por Eva Sáez
La situación del Sahara Occidental es mucho más allá de una cuestión política y de solidaridad internacional, ya que forma parte de nuestra propia historia, siendo un enclave de vital importancia durante Colonización española del s. XX; que, se desarrolló durante la época del protectorado español, con la intención de colonizar y expoliar el Sahara occidental; y, en la actualidad, se ha convertido en un tema incómodo del que mejor no hablar.

El motivo de este olvido se debe en gran medida a su relación con temas espinosos de nuestra historia que, como la guerra civil o las “sombras” de nuestra transición democrática, pretenden mantenerse en el olvido. Y es que, desde que en 1975, el actual Rey Emérito ejerciera de manera temporal la Jefatura del Estado de manera temporal debido a la enfermedad de Franco, no tuvo ningún reparo en prometer, tanto a los militares como al pueblo saharaui y español que vivía en el, por entonces, “territorio español” del Sahara occidental, cosas como: “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”; y, también: “España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres…”. Promesas que no dudó en incumplir en cuanto, al morir el dictador, tomó posesión del cargo en diciembre de ese mismo año. Además, tal y como relatan los archivos desclasificados por la Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA) hace unos años, Juan Carlos I, fue el artífice de las maniobras y acuerdos internacionales que, condujeron inevitablemente a la ocupación del Sahara Occidental por Marruecos.
Llegando a firmar un pacto secreto con EEUU por el que se comprometía a entregar el Sahara español a Marruecos a cambio del apoyo político americano en su próxima andadura como rey de España. Es decir que, incumplió deliberadamente, no solo las promesas hechas a “su pueblo” si no, también, los tratados internacionales que, ya en la década de los 60, y en base a resoluciones 1514 y 2072 de la Unión Europea, exigían a nuestro país, como metrópolis causante de la ocupación de esta zona, que concediera la independencia a sus colonias.
De aquellos barros vienen estos lodos
El verdadero germen de este conflicto fue, el intenso otoño de 1975, en el que se abandona la zona y se deja en manos de Marruecos y Mauritania el destino del Sahara, firmando un tratado tan solo un día después de la muerte de Franco, con el que se inicia la conocida Marcha Verde y que supuso el exilio de la población saharaui a unos campos de refugiados en los que aún siguen. Por lo que un conflicto que, inicialmente, se podría haber solucionado respetando los tratados internacionales y, simplemente, con facilitar el proceso de liberación del pueblo saharaui que, visto por los países del Magreb más próximos, como un problema de carácter regional, al que no le dan importancia; ha acabado convirtiéndose en un conflicto internacional debido, en gran medida, a la cantidad de actores políticos que se han visto implicados:
El último actor en entrar en juego en este conflicto, fue Donald Trump al llegar al poder y que, a través del apoyo a Israel y Marruecos, ha legitimado la ocupación marroquí del Sáhara, abriendo la puerta a que cualquier país pueda ocupar otro, restando importancia a la legalidad internacional y, dejando una “patata caliente” que, aún, no sabemos si la actual administración americana podrá resolver. Vuelta al conflicto armado Todo esto, no ha hecho más que poner piedras en el camino hacia la liberación del pueblo saharaui y, ha hecho que se opte un cambio de tendencia y la vuelta al conflicto armado, impulsada sobre todo por una juventud saharaui que, según Jadiyetu El Mohtar, miembro de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis y de la Delegación del Frente Polisario en España: “entienden que muchos países han apostado por dejar que el pueblo saharaui esté ocupado por Marruecos, lo que se acentúa debido al bloqueo informativo y la represión que sufren”
“Esto es una revolución y, la guerra es solo una parte de la lucha del pueblo saharaui por su independencia y autodeterminación.” Jadiya Ali
Todo esto llevó a que, el pasado 13 de noviembre, el pueblo saharaui volviera a levantarse en contra de la ocupación y la explotación extranjera, demostrando que la lucha sigue en marcha. Y es que, la juventud saharaui está harta: “Son 30 años viviendo en unos campos de refugiados que suponen otra lucha, la de la supervivencia en un territorio ajeno”, según Jadiya Ali, productora del documental Provincia 53. Lo que les hace ver su situación como una vida pérdida y que, aun saliendo a otros países a formarse, al volver a los campos de refugiados no podrán dedicarse a lo que deseen, quedando relegados a acciones que puedan realizar dentro de este lugar.

Problemáticas sin solución
Esta situación de desamparo en la que se encuentra el pueblo saharaui, se grava al no percibir un claro posicionamiento internacional y sentirse desatendidos por el resto de países; ý que, el Estado español, debería ser más claro y pragmático en su posicionamiento, ayudándoles a recuperar su derecho a explotar sus propios recursos, ahora en manos de grandes empresas extranjeras. En este sentido, se muestran muy pesimistas ya que, consideran que lo único que podría hacer que España cambiara su postura, sería continuar beneficiándose de la explotación de estos recursos, ya que la cesión del Sahara a Marruecos y Mauritania quedó supeditada a esta condición; y, no comprenden como no somos capaces de ver los beneficios que reportaría a ambos acabar con la ocupación marroquí. Para ellos, el lograr su independencia, les permitiría explotar sus propios recursos y les garantizaría acceder al empleo y riqueza que generan; al tiempo que´, beneficiaría al resto de países, entre los que nos encontramos, rompiendo con la ilegalidad internacional que se viene cometiendo desde que, allá por los años 60, esta zona pasara a considerarse como un territorio no autónomo con capacidad para gestionar sus propios recursos y que, a día de hoy, siguen siendo expoliados por grandes empresas extranjeras.
En este mismo sentido, existen multitud de informes de Amnístia Internacional que demuestra que los Derechos Humanos son violados de manera continuada, desde el momento en el que no se les permite ejercer su derecho a la autodeterminación; e, implica un incumplimiento generalizado del resto de estos derechos. En el caso del Derecho a la libertad de expresión, vemos como la violación por parte de Marruecos, es cada vez más violenta y continuada; justificando los encarcelamientos, arrestos domiciliarios o agresiones físicas a la población y los activistas, etc.; como muestra de legalidad frente a las acciones que atacan su integridad territorial. Pero, el caso de violación de derechos más descarado ha sido la construcción del conocido “Muro saharaui”, por parte de Marruecos con el apoyo, económico y logístico de EEUU e Israel; y que, con la excusa de proteger al ejército de los ataques del frente polisario y defender los canales de salida de los productos naturales, ha llenado las zonas que rodean los campos de refugiados y donde está asentada la población saharaui, con minas antipersonas. Lo que se traduce en muertes y mutilaciones diarias, sobre todo, entre las familias nómadas que se dedican al pastoreo.

Una propuesta de futuro
En definitiva, atendiendo a todo lo dicho, debemos entender este conflicto no solo entre el pueblo saharaui y Marruecos; si no como un problema que nos afecta directamente, siendo origen de un movimiento migratorio de gran calado en nuestro territorio; y que, con la implicación de Naciones Unidas, se ha convertido en un conflicto internacional en el que se debe abogar por el diálogo de Marruecos y el frente polisario. Por tanto, desde Unidas Podemos lo que pretendemos es dar a conocer este conflicto e integrarlo como una demanda propia de una sociedad moderna como la nuestra: – exigir que se cumpla la legalidad internacional, instando a la ONU a que envíe un corresponsal que medie y vele por la independencia del proceso; y, a que la UE se involucre en su resolución. – visibilizar la violación de derechos y el expolio de los recursos naturales que sufre este pueblo; y, sustenta económicamente la colonización ilegal de Marruecos; – y, trabajar directamente con la población migrante que llega desde esta zona, protegiéndola y luchando contra la xenofobia, generada por ciertos sectores.
Para más información:
“La historia prohibida del Sáhara español” de Tomás Bárbulo
“La sección femenina en la provincia del Sáhara” de Enrique Bengochea Informes de Amnistía Internacional: www.amnesty.org Documental Provincia 53 www.provincia53.com
Podcast recomendado: “De eso no se habla”