pareja se basan en una decisión libre de las personas que, en
un momento determinado, deciden compartir distintos aspectos de su vida, no
son ningún contrato blindado. Por ello, cuando uno de los miembros de la pareja
no se siente a gusto con la relación lo mejor es romperla, superando el temor a
sentirse solos.
5) Querer a una persona implica aceptarla tal y como es, con sus defectos y virtudes.
6) El amor respeta la identidad de las personas, sus singularidades, todas esas
cosas o cualidades que precisamente hicieron que nos sintiéramos atraídas/os
por esa persona.
7) El amor se basa en compartir. Nos sentiremos satisfechos en una relación de pareja
en la medida en que nos enriquezca la otra persona, en que seamos capaces de
intercambiar ideas o compartir sentimientos, sin renunciar a nuestro propio ser.
8) El amor es incompatible con la renuncia. Cada miembro de la pareja debe mantener
sus propias amistades, intereses, aficiones, proyectos vitales y su forma de ser
y expresarse.
9) Pretender que nuestra pareja renuncie a su libertad y se ajuste a nuestros deseos
o dictados, tratar de cambiar a la persona a la que amamos o rechazar lo que le
hace sentirse bien, sólo servirá para anular su personalidad, para convertirla en
otra persona distinta de la que nos enamoramos, para empobrecer la relación y
propiciar su ruptura.
10) El amor o las relaciones afectivas deben sumar, aportarnos cosas nuevas, no
anularnos como personas o limitar nuestra vida social.
11) El amor está íntimamente asociado a la libertad, de modo que sin libertad no
puede haber amor. El reto para una relación de pareja sana radica en que sus
miembros actúen libremente, en que ambos estén juntos porque les apetece y se
sienten cómodos con la relación que mantienen.
12) Cuando algún integrante de la pareja siente temor a que la otra persona actúe
con libertad y decida tomar decisiones que les lleven a seguir caminos diferentes,
denota que no confía en la otra persona ni en sus propias cualidades para seducir
a su pareja.
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13) El amor se basa en la independencia. Es normal que nos guste estar con la
persona por la que nos sentimos atraídas/os, del mismo modo que nos apetece
ver a nuestras amistades, pero ello no significa que debamos renunciar a nada.
14) Cuanto más independientes son los miembros de la pareja más rica suele ser la
relación, puesto que tienen más experiencias nuevas que compartir (si estamos
todo el día con la pareja cada vez tendremos menos cosas que contarnos).
15) Si se asume que dos personas están juntas porque quieren (y se quieren) y de
verdad se sienten libres, los celos no tienen cabida en la relación de pareja. Tener
celos no es sinónimo de querer mucho a alguien, más bien es un síntoma de
debilidad, de falta de confianza en la otra persona, una expresión de inseguridad,
miedo y dependencia.
16) No existe ninguna media naranja (recuerde que en el mundo habitan 7.000
millones de personas), sino personas por las cuales en un momento determinado
sentimos atracción y con las que mantenemos cierto grado de compatibilidad.
Es posible que una persona por la que nos sintamos atraídos en la adolescencia
deje de gustarnos al cabo de uno o dos años (pregunte a sus hijas e hijos de
cuántas chicas o chicos se han enamorado).
17) El amor no puede dar nunca sentido a nuestra vida, es solo una dimensión
(aunque importante) de ésta. Antes que miembros de una pareja somos personas
individuales.
18) En el mundo real las relaciones afectivas y el amor son compatibles con el
conflicto, las diferencias y las tensiones. En el día a día de una relación es habitual
y positivo que surjan discrepancias o conflictos de distinto tipo, como ocurre en
cualquier relación humana. La armonía plena sólo existe en las películas y las
novelas románticas.
19) El amor se basa en la igualdad, no busca someter al otro/a, sino compartir.
20) El amor se basa en el respeto, NUNCA en el abuso.
Algunas cosas que conviene saber acerca de los celos
nn Los celos son una experiencia emocional negativa que surge ante la percepción
de que una relación valiosa o significativa está amenazada y puede llegar a
perderse o a deteriorarse como consecuencia de la aparición de una tercera
persona, con independencia de que la amenaza sea real o imaginada.
nn Los celos pueden manifestarse a través de diferentes conductas. Cuando la
reacción dominante es la ira, los celos se manifiestan de manera explosiva, con
agresividad, ofensas verbales o conductas violentas dirigidas hacia la persona
con la que se mantiene la relación o hacia “la tercera persona”.
nn Aunque los celos se producen habitualmente en el marco de las relaciones de
pareja, pueden registrase en las relaciones familiares o de amistad.
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8.3. Fomentar el diálogo , la negociaci ón y el respeto a posiciones
de los demás como forma de resolver los conflictos
Los conflictos forman parte de las relaciones humanas, por ello es importante que nuestras
hijas e hijos adquieran las destrezas y habilidades necesarias para la resolución de los
mismos. La capacidad para resolver conflictos es, junto con la empatía, la expresión y la
comprensión de los sentimientos, el control de impulsos, la sociabilidad, la independencia
o la adaptación, una de las cualidades básicas de lo que se denomina inteligencia
emocional, que no es otra cosas que la capacidad para conocer y controlar las emociones
propias y ajenas, de conseguir un equilibrio entre lo emocional y lo racional.
Los conflictos interpersonales se producen cuando hay enfrentamientos en los intereses,
las necesidades o los deseos de una persona con los de otras, por diferencias acerca de
cómo hacer las cosas, como repartirse algo o en los valores, y no necesariamente están
asociados con el uso de la violencia. Aunque se tiende a asociar el conflicto como algo
negativo, lo cierto es que es algo natural, que cuando se resuelve adecuadamente nos
ofrece la posibilidad de enriquecernos. Surgen conflictos, por ejemplo, por la forma de
educar a los hijas e hijos o cuando competimos con una compañera o compañero para
obtener una beca o un determinado puesto de trabajo.
Cuando los conflictos no se resuelven, o al menos no se resuelven de una manera adecuada,
provocan sentimientos (rabia, impotencia, odio, humillación, dolor, desprecio, deseo de
venganza, etc.) que producen un desgaste de energía en las personas implicadas y que
con frecuencia dan lugar a estallidos violentos que no hacen sino agravar y mantener el
conflicto o provocar nuevos problemas.
Mientras que en el mundo animal la reacción ante situaciones conflictivas (las disputas
por la comida, el territorio o el derecho al apareamiento) es instintiva y suele implicar la
utilización de la violencia, los seres humanos disponemos de distintas formas de hacer
frente a los conflictos, que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida.
Principales formas de afrontar los conflictos
1. Evitación o negación del conflicto (actuar como si el conflicto no existiese y
“guardarse” el malestar que provoca esta situación).
2. Imposición del propio criterio (hacer frente al conflicto de forma autoritaria,
abusando de nuestro poder e imponiendo nuestra propia solución como la
única alternativa).
3. Sumisión (asumir la posición de la otra persona sin discutirla, aunque no
estemos de acuerdo).
4. Negociación (el conflicto se aborda mediante el diálogo y la cooperación, procurando
llegar a un acuerdo que resulte satisfactorio para las partes en conflicto).
5. Mediación (es una negociación asistida en la que interviene una tercera
persona o mediador/a, que ayuda a las partes afectadas a resolver el conflicto,
facilitando la comunicación entre ellas y formulando sugerencias).
6. Recurriendo a la violencia (primero ignorando a la persona con la que entramos
en conflicto, luego descalificándola, más tarde recurriendo a la violencia verbal,
a las amenazas y la violencia física).
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 38
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Las conductas violentas o agresivas se aprenden desde edades tempranas. La forma
en la que nos enfrentamos o resolvemos los conflictos depende en gran medida de lo
observado o aprendido en nuestro entorno familiar desde las fases iniciales de la infancia.
De la misma manera que muchas familias educan a sus hijas e hijos en la no violencia,
otras les enseñan conductas violentas.
Existen dos grandes estrategias para hacer frente a los conflictos, una competitiva y
otra de carácter cooperativo o basada en la colaboración. La primera estrategia se basa
en una solución del conflicto en la que una parte gana y la otra pierde, mientras que
con la segunda estrategia se busca que las dos partes trabajen juntas en una solución
negociada del conflicto, teniendo en cuenta las necesidades y los intereses de ambas.
Cuando las madres y los padres reprenden a sus hijas e hijos pequeños si pegan a sus
compañeras/os de juego porque cogen sus juguetes, o cuando se esfuerzan para que
aprendan a compartir los juguetes con sus amigas y amigos, explicándoles que pueden
jugar juntas/os, utilizar distintos juguetes o usarlos de forma rotatoria, están fomentando
el uso de estrategias cooperativas para resolver conflictos. Por el contrario, si les dicen a
sus hijas/os que los juguetes son suyos y que si los comparten con otras amigas o amigos
pueden romperse, o que si alguien les quita los juguetes deben recuperarlos por cualquier
medio, o que si alguna compañera o compañero les pega deben responder del mismo
modo, están propiciando estrategias competitivas.
El hecho de que la familia apruebe o incentive la conducta agresiva y violenta en sus
hijas e hijos, contribuye a que éstas y éstos aprendan este tipo de comportamiento, que
llevarán a la práctica en cualquier situación en la que sus intereses o ellas/os mismas/os
se sientan mínimamente amenazadas/os. La aprobación explícita o tácita de la conducta
violenta de las niñas y niños en el entorno familiar incrementa la posibilidad de que ésta se
repita en el futuro y acabe generalizándose a otras situaciones, entre ellas los conflictos
que puedan surgir en el ámbito de las relaciones de pareja. Por ello es importante enseñar
a que nuestras hijas e hijos condenen el uso de la violencia, destacando que no está
justificado su uso puesto que siempre acaba generando más violencia y provocando
nuestros conflictos y problemas, y a que desarrollen estrategias alternativas para resolver
los conflictos sin recurrir a la violencia.
Pero tan importante cómo lo que las madres y los padres dicen a sus hijas e hijos respecto
al uso de la violencia lo es el ejemplo que les transmiten, por ello es fundamental que
incorporen ciertos hábitos en su vida cotidiana que favorezcan el rechazo de la violencia.
La forma en que madres y padres manejan los conflictos en el día a día (de pareja, vecinales,
domésticos, laborales, etc.) o cómo se posicionan frente a la violencia, es asimilada por
las hijas e hijos. Si las madres y los padres suelen reaccionar de forma agresiva o violenta
ante cualquier contratiempo, si menosprecian a las demás personas o si recurren a la
violencia verbal, el insulto o la amenaza ante cualquier conflicto alentarán entre sus hijas
e hijos estos patrones de conducta.
Enseñar a nuestras hijas e hijos a que resuelvan los conflictos sin violencia requiere
promover en ellas y ellos una serie de actitudes básicas como son:
nn Valorar el diálogo como instrumento de resolución del conflicto.
nn La capacidad de escuchar a la otra persona y tratar de entender su visión del problema.
nn Generar confianza, confiar en la otra persona y en los compromisos que se
adquieran.
nn Cooperar para alcanzar un acuerdo.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 39
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Para prevenir la violencia de género resulta esencial educar a nuestras hijas e hijos en la
no violencia, basada en el diálogo y la negociación. Estas son algunas pautas que pueden
seguir las madres y los padres para conseguirlo:
1) Fomente entre su familia valores como el respeto a las demás personas, la
tolerancia y el rechazo a la violencia.
2) Evite que sus hijas e hijos están expuestas/os a los contenidos violentos que
emiten los medios de comunicación y acostúmbrese a comentar con ellas/os las
consecuencias que en la vida real tienen las conductas violentas que observan
en estos medios.
3) Manifieste de forma constante su rechazo a la violencia, tanto en su vida
cotidiana como frente a los conflictos que tienen lugar en el mundo (guerras,
actos terroristas, violencia infantil, violencia de género, etc.).
4) Favorezca entre sus hijas e hijos el respeto o aceptación a los diferentes,
explicándoles que en el mundo existen muchas razas, etnias, culturas, religiones
y que ninguna es superior a las demás.
5) Anime a sus hijas e hijos a que expresen siempre que tengan oportunidad su
rechazo a cualquier expresión de violencia.
6) Traslade a sus hijas e hijos que si alguien trata de pelearse con ellas/os deben
procurar convencer a la otra persona de que hay otra forma de resolver los
problemas: el diálogo y la negociación.
7) Haga entender a sus hijas e hijos que se necesita más valor, coraje y liderazgo
para oponerse a la violencia que para secundarla o ignorarla.
8) Muéstreles que aceptar en silencio una conducta violenta solo servirá para
hacerles más daño.
9) Enseñe a sus hijas e hijos las habilidades de comunicación necesarias para
resolver los conflictos a través del dialogo y la discusión, tales como escuchar con
atención a los demás, prestar atención a lo que expresan, tratar de comprenderles
y ser capaces de expresar opiniones y sentimientos propios.
10) Enseñe a sus hijos e hijas que la negociación es la mejor opción para lograr la
resolución pacífica en un conflicto, lo que exige observar las siguientes reglas:
respetar las normas, escucha, respeto mutuo, identificar elementos en común o
puntos de acuerdo, resistir la tentación de utilizar la fuerza (aunque sepan que
tienen más poder o fuerza) y hacer concesiones.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 40
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La violencia en el noviazgo o en el marco de las relaciones afectivas en la adolescencia es
bastante frecuente y provoca graves daños a las víctimas, en especial a nivel emocional.
A pesar de ello, muchas madres y padres no perciben que estas conductas sean un
problema, en parte porque muchas de las chicas adolescentes que sufren distintas formas
de violencia de género evitan comentar el problema con ellas/os.
Las razones por las cuales las adolescentes no quieren que sus madres y padres sepan
que su pareja actúa con ellas de forma abusiva o violenta son variadas:
nn Se sienten culpables o responsables de que su pareja se comporte de forma
violenta.
nn Se sienten avergonzadas porque sus familiares y amistades les advirtieron del
riesgo de sufrir violencia (¿cómo he podido haber elegido una persona así?).
nn Temen el juicio y los reproches de sus madres o padres, que no entiendan la
situación que están viviendo.
nn Mantienen sentimientos contradictorios con el agresor y no están convencidas
de abandonar la relación, temiendo que sus madres/padres le hagan romper la
misma.
nn Tienen miedo de perder autonomía y de que sus madres/padres extremen el
control sobre ellas, prohibiéndoles salir con otros chicos o simplemente salir a
divertirse.
¿CÓMO SABER SI SUS HIJAS SUFREN ALGUNA FORMA
DE VIOLENCIA DE GÉNERO? 9
Haga saber a su hija que su bienestar y seguridad son su mayor
preocupación y que SIEMPRE podrá solicitar su apoyo, sea cual sea
el problema al que deba hacer frente, sin mostrar vergüenza o temor
al castigo o la reprimenda.
Aunque es posible que su hija no solicite su ayuda, su apoyo es
esencial para poder terminar con una relación de pareja abusiva o
poco saludable.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 41
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¿Cuáles son los signos que pueden alertarle de que su hija puede ser
víctima de violencia de género en su relaci ón de pare ja?
Existen algunos signos o síntomas que deben ser motivo de preocupación para madres y
padres cuando se producen de forma repentina y sin explicación aparente. No obstante,
conviene ser precavidos en su interpretación, puesto que en la adolescencia tienen lugar
muchos cambios en los estados de ánimo y los comportamientos de sus hijas e hijos, que
no responden a ningún problema concreto.
Físicos
nn Presencia de moratones, rasguños u otras lesiones para las que no existe una
explicación coherente.
nn Cambios repentinos en la forma de vestir o de maquillarse (dejar de maquillarse,
arreglarse menos, dejar de ponerse ropa “llamativa”).
Psicológicos y emocionales
nn Cambios bruscos de estado de ánimo (estar ansiosa o deprimida, etc.).
nn Baja autoestima (no tienen confianza en sí misma).
nn Falta de control emocional, con arrebatos emocionales, ataques de llanto, etc.
nn Mostrase retraída, aislada.
nn Mostrarse irritable o en un estado de permanente malhumor.
nn Nerviosismo o tensión casi permanente.
nn Sentimientos de soledad y decaimiento.
nn Trastornos de la alimentación o del sueño (insomnio, somnolencia).
nn Dificultades de concentración.
nn Dolores de cabeza continuados.
nn Cambios en el lenguaje corporal (evitar el contacto visual, morderse las uñas,
encorvarse, etc.).
nn Dejar de expresar sentimientos, emociones y opiniones, volverse introvertida.
En las relaciones sociales
nn Pasar todo el tiempo con la pareja.
nn Deterioro de la relación con la madre, el padre y las hermanas/os (pérdida de confianza).
nn Dejar de pasar tiempo con sus amistades y familiares.
nn Evitar a las amigas y amigos.
nn Aislamiento social.
Académicos
nn Faltar a clases (en especial si la pareja acude al mismo centro).
nn Llegar tarde o muy pronto a clase para evitar coincidir con el agresor.
nn Deterioro brusco del rendimiento académico que no responde a ninguna causa conocida.
nn Abandono de actividades extraescolares.
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En el modo de comportarse
nn Actuar de forma misteriosa (mantener secretos).
nn Mentir a las madres, los padres y allegados sobre aspectos relativos a la relación
de pareja, ocultando los abusos a los que le somete la misma.
nn Abandono de aficiones y actividades físicas, culturales o lúdicas para estar con la
pareja.
nn Iniciarse al uso de alcohol, tabaco u otras drogas que no consumía anteriormente.
En la forma de relacionarse con la pareja
nn Recibir constantemente llamadas o mensajes de la pareja para saber con quién
está o qué hace.
nn La pareja de su hija controla sus llamadas, conversaciones y mensajes de móvil o
en las redes sociales (ver capítulo 5).
nn Mostrar miedo de no responder de forma inmediata los mensajes o llamadas de la
pareja.
nn Mostrarse nerviosa cuando habla con su pareja.
nn Estar contantemente preocupada por no enojar a la pareja.
nn La pareja de su hija se muestra celosa o posesiva.
nn La pareja de su hija actúa de forma dominante, diciéndole por ejemplo cómo debe vestir.
nn Su hija disculpa el comportamiento agresivo o posesivo de la pareja.
nn La pareja ejerce una enorme influencia en el comportamiento y las decisiones de su hija.
Las madres y los padres deben observar con especial atención algunos procesos que
habitualmente aparecen asociados a la violencia de género:
a) Aislamiento. ¿Su hija tiene menos amigas y amigos que antes de que comenzara
la relación de pareja? Recuerde que muchas parejas abusivas o violentas tratan de
aislar a sus víctimas para poder ejercer un control absoluto en la relación.
b) Cambios emocionales. Superada la fase inicial del enamoramiento en la que parecía
feliz con su pareja, ¿su hija se siente a menudo triste o desesperanzada?
c) Comunicación constante con su pareja. ¿La pareja de su hija le llama o le envía
mensajes constantemente e insiste en saber siempre dónde está, lo que está
haciendo, con quién está, a qué hora volverá o con quién ha hablado?
d) Celos. ¿La pareja de su hija muestra una actitud celosa o su hija hace alguna
referencia acerca de que a su novio no le gusta que hable con otros chicos?
e) Excesiva influencia de la pareja en las opiniones y la conducta de su hija. ¿Su hija
recibe muchas sugerencias de su pareja acerca de la elección de sus amistades,
su forma de peinarse, vestirse o maquillarse y procura atenderlas ante el temor a
lo que suceda en caso de no atender estos consejos?
f) Justificación de opiniones y conductas inapropiadas de la pareja. ¿Su hija justifica
reacciones agresivas o violentas de su novio hacia otras personas o su actitud
positiva hacia ella misma?
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 43
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Es fundamental que sus hijas entiendan qué es una relación de pareja saludable, en la que
no tiene cabida ninguna forma de violencia. A continuación se facilitan unas pautas que
le permitirán tratar este tema con ellas:
1) Trate con sus hijas estas cuestiones de forma temprana.
Nunca es demasiado pronto para hablar del tema, hágalo incluso antes de que sus
hijas tengan su primera relación afectiva o noviazgo.
2) Mantenga una actitud abierta y dialogante, respetando las diferencias de opinión
que puedan surgir al abordar esta cuestión.
3) Deje clara su posición de rotundo rechazo a cualquier comportamiento de control
o forma de violencia dentro de las relaciones de pareja.
4) Ofrezca a sus hijas la posibilidad de hablar sobre las relaciones afectivas y
explíqueles lo que son relaciones saludables y no saludables.
Para ello puede recurrir a preguntas del tipo ¿os han hablado en clase alguna vez
de la violencia de género?, ¿conoces algún caso en el que una chica se sienta
controla por su pareja? o ¿cómo crees que actuarías si tu novio o pareja ejerciera
algún tipo de violencia (emocional, física, sexual, etc.) sobre ti? También puede
aprovechar alguna serie o película que se emita en televisión o la letra de alguna
canción o las experiencias de las amigas o amigos de sus hijas para discutir de las
relaciones saludables y no saludables.
Explique a sus hijas que las relaciones de pareja abusivas o no saludables son un
mecanismo utilizado para ejercer control sobre la pareja y mantener el dominio
sobre ésta, que puede adoptar la forma de abuso o maltrato verbal, emocional,
físico, sexual o una combinación de éstos. También es importante que les transmita
la idea de que deben abandonar cualquier relación en la que sean objeto de alguna
forma de violencia.
5) Sea paciente y espere el momento adecuado para hablar del tema.
No fuerce el diálogo sobre esta cuestión si observa que su hija se muestra reticente
en un momento determinado, ya tendrá otra ocasión para hacerlo.
¿CÓMO ABORDAR CON SUS HIJAS ADOLESCENTES
LA VIOLENCIA EN LAS RELACIONES DE PAREJA? 10
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 44
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6) Ayude a sus hijas a identificar las conductas no saludables y los patrones violentos
en su relación de pareja.
Discuta lo que hace que una relación sea sana o insana. Proporcione a sus hijas
ejemplos de relaciones saludables y poco saludables de su propio entorno o de los
que aparecen en las series de televisión, películas o canciones. Recuérdeles que
las relaciones afectivas siempre deben ser gratificantes para ambos miembros de
la pareja, que no deben sentirse incómodas en ellas y mucho menos sentir miedo
o temor hacia el comportamiento que pueda tener la pareja.
7) Ayude a sus hijas a establecer una serie de líneas rojas que jamás debe traspasar
su pareja actual o futura.
Aprender a identificar las señales de advertencia o las líneas rojas de una relación
abusiva puede ayudar a sus hijas adolescentes a cuidar de sí mismas y a evitar
convertirse en víctimas de la violencia de género. Por ello es importante que hable con
sus hijas preadolescentes o adolescentes acerca de los signos de alerta temprana
que indican que la pareja puede convertirse en un maltratador, tales como:
nn Se muestra celoso.
nn Mantiene comportamientos de control.
nn Trata de aislar a su pareja de amigos y familiares.
nn Es posesivo.
nn Tiene problemas para controlar los estímulos e impulsos.
nn Sufre episodios de ira explosiva (expresión extrema de enfado desproporcionada
respecto a las circunstancias en que se producen).
nn Sufre cambios bruscos de humor sin motivo aparente.
nn Cuando se enfada actúa de forma violenta, agrediendo a personas o rompiendo
objetos.
nn Tiene una visión tradicional de los roles de género, manteniendo que la mujer
debe estar subordinada al hombre.
nn Culpa a los demás de sus problemas o sentimientos.
nn Amenaza con el uso de la violencia o recurre a la misma dentro de la relación.
nn Tuvo otras parejas a las que maltrató.
8) Haga saber a sus hijas que si en algún momento de su actual relación de pareja, o
en el marco de futuras relaciones, sufren algún tipo de violencia cuentan con su
apoyo incondicional para hacer frente al problema, que recibirán su comprensión,
cariño y ayuda.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 45
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Descubrir que su hija es objeto de violencia de género por parte de su novio o pareja
produce en las madres y los padres un cúmulo de sentimientos que incluyen perplejidad,
incredulidad, dolor, culpa, rabia, angustia, ansiedad y desorientación, en especial cuando
escuchan a su hija decir que “a pesar de todo sigo queriéndole”.
Estos sentimientos generan respuestas muy diferentes en las madres y los padres, que
van desde negar la existencia del problema o restarle importancia (“Serán las típicas
disputas de las parejas”), a culparse por no haber sido capaz de evitar el problema, forzar
a que su hija rompa inmediatamente la relación con su pareja, amenazar o agredir a la
pareja de su hija o simplemente sentirse impotentes y no hacer nada. Respuestas todas
ellas que en absoluto facilitarán la solución del problema.
Lo primero que debe saber es que no siempre resulta sencillo resolver este tipo de situaciones
y que habitualmente es preciso llevar a cabo un proceso de apoyo y negociación, que puede
durar bastante tiempo, hasta que su hija decida romper la relación con el maltratador. POR
ELLO ES IMPORTANTE QUE SOLICITE AYUDA EN ALGÚN SERVICIO ESPECIALIZADO EN
LA MATERIA, CUYA RELACIÓN FIGURA EN EL CAPÍTULO 13 DE ESTA GUÍA.
En estos casos es muy importante que madres y padres conserven la calma, que
mantengan una posición común, lo más consensuada posible, y que se centren en
escuchar a su hija y en mostrarle su apoyo y comprensión, evitando emitir juicios o tomar
medidas precipitadas o unilaterales que podrían complicar la situación en vez de facilitar
la solución del problema. Le sugerimos que siga los siguientes pasos para manejar la
situación a la que se enfrenta su hija:
Paso 1. Escuchar a su hija y evitar criticarle en caso de que le manifieste que está
sufriendo algún tipo de violencia en su relación de pareja
Agradezca a su hija la muestra de confianza que demuestra al contarle su problema.
Hágale saber que está en disposición de escucharla, que comprende que está viviendo
una situación muy difícil y que aunque sabe que puede costarle compartir sus experiencias
le sentará bien poder expresar sus emociones. Escuche de forma respetuosa todo lo
que le diga y muestre una actitud abierta, evitando responsabilizarle por verse implicada
en una relación abusiva/violenta o emitir cualquier juicio al respecto. Dígale a su hija
que no es su culpa y que nadie, absolutamente nadie, merece ser objeto de violencia
a manos de su pareja y que no debe sentir vergüenza de lo que está pasando en su
relación. Recuerde que muchas adolescentes temen que sus madres o padres puedan
reaccionar culpándoles a ellas o sintiéndose decepcionadas/os, por ello es importante
que su hija sepa que cuenta con su apoyo incondicional.
¿CÓMO ACTUAR EN CASO DE QUE SU HIJA
ESTÉ SUFRIENDO VIOLENCIA DE GÉNERO
POR PARTE DE SU PAREJA? 11
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 46
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Evite darle consejos a su hija acerca de lo que tiene que hacer o realizar comentarios
sobre lo que usted cree que ella no debe hacer (no es el momento ni la forma adecuada
de trabajar en la búsqueda de soluciones al problema).
En esta fase es importante:
nn Ser pacientes. Hablar sobre el abuso del que es objeto su hija puede llevarle tiempo (no
le presionen para conocer aspectos concretos de la relación y respeten sus silencios).
nn Evitar culpar o criticar a su hija. No haga preguntas del tipo “¿qué dijiste/hiciste
para que tu novio reaccionara así? O ¿cómo te has dejado hacer eso? Concéntrese
en ganar su confianza y en buscar soluciones al problema.
nn Aceptar lo que su hija le está diciendo. Su hija puede ser reacia a compartir sus
experiencias por temor a que no le crean o entiendan. Asegúrese de que sepa que
usted la cree.
nn Mostrar preocupación. Dígale a su hija que está preocupada/o por su bienestar
y seguridad, haciendo comentarios del tipo “no te mereces ser tratada así” o
“te mereces que te traten con respeto”. Señale que lo que está pasando no es
“normal”, que todo el mundo merece una relación segura y saludable.
nn Procure hablar acerca de los comportamientos, no de las personas. Es mejor hablar
de los comportamientos que no le gustan de la pareja de su hija, en vez de hacerlo
de la persona, puesto que todavía su hija puede sentirse enamorada y si percibe
rechazo hacia su pareja puede desanimarle a pedirle ayuda en el futuro. En lugar
de decir “tu novio te controla” es preferible decir “¿cómo te sientes cuando recibes
tantos mensajes de tu novio?”.
Paso 2. Exprese su apoyo permanente a su hija
Recuerde a su hija que decida lo que decida hacer “estará en todo momento a su lado
para tratar de ayudarla”.
Paso 3. Anime a su hija a pasar más tiempo con su familia y amigos
Ello le permitirá a su hija romper el aislamiento social al que le somete su pareja y
recuperar y fortalecer su red de apoyos y contactos, a la vez que le brinda la oportunidad
para compartir sus experiencias y emociones con otras personas. Este tipo de contactos
ayudarán a su hija a comprobar que cuenta con gente dispuesta a ayudarla, preocupada
por su seguridad y bienestar.
Paso 4. Evite la tentación de resolver por su cuenta el problema y de dar un ultimátum a
su hija para que actúe de un modo determinado
Es normal que las madres y los padres cuando conocen que sus hijas sufren alguna forma
de violencia en su relación de pareja se sientan ansiosas/os y enfadadas/os y que tengan
la tentación de actuar de forma unilateral para resolver de manera rápida la situación
pretendiendo, por ejemplo, que su hija rompa todo tipo de contacto o relación con su
agresor. Sin embargo, esta no es la mejor estrategia para lograr que su hija confíe en usted.
Le sugerimos que mantenga la calma y procure tomar medidas positivas. Confíe en que
su hija sabrá cómo manejar la situación con su ayuda y que será capaz de abandonar la
relación cuando esté preparada. Es preciso entender que el agresor puede ejercer todavía
poder y control sobre su hija y que a ella le resulte difícil romper la relación o que le lleve
tiempo tomar esta decisión. Debe resistir la tentación de dar un ultimátum del tipo “Si
no rompes de inmediato con tu novio no estoy dispuesta/o a dejar que salgas de casa”,
puesto que su hija puede sentirse incomprendida y abandonada, incrementando el riesgo
de que vuelva o continúe por más tiempo con su pareja abusadora. Recuerde que su
prioridad debe ser que su hija esté realmente convencida y dispuesta a dejar la relación.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 47
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Paso 5. Decidir los pasos a seguir de manera conjunta con su hija
Cuando hable con su hija acerca de los pasos a dar para afrontar el problema, recuerde
que la decisión debe venir de ella, que a usted le corresponde explorar distintas opciones,
informarle de los distintos recursos de apoyo existentes para las víctimas de la violencia
de género que se describen en el Capítulo 13 de esta guía y esperar a que ella tome sus
propias decisiones. Conviene preguntarle por lo que le gustaría hacer y los pasos que
sugiere dar. Evite impedir que su hija vea al abusador, porque puede crear desconfianza
hacia usted y hacer que se alíe con él.
Una de las decisiones relevantes que deben tomarse en esa etapa es la de presentar o no
denuncia por violencia de género. En los casos de maltrato grave, en especial cuando existe
algún riesgo para la víctima que aconseje adoptar alguna medida de protección para ella, los
progenitores deben formular la denuncia, incluso en el caso de que su hija se oponga a ello.
Si bien existe una indicación general de denunciar este tipo de delitos, en algunos casos
las adolescentes víctimas de violencia de género se niegan a denunciar a su agresor o
rechazan que su madre o su padre formulen la denuncia. Esta posición se explica, en parte,
porque a pesar de los abusos y agresiones sufridas las víctimas mantienen un vínculo
afectivo con el agresor, lo que les impide tomar las decisiones adecuadas. En ocasiones
la violencia padecida actúa incapacitando a las mujeres para actuar, provocando una
situación de bloqueo e indefensión. También se acentúa el temor de que la presentación
de la denuncia incremente el riesgo de sufrir represalias de su pareja.
Denunciar los hechos debería ser la primera medida a seguir en los casos en que exista
un claro riesgo para la integridad física o la vida de su hija, algo que ocurriría si la pareja
tiene antecedentes por actos de violencia o si ha amenazado con adoptar represalias si
su hija le abandona o le denuncia.
Aunque debe tener en cuenta los puntos de vista de su hija acerca de cómo proceder
para tratar de resolver el problema, no puede delegar en ella de manera exclusiva la
toma de decisiones. Las descalificaciones, insultos, amenazas o la violencia física sufrida
provocan habitualmente en las víctimas indefensión y reducen su capacidad para tomar
decisiones, por ello necesita de su acompañamiento y de las orientaciones que puedan
brindarle los profesionales de los servicios especializados en la atención a las víctimas de
la violencia de género acerca de qué decisiones adoptar.
Paso 6. Reforzar la confianza de su hija en sí misma
Destaque sus fortalezas, recuérdele que es una persona capaz, querida, que contará con
el apoyo de sus amistades y familiares cuando conozcan la situación por la que ha pasado
y, especialmente, insístale en que puede salir de la relación no saludable que ha mantenido.
Paso 7. Fijar de acuerdo con su hija un plan para mejorar su seguridad
En el caso de que su hija haya decido terminar la relación, si percibe que siente miedo o se
ve amenazada, además de denunciar estos hechos, acuerde con ella qué medidas pueden
adoptar para mejorar su seguridad. Estas medidas pueden ir desde planificar cómo actuar
en caso de que la amenaza sea real (saber qué hacer, a quién llamar, dónde buscar ayuda,
memorizar teléfonos de emergencia o de personas relevantes, etc.), la adopción de ciertas
precauciones (ir al instituto acompañada o informar a algún familiar a dónde piensa acudir
cuando sale de casa) o evitar que el agresor contacte con su hija (cambiar el número de
móvil, darse de baja en redes sociales o cambiar de perfil, etc.).
Una vez que su hija ha decido cortar la relación es muy importante que sepa que debe
evitar cualquier tipo de contacto con su expareja a fin de evitar “recaídas” o el riesgo de
que vuelvan a salir tras prometerle a su hija que todo será diferente.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 48
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Paso 8. Esperar a que su hija de el paso de abandonar la relación con su pareja
Debe ser paciente, comprender que en algunos casos no resulta sencillo que las víctimas
rompan la relación con su pareja, por más que la misma actúe con ellas de forma abusiva
o violenta. Por eso no debe forzar a su hija a romper la relación de pareja si no está
preparada o convencida de ello, salvo en el caso de que exista un claro riesgo para la
integridad de su hija (ver paso 5).
Son muchas y muy variadas las razones que pueden llevar a las adolescentes que sufren
alguna forma de violencia de género a mantener la relación de pareja con su agresor:
Motivos por los que las adolescentes mantienen relaciones abusivas o violentas
Paso 9. Busque ayuda profesional para su hija y para usted misma/o
La exposición a situaciones de violencia de género provoca múltiples secuelas, algunas de
ellas especialmente graves. Si bien hay víctimas que son capaces de superar la situación
por si solas, lo habitual es que precisen de ayuda profesional o de alguna organización
especializada en el apoyo y la asistencia a las víctimas de la violencia de género. Aunque
la necesidad de disponer de ayuda especializada dependerá de numerosos factores,
entre otros el tipo de violencia sufrida, los daños causados por la relación abusiva o la
personalidad de la víctima, le sugerimos que ofrezca esta posibilidad a su hija.
nn La falta de experiencia en relaciones de pareja saludables les lleva a pensar
que el control o el maltrato son ingredientes asociados a la relación de pareja.
nn No reconocen el abuso al que les somete su pareja (no identifican el
comportamiento de la pareja como una forma de violencia de género, en
especial cuando ésta adopta formas distintas de la violencia física o sexual.).
nn Confunden los celos y la posesividad con el amor.
nn Mantienen una dependencia emocional del abusador.
nn A pesar de la violencia sufrida sienten apego, o perciben que siguen estando
de algún modo enamoradas o atraídas por el maltratador.
nn Piensan que las conductas violentas se detendrán, porque su pareja se
disculpa, le hace algún regalo o le promete que se comportará adecuadamente
en el futuro.
nn Creen que saben manejar a su pareja y que acabarán controlando la relación
(confían en poder cambiar la relación).
nn Temen que su pareja les haga daño o adopte represalias si abandonan la
relación.
nn Han perdido el contacto con los amigos y temen sentirse solas si rompen con
su pareja.
nn Los sentimientos de baja autoestima y falta de confianza (creen que serán
incapaces de rehacer su vida afectiva y sus relaciones familiares y sociales si
abandonan a su pareja).
nn Se sienten confusas, asustadas, no saben qué hacer o a dónde acudir para
pedir ayuda.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 49
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También es posible que usted necesite de atención profesional para manejar distintas
situaciones o conflictos provocados por la irrupción de un episodio de violencia de género en
su familia, puesto que es frecuente que las madres y los padres de las víctimas experimenten
sentimientos de culpa, ansiedad, temor, etc. que no sepan manejar por sí solas/os. NO
LO DUDE, ANTE CUALQUIER DUDA O DIFICULTAD PARA MANEJAR EL EPISODIO DE
VIOLENCIA SUFRIDO POR SU HIJA SOLICITE AYUDA EN UN SERVICIO ESPECIALIZADO.
Paso 10. Normalice de forma progresiva la vida de su hija y la suya propia
Tenga presente que su hija ha sufrido una experiencia traumática que necesita superar
o dejar atrás y para ello precisa hacer una vida normal, ir a clase, relacionarse con otros
adolescentes, divertirse o salir de fiesta. Estas vivencias no solo le ayudarán a mejorar su
estado de ánimo, sino también a mejorar su autoestima.
Si bien algunas madres y padres pueden tener la tentación de sobreproteger a sus hijas
para que no vuelvan a vivir una experiencia tan dolorosa, deben tener en cuenta que
prohibirle que salga con otras chicas o chicos o que utilice el móvil o las redes sociales sin su
supervisión, restringirle drásticamente los horarios de salida o empeñarse en acompañarla
a todos los sitios, será percibido como una especie de castigo o al menos una muestra de
desconfianza acerca de la capacidad de su hija para resolver definitivamente su situación.
Piense que hablamos de adolescentes, personas para quienes las relaciones con el grupo
de amigas y amigos son fundamentales en su maduración personal y desarrollo social.
Por ello las amigas y amigos o las compañeras y compañeros de estudios, trabajo o de
aficiones pueden jugar un papel relevante, ayudando a su hija a romper definitivamente el
vínculo que mantenía con su antigua pareja.
Cosas a tener en cuenta para ayudar a su hija
nn Elija el momento adecuado para hablar del tema con ella.
nn Escuche a su hija, manteniendo una actitud respetuosa y abierta y evitando
criticarla.
nn Evite que su hija se sienta culpable o responsable de la situación.
nn Muéstrele su comprensión y apoyo incondicional.
nn Muestre a su hija su preocupación por su bienestar y seguridad.
nn Anime a su hija a pasar más tiempo con su familia y amigos y a recuperar las
aficiones que abandonó al iniciar su relación de pareja.
nn Contribuya a mejorar la autoestima de su hija. Hágale saber que tiene las
habilidades y destrezas necesarias para resolver el problema con la ayuda de
su familia y amigos.
nn Deje que su hija participe activamente en la toma de decisiones para hacer
frente al problema.
nn No le imponga unilateralmente la decisión de romper la relación con su pareja (ese
debe ser un paso que de su hija en el momento en que esté preparada para ello).
nn Acuerde con su hija una serie de medidas básicas para mejorar su seguridad si
siente miedo o ha recibido algún tipo de amenaza.
nn Recuerde que existen múltiples recursos donde podrá acudir para solicitar ayuda
u orientación acerca de cómo apoyar a su hija a superar la situación de violencia
en la que está inmersa o bien, para que tanto su hija como usted reciban atención
especializada para superar las secuelas asociadas a este tipo de situaciones.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 50
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Hemos señalado anteriormente que el trabajo de las madres y los padres en la prevención
de la violencia de género se dirige, fundamentalmente, a propiciar relaciones igualitarias
entre mujeres y hombres, un proceso que requiere desarrollar un trabajo educativo, tanto
con las potenciales víctimas (las chicas), como con los potenciales agresores (los chicos).
Por ello, y del mismo modo que las madres y padres deben preguntarse si sus hijas pueden
estar en riesgo de sufrir violencia a manos de su pareja, es necesario que se cuestionen
también acerca de si sus hijos tienen comportamientos machistas.
Las investigaciones realizadas para conocer los factores de riesgo asociados a la
violencia de género coinciden en señalar que el riesgo de tener relaciones de pareja poco
saludables o abusivas se incrementa entre los adolescentes que reúnen las siguientes
características:
nn Creen que está bien usar amenazas o violencia para salirse con la suya o para
expresar la frustración o la ira.
nn Se identifican con normas tradicionales de género.
nn No pueden controlar la ira o la frustración.
nn Sus amigos muestran conductas violentas hacia otras personas o animales.
nn Tienen algún amigo involucrado en episodios de violencia de género.
nn Carecen de empatía (no le importan los sentimientos de los demás).
nn Carecen de supervisión y apoyo por parte de sus padres y madres.
nn Son testigos o víctimas de violencia en el hogar o en la comunidad donde residen.
nn Tienen un historial de comportamiento agresivo o de intimidación.
Existen una serie de signos o señales que pueden indicarle que su hijo mantiene una
relación abusiva o no saludable con su pareja:
nn Vigila y controla a su pareja y no respeta su privacidad (mira su teléfono o el correo
electrónico sin su permiso).
nn Le exige que no apague el móvil, que esté siempre localizable (manteniendo
activada la geolocalización), le llama constantemente para saber qué hace y con
quién está, etc.
nn Le dice a su pareja lo que debe hacer o cómo debe comportarse, vestirse, etc.
12 ¿TIENE SU HIJO COMPORTAMIENTOS MACHISTAS?
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 51
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nn Denigra y humilla en público a su pareja y la sitúa en un plano de inferioridad.
nn Realiza comentarios despectivos hacia las mujeres en general y a su pareja en
particular.
nn Destruye la confianza de la pareja, reduciendo progresivamente su autoestima (le
dice que es una inútil, que no sabe nada, que no vale nada).
nn Culpa a la pareja de todo lo que va mal, responsabilizándola de la violencia que
ejerce.
nn Considera aceptable el uso de la violencia dentro de la relación de pareja.
nn Se muestra extremadamente celoso y/o inseguro respecto a su pareja.
nn Es posesivo (considera que su pareja le pertenece, que puede hacer todo lo que
desee).
nn Trata de aislar a la pareja de sus familiares o amigos.
nn Presenta un comportamiento abusivo o violento hacia su familia y amigos.
nn Sufre continuos y bruscos cambios de humor, pudiendo mostrarse amable o cruel.
nn Tiene un carácter explosivo (presenta dificultades para controlar sus impulsos).
nn Amenaza a su pareja con hacerla daño.
nn Ha empujado o golpeado de algún modo a su pareja en alguna ocasión.
¿Qué pueden hacer las madres y los padres?
Si comprueba que su hijo muestra alguno de estos síntomas debe saber que su hijo podría
estar manteniendo una conducta abusiva o violenta con su pareja o que al menos tiene un
alto riesgo de desarrollar esta conducta en el futuro. En este caso debe abordar de forma
directa la situación con su hijo, siguiendo las siguientes pautas:
1. Pregúntele por qué cree que está bien el modo en que trata a su pareja.
2. Hágale saber que su comportamiento para controlar a su pareja o los comentarios
denigrantes hacia la misma son una forma de violencia de género, además de un
delito.
3. No acepte excusas para justificar esta conducta, ni permita que culpe o
responsabilice de la misma a su pareja. Recuerde a su hijo que él es el único
responsable.
4. Haga saber a su hijo que considera inaceptable sus actitudes y comportamientos
abusivos hacia la pareja, así como su tendencia a justificar o utilizar la violencia.
5. Recrimine cada comportamiento o comentario abusivo o irrespetuoso hacia su
pareja o hacia las mujeres en general, que observe en su hijo. Hágale saber que sus
actitudes y comportamientos le impedirán mantener una relación de pareja saludable.
6. Sea un modelo de relación saludable e igualitaria en su propia pareja. Dé un buen
ejemplo a sus hijos, manteniendo un comportamiento respetuoso hacia su pareja.
7. Mejore la capacidad de su hijo para no perder el control en situaciones de tensión,
conflicto o que le produzcan malestar y contener la rabia, la hostilidad o la ansiedad.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 52
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8. Según las circunstancias de cada caso, es posible que deba solicitar ayuda profesional
para ello. También puede enseñar a su hijo algunas técnicas relativamente sencillas
para manejar su autocontrol, tales como:
nn Pensar antes de actuar: pensar en qué es lo que nos molesta para identificar la
mejor manera de reaccionar en vez de hacerlo de forma automática.
nn Buscar otras alternativas: se trata de pensar cómo vamos a reaccionar ante
una situación conflictiva, después de valorar distintas opciones.
nn Aprender de los errores: revisar qué consecuencias se derivaron de reacciones
anteriores para evitar repetir conductas perjudiciales para él.
nn Contar hasta 10: se trata de calmarnos, respirar profundo y analizar la situación
que nos altera para finalmente dar una respuesta meditada.
nn Aprender a tolerar la frustración: controlar los sentimientos de frustración que
nos produce no lograr lo esperado ayuda a evitar reaccionar de forma impulsiva.
nn Realizar actividades físicas: estas actividades nos ayudan a liberar tensiones
acumuladas y a reducir el estrés.
NO MIRE HACIA OTRO LADO, SU HIJO PUEDE SER UN MALTRATADOR
Muchos chicos adolescentes muestran conductas machistas,
abusivas o violentas con sus parejas.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 53
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Para garantizar el ejercicio de los derechos a la información, la asistencia social integral
(dentro de la que se incluye la asistencia psicológica), a la asistencia jurídica y diversos
derechos laborales y económicos que nuestra legislación reconoce a las víctimas de la
violencia de género, las Administraciones públicas disponen de diferentes recursos.
RECURSOS DEPENDIENTES DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID
En el caso del Ayuntamiento de Madrid la Red Municipal de Atención a las Víctimas de
Violencia de Género está integrada por los siguientes dispositivos y centros:
Servicio de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género (S.A.V.G.)
¿En qué consiste el Servicio?
Es un servicio especializado que presta atención de emergencia y protección a las
víctimas de violencia de género en el ámbito de la pareja y expareja que funciona de forma
ininterrumpida las 24 horas del día, los 365 días al año.
RECURSOS DE APOYO A LAS VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA DE GÉNERO 13
Servicio de Atención
a Mujeres Víctimas de
Violencia de Género
Alojamientos
protegidos
Red Municipal de Atención
a las Víctimas de la Violencia
de Género
Dispositivos de
atención ambulatoria
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 54
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¿Quién puede beneficiarse del Servicio?
Cualquier mujer del municipio de Madrid, incluidas las menores de edad, que sufra violencia
de género, en sus diferentes formas o modalidades, y sus hijas e hijos, con independencia
de su nacionalidad o situación administrativa.
No se requiere denuncia ni la existencia de medidas judiciales de protección.
¿Cómo se accede al Servicio?
nn Por iniciativa de la mujer, llamando al teléfono 900 222 100, indicando que desea
contactar con el Equipo Técnico del S.A.V.G. 24 horas.
nn Por derivación de cualquier recurso público o privado.
¿Qué servicios brinda el S.A.V.G. 24 horas?
nn Acogida y atención inmediata de emergencias.
nn Valoración y atención en crisis.
nn Protección, alojamiento y cobertura de necesidades básicas más urgentes a las
mujeres y sus hijas/os. Diseño de intervención y elaboración de Plan de Seguridad
individualizado.
nn Atención social.
nn Atención psicológica.
nn Atención socioeducativa.
nn Asesoramiento jurídico.
nn Derivación, en los casos en que sea necesario, a otros recursos de la Red Municipal
de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género, tales como Centros de
Emergencia, Puntos Municipales del Observatorio Regional de la Violencia de
Género, etc.
Alo jamientos protegidos: Centros de emergencia
Facilitan la cobertura de necesidades básicas y atención integral (social, psicológica y
educativa) a las mujeres víctimas de violencia de género y sus hijas/os.
El acceso a estos centros se realiza a través del S.A.V.G. 24 Horas.
Dispositivos de atención ambulatoria
Existen tres tipos de dispositivos diferentes:
1) Puntos Municipales del Observatorio Regional de la Violencia de Género
Son servicios de atención psicosocial y asesoramiento jurídico especializado de
carácter ambulatorio, dirigido a mujeres víctimas de violencia de género (incluidas
mujeres menores de edad), que cuentan con algún tipo de medida judicial de protección
y que requieren de atención especializada derivada de la situación de violencia. La
atención se encuentra zonificada por distritos. La Red Municipal de Atención a las
Víctimas de la Violencia de Género dispone de dos puntos de este tipo.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 55
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2) Centro de Atención Psicosocioeducativa para Mujeres Víctimas de Violencia de Género
y sus Hijos e Hijas (C.A.P.S.E.M)
Es un centro de atención ambulatoria que proporciona apoyo social, psicológico y
educativo intensivo a largo plazo, para la recuperación emocional y social de las
mujeres (incluidas mujeres menores de edad) y sus hijos/as, tras la ruptura con la
situación de violencia.
El acceso al centro se realiza por derivación desde el S.A.V.G. 24 Horas y los Puntos
Municipales del Observatorio Regional de la Violencia de Género.
3) T alleres de Apoyo a la Inserción Sociolaboral “Cauces”
Estos talleres son un servicio de apoyo a la inserción laboral de las mujeres atendidas en
cualquier servicio de la Red Municipal de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género,
dirigidos a impulsar el empoderamiento y la mejora de la empleabilidad de las mismas.
Además, el Ayuntamiento de Madrid, en el marco de las políticas de atención a las familias
dispone de los Centros de Apoyo a las Familias (CAF). Los CAF son recursos municipales
que ofrecen apoyo a las familias para ayudarles a llevar a cabo sus funciones parentales,
afrontar las dificultades que surgen en el desempeño de las mismas y para la prevención y
atención de los conflictos en el ámbito familiar. Entre los servicios que prestan los CAF se
incluye el Servicio de atención y prevención de la violencia en el ámbito familiar, a través
del cual pueden informar, orientar y apoyar a aquellas madres y padres que sospechen
que sus hijas puedan encontrarse en una situación de riesgo de violencia de género.
Asimismo, en los casos en que lo estimen conveniente, después de valorar la situación,
pueden derivar a las víctimas a los diferentes dispositivos que integran la Red Municipal
de Atención a las Víctimas de Violencia de Género.
Estos centros disponen de un equipo interdisciplinar, altamente especializado, integrado
por profesionales pertenecientes al ámbito del Derecho, la Psicología y el Trabajo Social.
Su horario habitual de funcionamiento es de 8,30 a 20,00 horas, de lunes a viernes.
El acceso al CAF puede ser directo, mediante cita previa de modo presencial, telefónico o a
través de correo electrónico, en el centro que le corresponda según su lugar de residencia.
CENTRO Distritos que atiende Dirección y teléfono
CAF 1 Centro, Salamanca, Chamberí,
y Moncloa-Aravaca
C/ Rafael Calvo, 8
Tel.: 915 061 860/61
CAF 2 Ciudad Lineal, Hortaleza y
Barajas
C/ Francisco Morejón, 4
Tel.: 913 677 655
CAF 3 Usera, Villaverde y Carabanchel Avenida Rafaela Ybarra, 41
Tel.: 914 632 342
CAF 4 Puente de Vallecas, Villa de
Vallecas y Retiro
C/ Conde Rodríguez San Pedro, 59
Tel.: 914 780 630
CAF 5 Moratalaz, Vicálvaro y San Blas-
Canillejas
C/ Fuente Carrantona, 12
Tel.: 915 648 184
CAF 6 Fuencarral-El Pardo, Tetuán y
Chamartín
C/ Buitrago del Lozoya, 22
Tel.: 913 981 438
CAF 7 Latina, Carabanchel y
Arganzuela
C/ Fuerte de Navidad, 15
Tel.: 914 644 376
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 56
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Por su parte, la Policía Municipal de Madrid cuenta con la Unidad de Atención y Protección
a las Mujeres, los Menores y las Personas Mayores (UAPM) encargada, entre otros
cometidos, de combatir todas las formas de violencia de género. Cualquier mujer, con
independencia de su edad o situación administrativa, que sea víctima de violencia física,
psíquica, amenazas, insultos o abusos por parte de su pareja puede solicitar la intervención
policial inmediata de esta Unidad a través del teléfono gratuito 900 222 100. Asimismo,
la UAPM ofrece a las víctimas de violencia de género asesoramiento, seguimiento de
medidas de alejamiento y derivación a recursos especializados municipales.
Aquellas personas que lo deseen pueden solicitar atención presencial, sin necesidad de
cita previa, acudiendo a la sede de la Unidad de Atención y Protección a las Mujeres, los
Menores y las Personas Mayores en la siguiente dirección: Paseo de la Chopera, 2. Planta baja.
28045 Madrid.
RECURSOS DEPENDIENTES DE LA COMUNIDAD DE MADRID
La Comunidad de Madrid dispone del teléfono 012 a través del cual las mujeres víctimas de
violencia de género y sus familiares pueden solicitar información y atención especializada.
Este servicio funciona las 24 horas todos los días del año.
Asimismo, cuenta, con el Programa de atención para adolescentes víctimas de violencia
de género “No te Cortes”.
¿A quién se dirige el programa?
El programa se dirige a mujeres adolescentes que se encuentren en una relación violenta,
y a las madres y padres que puedan temer que sus hijas estén en una situación de riesgo
de violencia de género.
¿Qué objetivo persigue el programa?
Reconocer y atender situaciones de violencia de género en las que la víctima directa sea
una mujer menor de edad, estableciendo un primer nivel de consulta y orientación a través
de un servicio gratuito, seguro y confidencial de atención.
¿Qué acciones incluye el programa?
El programa dispone de tres servicios complementarios:
nn Una línea de ayuda online.
nn Una línea de ayuda telefónica de carácter gratuito y confidencial atendida por
psicólogos, que funciona las 24 horas del día, todos los días del año y que gestiona
la Fundación ANAR.
nn Una Unidad especializada de atención psicológica a mujeres adolescentes víctimas
de violencia de género que proporciona atención presencial a chicas menores de
edad, previa autorización paterna, que estén viviendo situaciones de violencia de
género. Asimismo, atiende a las familias que identifiquen o sospechen que sus hijas
puedan estar en una relación de pareja abusiva y necesiten apoyo para ayudarlas.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 57
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¿Cómo se puede acceder al programa?
nn A través de la página web: www.madrid.org/ayudaonlineadolescentes
nn Mediante correo electrónico: vgjovenes@madrid.org
nn A través del teléfono de la Fundación ANAR: 116111
RECURSOS DEPENDIENTES DE LA ADMINISTRACIÓN CENTRAL
También la Administración Central dispone de servicios de información telefónica, entre
los que se incluyen los siguientes:
Servicio 016 de información y de asesoramiento jurídico en materia de violencia de género,
dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Se trata de un servicio telefónico gratuito y profesional de ámbito estatal, disponible las 24
horas del día, los 365 días del año, que garantiza la confidencialidad de los datos de las
personas que lo utilizan (no deja huella ni aparece en la factura). El equipo de profesionales
que atiende el servicio dispone de formación especializada en violencia de género.
El servicio atiende a todas las personas que deseen realizar consultas relacionadas
con casos específicos de violencia de género: mujeres víctimas de violencia de género,
personas del entorno de una mujer víctima (familiares, amistades, vecindario, etc.),
profesionales que están atendiendo a una mujer víctima de violencia de género o que
conocen una situación de este tipo, etc. Además, facilita información sobre recursos y
derechos de las víctimas de violencia de género en materia de empleo, servicios sociales,
ayudas económicas, recursos de información, de asistencia y de acogida, asesoramiento
jurídico para víctimas de este tipo de violencia.
Recientemente el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha puesto en marcha el
Teléfono contra el abuso y acoso escolar 900 018 018.
Se trata de un servicio gratuito que funciona las 24 horas del día, todos los días del año,
que no deja rastro en la factura telefónica. El servicio está dirigido al alumnado, padres,
madres y tutores legales, profesorado, equipos directivos y personal de los centros
docentes y a cualquier persona que tenga conocimiento de casos de malos tratos o
acoso en el ámbito escolar.
Las llamadas al servicio para denunciar situaciones de acoso escolar o sospechas de su
existencia son atendidas por profesionales cualificados procedentes de los ámbitos de
la psicología, el trabajo social, la educación y la abogacía. Las denuncias recibidas son
trasladadas a las autoridades educativas y, en los casos más graves, a la policía.
La Comisaría General de la Policía Judicial dispone de las Unidades de Atención a la Familia
y la Mujer (UFAM), que son servicios policiales donde personal especializado atiende a
las víctimas de violencia de género, les prestan asesoramiento y, en su caso, tramitan la
correspondiente denuncia.
Tanto las víctimas como sus familiares pueden contactar con personal de la Unidad
Central de la UFAM a través del correo electrónico: atencionfamiliaymujer@policia.es,
para informar de situaciones que pudieran incurrir en delito, consultar dudas, etc.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 58
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También pueden solicitar la atención del personal de las UFAM mediante llamada al 091
o acudiendo directamente a la Comisaría de Policía Nacional más cercana a su domicilio,
por ejemplo, en el caso de que deseen denunciar cualquier conducta constitutiva de
violencia de género. Las direcciones y teléfonos de las centralitas de las Comisarías de
Policía Nacional existentes en la ciudad de Madrid son las siguientes:
Madrid
Avenida Doctor Federico Rubio y Gali, 55
CP 28040 – Tel.: 913 223 400
Madrid-Moncloa
C/ Rey Francisco, 15
CP 28008 – Tel.:915 488 130
Madrid-Latina
Avenida de los poblados, s/n
CP 28044 – Tel.: 917 110 354
Madrid-Moratalaz
C/ La Tacona, s/n
CP 28030 – Tel.: 913 221 373
Madrid-Arganzuela
Ronda de Toledo, 26
CP 28005 – Tel.: 913 221 221
Madrid-Puente Vallecas
C/ Peña Trevinca, s/n
CP 28018 – Tel.: 917 570 081
Madrid-Carabanchel
C/ Padre Amigo, 3
CP 28025 – Tel.: 913 227 512
Madrid-Retiro
C/ Huertas, 76-78
CP 28014 – Tel.: 913 221 021
Madrid-Centro
C/ Leganitos, 19
CP 28004 – Tel.: 915 487 985
Madrid-Salamanca
C/ Príncipe de Asturias, 8
CP 28006 – Tel.: 914 448 120
Madrid-Chamartín
Avenida de Pío XII, 50
CP 28016 – Tel.: 913 227 910
Madrid-San Blas
C/ Alberique, s/n
CP 28037 – Tel.: 913 135 340
Madrid-Chamberí
C/ Rafael Calvo, 33
CP 28010 – Tel.: 913 22 3268
Madrid-Tetuán
C/ Maestros Ladrilleros, 2
CP 28039 – Tel.: 913 221 112
Madrid-Ciudad Lineal
Travesía Virgen de la Roca, 25
CP 28037 – Tel.: 913 269 452
Madrid-Usera
C/ Primitiva Gañan, s/n
CP 28041 – Tel.: 913 921 600
Madrid-Fuencarral
C/ Del Mirador de la Reina, 4
CP 28029 – Tel.: 913 782 460
Madrid-Villaverde
C/ Gigantes y Cabezudos, 30
CP 28041 – Tel.: 913 188 030
Madrid-Hortaleza
C/ Javier del Quinto, s/n
CP 28043 – Tel.: 913 223 400
Madrid-Villa Vallecas
Plaza de las Regiones, s/n
CP 28053 – Tel.: 915 079 410
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 59
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EXTENSIÓN DE LAS DISTINTAS
FORMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO
ENTRE ADOLESCENTES Y JÓVENES ANEXO I
Violencia sufrida a manos de la pare ja o expare ja
Estudios recientes acerca de la extensión de las distintas formas de violencia de género
en España muestran un panorama preocupante: una de cada cuatro mujeres de 16 o
más años ha sufrido alguna forma de violencia psicológica a manos de alguna pareja o
expareja a lo largo de su vida y el 12,5% padeció violencia física o sexual.
Los datos confirman que las chicas jóvenes sufren episodios de violencia de género
similares a los de las mujeres adultas y que algunas formas de violencia de género, como
la violencia psicológica de control, tienen una especial incidencia entre las adolescentes
de 16 a 19 años:
nn Una de cada cuatro chicas que han tenido pareja en alguna ocasión sufrió violencia
de control en los últimos 12 meses (Figura 3), más del doble que el conjunto de
mujeres de 16 o más años (9,6%).
nn El 18,7% de las adolescentes sufrió este tipo de violencia a manos de su pareja
actual en los últimos 12 meses.
Figura 3.
Mujeres que han sufrido violencia psicológica de control en los últimos 12 meses
por grupos de edad (%). Base: mujeres que han tenido pareja en alguna ocasión.
FUENTE: Macroencuesta violencia contra la mujer 2015. Avance de resultados. Mº de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 60
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Exposición a diferentes situaciones de maltrato
Las situaciones de maltrato que con mayor frecuencia han sufrido en la pareja las
adolescentes y jóvenes son (Tabla 1): los intentos de control, decidiendo por ella hasta el
más mínimo detalle (28,8%), los intentos de control a través del móvil (25,2%), los intentos
de aislarle de sus amistades (23,2%) y los insultos o intentos de ridiculizarla (23,2%).
Tabla 1.
Frecuencia con que las chicas han sufrido situaciones de maltrato en la pareja
(12-24 años).
SITUACIONES DE MALTRATO SUFRIDAS Nunca A
veces
A
menudo
Muchas
veces
La han insultado o ridiculizado 77,1% 18,9% 2,4% 1,6%
La han dicho que no valía nada 88,6% 8,5% 1,4% 1,5%
La han intentado aislar de sus amistades 77,6% 15,5% 4,1% 2,8%
La han intentado controlar decidiendo por
ella hasta el más mínimo detalle 71,2% 19,3% 5,5% 4,0%
La han hecho sentir miedo 85,7% 10,2% 2,3% 1,8%
La han amenazado con agredirla para hacer
cosas que no quería 95,5% 3,0% 0,7% 0,03
La han pegado 97,1% 1,8% 0,6% 0,05%
La han intimidado con frases, insultos o
conductas de carácter sexual 92,5% 5,4% 0,9% 1,1%
Ha recibido mensajes a través de Internet/
móvil en los que la insultaban, amenazaban,
ofendían o asustaban
90,5% 6,9% 1,6% 1,1%
Han difundido mensajes, insultos o imágenes
suyas por Internet o por teléfono móvil sin su
permiso
96,1% 3,0% 0,7% 0,2%
La trataban de controlar a través del móvil 74,9% 17,5% 4,6% 3,0%
La han culpado de provocar la violencia que ha
sufrido en alguna de las situaciones anteriores 92,5% 5,3% 1,1% 1,1%
Han usado sus contraseñas para suplantar
mi identidad 95,5% 3,1% 0,7% 0,7%
Han usado sus contraseñas para controlarla 84,9% 10,1% 2,7% 2,3%
La han presionado para realizar actividades de
tipo sexual en las que no quería participar 93,9% 4,8% 0,7% 0,6%
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 61
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Otras formas de violencia más graves, incluidas las agresiones físicas, alcanzan también
niveles inaceptablemente altos entre las adolescentes y jóvenes (Figura 4).
Figura 4.
Situaciones de maltrato en la pareja sufridas alguna vez por las chicas de 12-24 años (%).
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
Resulta preocupante comprobar que solo poco más de la mitad de las chicas que sufrieron
situaciones de maltrato optaron por romper la relación de pareja (Figura 5).
Figura 5.
Modo en que resolvieron el maltrato las chicas de 12-24 años que sufrieron el mismo (%).
3
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.

GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 62
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Violencia ejercida por los chicos adolescen tes
Del mismo modo que muchas madres y padres tienden a pensar que sus hijas no pueden
sufrir violencia a manos de sus novios o parejas afectivas, consideran que sus hijos son
incapaces de causar daño a las chicas con las que salen. Una creencia que no se sostiene,
puesto que si son muchas las víctimas deben ser muchos los agresores.
El porcentaje de chicos que reconoce haber ejercido distintas formas de violencia sobre
sus parejas es sensiblemente menor que el de las chicas que afirman haberlas sufrido, en
parte porque no asocian ciertas conductas que consideran “normales” con la violencia de
género, en parte porque tienden a ocultarlas, dado que perciben que existe un creciente
rechazo social de las mismas.
A pesar de ello, el 16,4% de los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 24 años reconoce que
alguna vez intentó controlar a su pareja decidiendo por ella hasta el más mínimo detalle, el
13,9% que intentó controlarla a través del móvil, el 13,3% haberla insultado o ridiculizado en
alguna ocasión, el 11,4% haber intentado aislarla de sus amistades, el 8,6% haberla hecho
sentir miedo y un 7,5% haberle dicho en alguna ocasión que no valía nada (Tabla 2).
Tabla 2.
Situaciones de maltrato en la pareja que los adolescentes reconocen haber ejercido
(12-24 años).
SITUACIONES DE MALTRATO EJERCIDAS Nunca A
veces
A
menudo
Muchas
veces
1. La he insultado o ridiculizado 86,7% 11,6% 0,6% 1,1%
2. La he dicho que no valía nada 92,5% 5,6% 1,0% 0,9%
3. La he intentado aislar de sus amistades 88,6% 8,7% 1,6% 1,1%
4. La he intentado controlar decidiendo por ella
hasta el más mínimo detalle 83,6% 13,1% 1,9% 1,4%
5. La he hecho sentir miedo 91,4% 6,7% 1,0% 0,9%
6. La he amenazado con agredirla para obligarla a
hacer cosas que no quería 97,3% 1,4% 0,5% 0,8%
7. La he pegado 96,6% 2,0% 0,5% 0,9%
8. La he intimidado con frases, insultos o
conductas de carácter sexual 95,2% 3,3% 0,8% 0,7%
9. La he enviado mensajes a través de Internet
o el móvil en los que la insultaba, amenazaba,
ofendía o asustaba
94,9% 3,4% 0,8% 0,9%
10. He difundido fotos, insultos o imágenes de ella
por Internet o por teléfono móvil sin su permiso 96,1% 2,5% 0,8% 0,6%
11. La he culpado de provocar mi violencia en
alguna de las situaciones anteriores a la
persona que la sufría
94,1% 4,3% 0,7% 0,9%
12. He tratado de controlarla a través del móvil 86,1% 10,9% 1,9% 1,1%
13. He usado sus contraseñas, que ella me
había dado confiadamente, para suplantar su
identidad
95,8% 2,6% 0,9% 0,7%
14. He usado sus contraseñas, que ella me había
dado confiadamente, para controlarla 90,1% 7,4% 1,5% 1,0%
15. La he presionado para que realizara conductas
de tipo sexual en las que no quería participar 93,7% 4,7% 0,6% 1,0%
16. He presumido de realizar alguna de las conductas
anteriores ante amigos u otras personas 94,2% 4,2% 0,8% 0,8%
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 63
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ACTITUDES DE LAS Y LOS
ADOLESCENTES HACIA
LA VIOLENCIA DE GÉNERO ANEXO II
Justificaci ón del sexismo y la violencia de género
Las opiniones y actitudes de las y los adolescentes hacia los roles de género, la
igualdad de oportunidades o las relaciones afectivo-sexuales son claves para anticipar
sus actitudes frente a la violencia de género y las posibilidades de convertirse en
maltratadores y/o víctimas de violencia de género. De este modo, los chicas y chicos que
rechazan abiertamente los comportamientos violentos en general, las actitudes sexistas o
machistas o que creen firmemente en la igualdad entre mujeres y hombres tienen menos
probabilidades de ejercer o ser víctimas de violencia de género y, a la inversa, la justificación
de estas conductas favorece la aparición de episodios de violencia de género.
Aunque el rechazo de la violencia de género es mayoritario entre los adolescentes de
ambos sexos, todavía persisten estereotipos sexistas que justifican el uso de la violencia
contra la mujer o la sumisión de la misma frente al hombre. Los estudios sobre violencia
de género reflejan que un porcentaje nada despreciable de adolescentes y jóvenes, en
especial entre los chicos, justifica diferentes conductas sexistas o violentas (Figura 6).
Los chicos tienden a justificar en mayor proporción que las chicas las conductas violentas,
las actitudes machistas o sexistas y la violencia de género, tendiendo a culpar a la víctima
de la misma. Sin embargo, y aunque las chicas expresan mayoritariamente una condena
clara de la violencia de género, resulta preocupante que muestren algunas actitudes de
aceptación de la misma.
La justificación de ciertos comportamientos machistas, sexistas
o violentos son el embrión de la violencia de género, al contribuir a
enmascararla cuando ésta se produce o a justificarla en sus fases
iniciales. Por este motivo, es fundamental que madres y padres
fomenten actitudes de rechazo hacia este tipo de comportamientos.
Más de la mitad de los chicos y casi un tercio de las chicas justifican
el uso de la violencia como respuesta a ofensas o pérdidas y
aproximadamente uno de cada tres chicos y una de cada diez chicas
se identifican con actitudes claramente sexistas o que justifican la
violencia de género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 64
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Figura 6.
Rechazo del uso de la violencia, el sexismo y la violencia de género entre adolescentes
y jóvenes de 12 a 24 años, según sexo (% de quienes se muestran “Nada de acuerdo”).
España, 2013.
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
Grado de tolerancia ante la violencia de género
El rechazo a la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres en las relaciones
de pareja es mayoritario entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años (el 94% la
consideran “totalmente inaceptable”), sin que apenas existan diferencias entre chicas
y chicos (Tabla 3).
5
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 65
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Tabla 3.
Grado de tolerancia ante la violencia de género, según sexo y edad (%).
Población adolescente y joven (15-29 años).
Es algo inevitable que
siempre ha existido
Aceptable en algunas
circunstancias
Totalmente
inaceptable
Ns/
Nc
SEXO
Hombre 4,5 2,2 92,3 1,0
Mujer 2,4 1,1 95,8 0,7
EDAD
15-17 años 4,7 2,8 91,8 0,7
18-19 años 3,0 2,2 93,7 1,1
20-24 años 3,5 1,1 94,3 1,1
25-29 años 3,1 1,5 94,8 0,6
FUENTE: Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud. Estudio 2.992 (2013). Centro de
Investigaciones Sociológicas y Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
Pese al rechazo generalizado a la violencia de género expresado por adolescentes y
jóvenes, su tolerancia o permisividad es algo más elevada para ciertas formas de violencia,
como ocurre con los comportamientos que indican un mal clima en la pareja o el hogar y,
en menor medida, hacia ciertas actitudes de control sobre la pareja, como controlar los
horarios de la otra persona o decir las cosas que la pareja puede o no hacer (Tabla 4).
Tabla 4.
Grado de tolerancia ante situaciones y comportamientos que pueden producirse
en el seno de la pareja o el hogar entre la población adolescente y joven (15-29 años).
Porcentajes.
Algo
inevitable
Aceptable
en algunas
circunstancias
Totalmente
inaceptable
Ns/
Nc
Mantener constantes discusiones 9,8 35,0 54,5 0,8
Dar voces a los hijos e hijas 3,9 31,3 63,9 1,0
Delante de los hijos e hijas decir
cosas que no dejen en buen lugar
al otro/a
1,1 3,7 94,1 1,1
Controlar los horarios de la pareja 3,0 23,2 73,1 0,7
Impedir a la pareja que vea a su
familia o amistades 0,8 2,9 95,7 0,6
No permitir que la pareja trabaje o
estudie 0,8 2,7 95,8 0,7
Decirle las cosas que puede o no
hacer 1,1 12,7 85,3 0,8
Insultar o despreciar a la pareja 0,7 3,3 95,3 0,6
Amenazar verbalmente 0,4 4,2 94,9 0,5
Empujar y/o golpearle cuando se
enfadan 0,2 1,0 98,1 0,7
Obligarle a mantener relaciones
sexuales 0,4 1,4 97,1 1,1
FUENTE: Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud. Estudio 2.992 (2013). Centro de
Investigaciones Sociológicas y Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 66
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Aunque la violencia física-sexual es rechazada por la práctica totalidad de adolescentes
y jóvenes, casi un 3% la considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias.
Asimismo, uno de cada tres adolescentes y jóvenes (33%) considera inevitable o aceptable
las conductas de control sobre la pareja (Figura 7).
Figura 7.
Grado de rechazo de los distintos tipos de comportamientos representativos
de malos tratos en las relaciones de pareja o en el hogar (%).
Población adolescente y joven (15-29 años).
FUENTE: Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud. Estudio 2.992 (2013). Centro de
Investigaciones Sociológicas y Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
El rechazo de los distintos comportamientos que son expresiones de maltrato es similar
entre los chicos y las chicas (Figura 8).
Figura 8.
Grado de rechazo (% de quienes consideran inaceptable ese comportamiento)
de distintas formas de maltrato en las relaciones de pareja, según sexo (15-29 años).
FUENTE: Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud. Estudio 2.992 (2013). Centro de
Investigaciones Sociológicas y Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
6
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 67
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Reconocimien to del maltrato
Como se ha indicado, algunas formas de maltrato o violencia de género no son reconocidas
como tales por parte de las víctimas o los agresores. Esto se debe a que los estereotipos
sexistas están tan asentados entre la población adolescente y joven, que hacen que
se consideran como “normales” conductas que en realidad son expresiones de maltrato
hacia la mujer. Por ello muchas veces el maltrato permanece “invisible” para las víctimas.
El reconocimiento de la violencia de género es una cuestión fundamental para su
prevención, puesto que el hecho de que una conducta sea considerada o no maltrato
determinará su grado de tolerancia o de rechazo. Existen importantes diferencias de
género a la hora de reconocer como maltrato algunas conductas, un reconocimiento que
resulta mucho más elevado entre las chicas (Tabla 5).
Los chicos tienen una visión más tolerante que las chicas acerca de lo que es o no
maltrato, tendiendo a no reconocer como tal ciertas conductas que son expresiones
claras de violencia de género. El doble o más de chicos que de chicas piensan que no
es maltrato decirle a la chica con la que salen que no vale nada, hacerle sentir miedo,
insultarle, decirle con quién o a dónde debe ir, tratar de que no vea a sus amigas, insistir
en tener una relación sexual cuando ella no quiere, pegarle, obligarle a hacer cosas que
no quiere con amenazas, grabarla en móvil o en vídeo, o hacerle fotos sin que ella lo sepa,
enviarle mensajes por Internet o teléfono móvil, asustando, ofendiendo o amenazando y
difundir mensajes, insultos o imágenes suyas sin que ella hubiera dado permiso.
Tabla 5.
Conductas de un chico hacia una chica con la que sale que son consideradas como maltrato
por jóvenes y adolescentes de 12-24 años (%), según sexo (H= Hombre y M = Mujer).
CONDUCTAS
Nada Poco Bastante Mucho
H M H M H M H M
Decirle que no valía para nada 16,7 8,5 14,1 12,2 33,5 34,3 35,7 45,0
Hacerle sentir miedo 16,3 7,8 7,9 8,0 25,7 26,6 50,1 57,6
Insultarla 15,9 7,9 6,9 6,0 26,2 28,1 51,0 58,0
Romperle algo 19,3 12,7 19,7 24,2 27,5 31,4 33,5 31,7
Decirle con quién puede o no hablar
o a dónde ir 16,8 8,7 11,5 10,6 31,6 30,4 40,1 50,3
Tratar de que no vea a sus amigas 16,7 8,3 9,3 9,3 29,3 29,6 44,7 52,8
Controlar todo lo que hace 16,5 8,9 17,3 16,5 34,3 37,1 31,9 37,5
Insistir en tener una relación sexual
cuando ella no quiere 13,6 5,9 12,2 6,3 29,7 25,1 44,5 62,7
Decirle que si le deja le hará daño 16,5 9,3 11,5 8,8 19,1 18,4 52,9 63,5
Pegarla 13,3 5,4 3,0 1,5 7,2 6,4 76,5 86,7
Obligarle a hacer cosas que no quiere
con amenazas 14,2 5,5 3,9 2,4 22,0 16,6 59,9 75,5
Grabarla en móvil o en vídeo, o hacerle
fotos sin que ella lo sepa 15,3 6,3 10,8 8,8 29,9 27,7 44,0 57,2
Enviarle mensajes por Internet o
teléfono móvil, asustando, ofendiendo
o amenazando
14,1 5,5 4,1 2,3 19,3 16,0 62,5 76,2
Difundir mensajes, insultos o imágenes
suyas sin que ella hubiera dado permiso 14,3 5,8% 4,6 2,8 20,5 16,0 60,6 75,4
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 68
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La influencia de las personas adultas en las ac titudes
de las y los adolescen tes hacia la violencia de género
Las conductas que las y los adolescentes observan en las personas adultas con quienes
se relacionan y los mensajes y consejos que reciben de éstas son claves en el desarrollo
de sus actitudes hacia la violencia de género. Por ello resulta alentador que los consejos
y mensajes más escuchados por adolescentes y jóvenes de los adultos sean los que
aluden a los valores de igualdad, respeto mutuo y no violencia, en especial en el caso de
las chicas.
Sin embargo, muchos adolescentes y jóvenes afirman haber recibido mensajes de personas
adultas animando al uso de la violencia como forma de resolver conflictos o de carácter
marcadamente sexista, que incrementan el riesgo de violencia de género. Entre estos
últimos destacan los que trasmiten una visión romántica del amor o los que presentan los
celos como una expresión de amor.
Existen diferencias importantes en función del género en los mensajes referidos al uso de
la violencia: mientras que los chicos escuchan con mayor frecuencia mensajes instando
al uso de la violencia (el 36,7% de los chicos ha escuchado a menudo o muchas veces
que si alguien les pega deben responder del mismo modo), los mensajes conciliadores (si
alguien quiere pelearse contigo trata de convencerle de que hay otra forma de resolver
los problemas o si alguien te insulta ignórale) son mucho más habituales entre las chicas
(Tabla 6).
Aunque las chicas reconocen en mayor grado que los chicos las
situaciones de maltrato, casi una de cada diez adolescentes no
identifica como tal muchas conductas que constituyen violencia de
control: que el chico con quien salen le rompa algo, le diga que si le
deja le hará daño, que controle todo lo que hace, que le diga con quién
puede o no hablar o a dónde ir o que no vale nada.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 69
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Tabla 6.
Mensajes que jóvenes y adolescentes han escuchado a personas adultas, según sexo
(12-24 años)
MENSAJES ESCUCHADOS
Nunca A veces A menudo Muchas
veces
H M H M H M H M
Si alguien te pega, pégale tú 18,6 28,4 44,7 50,6 16,5 11,8 20,2 9,2
Si alguien quiere pelearse contigo, trata
de convencerle de que hay otra forma
de resolver los problemas
11,7 6,0% 29,8 22,5 26,8 27,3 31,7 44,2
Si alguien te insulta, ignórale 11,2 4,7 24,2 17,9 24,0 22,1 40,6 55,3
Para tener una buena relación de
pareja debes encontrar “tu media
naranja” y así llegar a ser como una
sola persona
18,0 17,3 27,9 28,2 28,5 26,5 25,6 28,0
Los celos son una expresión del amor 28,0 25,4 35,2 38,8 22,5 21,9 14,3 13,9
Para tener una buena relación de
pareja conviene que el hombre sea un
poco superior a la mujer, en edad, en el
dinero que gana…
72,3 74,5 18,6 17,1 6,3 6,0 2,8% 2,4
Las mujeres deben evitar llevar la
contraria al hombre al que quieren 79,4 84,6 14,9 11,4 3,9 2,7 1,8 1,3
Una buena relación de pareja debe
establecerse de igual a igual 7,9% 4,1 8,9 6,2 21,7 15,6 61,5 74,1
FUENTE: La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género (2014).
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
DEBEMOS SER MUY CUIDADOSOS CON LOS MENSAJES
QUE TRASLADAMOS A LAS Y LOS ADOLESCENTES
Muchos de los mensajes que reciben adolescentes y jóvenes de las
personas adultas con las que se relacionan (principalmente de sus
padres y madres) incluyen referencias a la superioridad del hombre
sobre la mujer, a la necesidad de sumisión de la mujer, al amor
romántico y a la anulación de la individualidad en favor de la pareja, lo
que favorece la aparición de actitudes violentas y sexistas que están
detrás de la violencia de género.
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 70
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MEDIDAS DE PROTECCIÓN DE
APOYO A LAS MUJERES VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA DE GÉNERO ANEXO III
Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género
reconoce a las víctimas de la violencia de género distintos derechos (a la información,
a la asistencia social, laborales, económicos, etc.), entre los que se incluyen algunos de
naturaleza jurídica, tales como:
1) Derecho a formular denuncia frente al agresor al primer síntoma de maltrato.
Las mujeres, incluidas las menores de edad, tienen derecho a denunciar las
situaciones de violencia de género sufridas. La denuncia puede ser presentada
por la propia víctima, sus familiares, el Ministerio Fiscal, el juez de oficio o cualquier
organismo o entidad pública o privada que conozca la existencia de conductas
constitutivas de violencia de género. La denuncia puede presentarse en las
comisarías de policía (nacional, autonómica o local), los puestos de la Guardia Civil,
en el Juzgado de Instrucción o ante el Fiscal.
2) Derecho a la asistencia jurídica especializada inmediata.
La víctima tiene derecho a la asistencia jurídica especializada de un/a abogado/a
durante el procedimiento judicial. Esta asistencia será gratuita si se cumplen ciertos
requisitos (en general tener un salario que no supere el doble del salario mínimo
interprofesional).
3) Derecho a no coincidir con el agresor en el momento de las declaraciones o en el
juicio.
4) Derecho a obtener protección durante la tramitación del procedimiento.
Desde el momento de interponer la denuncia y hasta la celebración del juicio o
hasta la publicación de la sentencia definitiva, la víctima denunciante podrá contar
con distintas medidas cautelares de protección y de seguridad, entre ellas:
nn La orden de protección. Es una resolución judicial mediante la que se ordena
la adopción de diversas medidas de protección en los casos en que existe una
situación objetiva de riesgo para la víctima. La misma puede solicitarse ante
la autoridad judicial o el Ministerio Fiscal, las comisarías de policía (nacional,
autonómica o local), los puestos de la Guardia Civil, las Oficinas de Atención
a las Víctimas de Violencia de Género, los servicios sociales o instituciones
asistenciales dependientes de las Administraciones Públicas.
nn Medidas de salida del domicilio (en el caso en que agresor y víctima compartan
domicilio).
GUÍA PARA MADRES Y PADRES QUE SE PREOCUPAN POR LA VIOLENCIA DE GÉNERO 71
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nn Medidas de alejamiento de la víctima. Consistente en la prohibición al agresor
de aproximarse a la persona protegida sea cual sea el lugar donde se encuentre
ésta, así como de acercarse a su domicilio, a su lugar de estudio o trabajo o a
cualquier otro lugar frecuentado por la víctima.
nn Medidas de suspensión de las comunicaciones. Consistente en la prohibición al
agresor de mantener cualquier tipo de comunicación con la víctima.
ayuda
dirección general de igualdad
entre mujeres y hombres

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