
Editorial: SEXTO PISO Año: 2019 Fecha de publicación: 9 de septiembre Páginas: 464
Desierto Sonoro denuncia la sistemática violación de los derechos humanos en la trágica inmigración latinoamericana hacia Estados Unidos y la aniquilación que somete este país a las culturas nativas y a todo pueblo o persona que no sea blanca y con dinero. El tema es muy duro, pero cuando se trata de niñ@s es insoportable. Valeria Luiselli nos documenta este horror mientras nos cuenta, desde múltiples lugares y voces, el hábitad que rodea a su familia (Ella y su niña de 5 años y su compañero con su niño de 10 años) en un viaje iniciático para documentar estas violaciones, desde Nueva York hasta el noroeste de Arizona. Hasta aquí no pasaría de ser un argumento/denuncia al uso, que tan a diario vemos en los medios y que tan bien nos han vacunado contra el dolor y el sufrimiento ajeno. Pero Valeria Luiselli nos propone un formato nuevo de novela, utilizando unas cajas para el viaje que usa como archivos. Las llevan en el coche llenas de documentos, libros y cosas que cada miembro de la familia ha elegido para el viaje. Cajas-archivo marcadas y asignadas para uso personal… ¡Ya tenemos el guion!

“Ella” es la copiloto que organiza con sus mapas (han decidido no usar gps para orientarse) el itinerario, las paradas y el tempo vital del interior del coche… ¡Ya tenemos el espacio narrativo desde donde se van a construir los personajes! La radio del coche, la grabadora y una polaroid son los objetos mágicos encargados de conectarlos con el mundo exterior de este núcleo familiar atómico, que parece que vaya a explotar en cualquier momento… Oigo mi voz, al leer Desierto Sonoro, y noto como se suma a los ecos de los Apaches que fueron exterminados, o a los cuerpos de los inmigrantes localizados en el desierto… También la oigo en esta familia viajera y sonora: son las palabras proyectadas en los personajes que voy incorporando después de filtrarlas, a la propia novela. Ya sé que parece raro pero este relato tiene la capacidad de hacerte partícipe y protagonista. Estos ecos sonoros se van entretejiendo en un cuerpo complejo familiar inmerso en una sociedad multicultural y multiétnica que agoniza y sufre. Luiselli nos incorpora al relato desde nuestra experiencia con los hechos y con la interpretación personal que hacemos de los mismos.

Nuestro acto de leer (impotente ante la desgraciada realidad de los niños perdidos), es el que se suma, con este ritmo que Luiselli nos propone, a esta sinfonía coral de voces en el desierto sonoro. Es una novela documento perfectamente hilvanada y mejor contada. Genial la inteligencia narrativa para dosificar la poesía, la sociología crítica y la literatura aplicada en su justa medida, con el documento y la realidad social más cruda. No os perdáis este viaje repleto de emociones vitales y de sugerencias literarias.
Paco Pardo