Intervención: Secretariado 4 de julio de 2022

Buenos días a todas y todos, y bienvenidos y bienvenidas a esta reunión
del Secretariado de Podemos.
En primer lugar, me gustaría trasladar en mi nombre, y en nombre de
Podemos, nuestras condolencias a las familias de las personas fallecidas
en la terrible masacre que se produjo la semana pasada entre Melilla y
Nador. Quiero también reiterar que otra política migratoria, una basada
en las vías legales y seguras para migrar, que deje atrás una externalización de fronteras que ha mostrado que implica necesariamente una brutal vulneración de los derechos humanos, es posible. Es la que siempre hemos defendido y la que seguiremos defendiendo en todos los
espacios.
Además, en esta la semana del Orgullo, quiero también que mis primeras
palabras sean para recordar a todas las personas LGTBI que han
dedicado su vida a luchar para avanzar en derechos. Su contribución
nos ha convertido en un país mejor. Avances como la ley trans y de
igualdad LGTBI, que está ya a un paso de ser ley, nos hacen sentir
orgullosas del país que somos. Por ello me gustaría agradecer su trabajo
al ministerio de igualdad y muy especialmente a la mejor ministra de
igualdad que ha tenido este país, Irene Montero.
No obstante, he convocado este Secretariado porque creo que nuestro
país y este Gobierno se enfrentan a uno de los momentos más difíciles
de la legislatura y, viviendo lo que hemos vivido, creo que es mucho
decir. Por ello, necesitamos abordar con urgencia con nuestro socio de
Gobierno el debate sobre los presupuestos generales para el año 2023.
Estos presupuestos generales del Estado tienen que diseñarse y
negociarse en un contexto muy diferente al que existía en nuestro
país cuando aprobamos los dos anteriores.
Los presupuestos de 2020 fueron los del Escudo Social frente a la
pandemia; y los presupuestos de 2021 fueron los de la recuperación. En
ambos, nuestro espacio político fue capaz de empujar unas cuentas
públicas que supusieron un punto de inflexión en España, en la medida
en que dejaron atrás la etapa nociva de la austeridad y representaron
una apuesta decidida por las políticas expansivas y de fuerte inversión
pública como vía para hacer frente a la crisis. Ese espíritu que logramos
imprimir a los presupuestos de 2020 y 2021 funcionó; demostramos
que teníamos razón: frente a los casi 12 años que nuestro país tardó en
recuperar los niveles de afiliación a la seguridad social que tenía antes
de la crisis financiera de 2008, con Unidas Podemos en el Gobierno en
menos de año y medio ya estábamos en niveles previos a la pandemia
y la economía española crece al mayor ritmo en décadas, por dar solo
dos datos.

Rusia-Ucrania: posibles consecuencias para España y sus ramificaciones con  el norte de África
Conflicto Rusia-Ucrania. Una visión de derechos humanos

Sin embargo, ahora estamos en un contexto muy diferente, marcado fundamentalmente por las consecuencias políticas, económicas y sociales de la invasión rusa de Ucrania y de la respuesta que se ha dado desde Europa en clave de escalada militar. Un contexto en el que, si hablamos de la economía real, la de los hogares, hay un elemento que se vuelve central: la altísima inflación y la devaluación del poder adquisitivo de la ciudadanía que ello supone. Es algo que en Podemos nos preocupa enormemente porque supone un golpe durísimo a la mayoría social en nuestro país y porque puede dar al traste con la acción de gobierno de la coalición y con la senda que veníamos transitando. En los últimos días hemos logrado negociar medidas importantes para hacer frente a la inflación: la bajada del precio del abono transporte, las ayudas económicas directas a los hogares vulnerables y el compromiso de un impuesto extraordinario a los beneficios de las eléctricas. Pero vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para negociar que los próximos Presupuestos Generales del Estado incluyan medidas verdaderamente contundentes, eficaces y valientes para proteger el poder adquisitivo y las condiciones de vida de la gente de nuestro país. Creo además que el contexto también es diferente en términos de percepción ciudadana de cuál es el horizonte de la acción política del Gobierno de coalición. Tenemos que ser conscientes de cómo nos ve la gente. El trabajo al que me refería antes en relación a los dos anteriores presupuestos dio lugar a una fase de la legislatura en la que la percepción de los objetivos del Gobierno era cristalina: había que hacer una gestión de la crisis sobrevenida por la pandemia opuesta a la que se hizo en 2008, que pusiera por delante el interés general y la protección social; y había que desplegar una manera de afrontar la recuperación y la reconstrucción que reforzara lo público y acometiera transformaciones estructurales que superaran las debilidades que había revelado la pandemia: el refuerzo de lo público, la mejora de las condiciones laborales, la transición ecológica, las políticas feministas. Sin embargo, creo que los últimos acontecimientos y declaraciones han derivado en un momento de la legislatura en el que no se perciben unos objetivos políticos claros en la acción del Gobierno de coalición, y creo que esta es una sensación compartida por muchísima gente progresista en nuestro país. Es preocupante que cada vez más gente tenga la sensación de que es Podemos en solitario quien levanta las banderas que deberían ser la seña de identidad de un Gobierno progresista. Por eso, pensamos que los próximos presupuestos tienen que ser el hito que permita al Gobierno reorientar el rumbo y recuperar el ritmo. Deben ser unos presupuestos que devuelvan un horizonte político nítido al Gobierno; tienen que ser la prueba del algodón. Es el momento de acelerar lo importante para que sea más fácil atender lo urgente. Hay transformaciones estructurales que la gente lleva mucho tiempo esperando y que no pueden esperar más. Es la hora de lo urgente y de lo importante. Pondré un ejemplo.

Derecho Administrativo: RELACIÓN DEL USUARIO DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS

Los servicios públicos tienen que ser los grandes beneficiados de estas cuentas porque, cuando lo público se fortalece, muchas de las facturas de las familias se reducen drásticamente. De esta manera atendemos las reformas estructurales que nuestro país necesita y se lo ponemos más fácil a las familias que sufren las consecuencias de la inflación. Pensemos en la diferencia económica abismal que supone para una familia la diferencia entre pagar o no una persona que cuide en casa del abuelo o la abuela, una escuela infantil o atención psicológica. Por no hablar los clásicos seguros médicos privados y escuelas privadas concertadas. Además, hay dos cuestiones clave que el Gobierno de coalición no puede posponer por más tiempo, la derogación de la ley mordaza y la nueva ley de vivienda. La ley mordaza debería hacer durado lo mismo que el ejecutivo de Rajoy, así lo dijo el Presidente Sánchez. Es inexplicable que esta norma que avergüenza a todos los demócratas lleve más tiempo en vigor bajo un gobierno socialista que bajo el gobierno popular que la aprobó. Al mismo tiempo, la emergencia habitacional no puede quedar sin respuesta. El PSOE sabe muy bien qué hace falta para cerrar un acuerdo en vivienda: una regulación de precios del alquiler para todos los propietarios en las zonas tensionadas que se pueda aplicar en cuanto la ley de apruebe, que la SAREB ponga sus viviendas a disposición del parque público de vivienda y que en España no pueda volver a haber desahucios sin alternativa habitacional. Estoy convencida de que si nuestro socio aceptara estas medidas de amplísimo consenso social es cuestión de días que la ley se apruebe En Podemos pensamos que estos presupuestos tienen que servir para ampliar el sentido común progresista y fijar los objetivos prioritarios para el final de la legislatura. No es sostenible económicamente que las empresas energéticas acumulen beneficios cada vez más obscenos, que Iberdrola se reparta el mayor dividendo de su historia o que Repsol tenga récords de beneficios a costa de los autónomos y autónomas, las empresas y las familias, que lo tienen cada vez más difícil para pagar la factura la luz, el combustible y la cesta de la compra. El oligopolio eléctrico y las grandes empresas de nuestro país, sobre todo las de distribución, están amasando beneficios muy por encima de las posibilidades de nuestra gente. Por eso, necesitamos que ellas y sus accionistas sean las que hagan un esfuerzo y se aprieten el cinturón. Por eso las prioridades de Podemos para los próximos presupuestos de 2023 son las siguientes:

Hacia la creación de sistemas de cuidados en América Latina | Diálogos  feministas ILSB

1.- Sistema de cuidados y avances feministas

En primer lugar, estas cuentas tienen que proteger a las familias y consolidar el avance feminista hacia un verdadero sistema estatal de cuidados. Para ello proponemos aprobar con carácter inmediato una ley de familias que amplíe los permisos de maternidad y paternidad a 6 meses, que incluya una renta crianza de 100 euros al mes para cada niño de cada familia, así como permiso retribuido para el trabajador o la trabajadora de 7 días al año para cuidados. También debemos cumplir con nuestro compromiso de aumentar en 600 millones de euros la atención a la dependencia y ampliar el Plan Corresponsables con 200 millones de euros más para el año que viene. De esta forma podremos llegar a 1,2 millones de familias en España, doblando el número a las que se llega en la actualidad. También queremos proteger a las mujeres, pidiendo un aumento de la inversión en políticas de lucha contra las violencias machistas para el próximo año de más de 70 millones de euros.

El debate de la inflación - Michael Roberts | Sin Permiso

2.- Blindar el poder adquisitivo y frenar la inflación

En segundo lugar, este Gobierno tiene que hacer todo lo que esté en su mano para frenar la inflación y proteger el poder adquisitivo de las familias. En este sentido, desde Podemos y al igual que hicimos con las mascarillas y con el tope al gas, proponemos establecer un precio máximo a los combustibles que ponga límite a la escalada de los precios. Este precio máximo se sufragaría gracias al impuesto extraordinario a los beneficios de las energéticas. Además, creemos que es necesario seguir bajando el precio del abono transporte hasta que cueste 10 euros en todas las comunidades autónomas y cumplir de una vez por todas el acuerdo de gobierno prohibiendo definitivamente los cortes de suministros a personas vulnerables y haciendo que las deudas acumuladas por las personas y las familias en situación de vulnerabilidad sean asumidas por las empresas del mercado eléctrico. Para blindar el poder adquisitivo consideramos que es urgente seguir subiendo el SMI según las recomendaciones de la Comisión Técnica que ha asesorado al Ministerio de Trabajo, aumentar en un 15% el IPREM, que es el índice que marca la cuantía de muchas prestaciones sociales en España; así como actualizar las pensiones y los salarios de los empleados públicos de acuerdo a la inflación.

3.- Apuesta por lo público

En tercer lugar, proponemos que los próximos presupuestos generales del Estado contengan un fondo de 10.000 millones de euros para invertir en sanidad pública y en educación pública. Como las competencias están transferidas, las comunidades autónomas podrían pedir financiación voluntariamente y deberían aportar un euro de sus presupuestos por cada dos euros que reciban de este fondo. Además, en el ámbito sanitario se debería destinar un cierto porcentaje como mínimo a la atención primaria y al sistema público de salud mental y, en el ámbito educativo, se debería destinar un cierto porcentaje como mínimo a la creación de nuevas plazas de educación infantil de 0-3. Por supuesto, toda esta inversión solamente podría obtenerse para financiar la red pública de gestión directa.

Perú. Redistribución en tiempos de pandemia: pertinencia de un impuesto  solidario (a la riqueza) - Boltxe

4.- Reforma fiscal

Y, en último lugar, planteamos que todas estas medidas sean sufragadas con una reforma fiscal ambiciosa que no puede esperar más. No nos parece decente que tras dos gravísimas crisis económicas las grandes empresas y fortunas de nuestro país no hayan aportado ni un solo euro extra a hacer frente a la difícil situación. Debemos equilibrar la balanza fiscal haciendo que los que más tienen paguen lo que les corresponde. Para ello, el impuesto extraordinario a las empresas energéticas debe ser de aplicación inmediata y las grandes empresas deben pagar al menos el mismo porcentaje de impuestos que las pequeñas, por lo que proponemos que el impuesto mínimo del 15% se establezca sobre todos sus beneficios. Al mismo tiempo es urgente implementar un impuesto a las grandes fortunas estatal que evite la aparición de paraísos fiscales interiores como Madrid, que hacen competencia desleal a otros territorios. Por su parte, también debemos tomar medidas fiscales para ponérselo un poco más fácil a la gente trabajadora de nuestro país. Por eso proponemos que las PYMES pasen de tributar de un 25% al 23%, que las parejas de hecho puedan optar por la tributación conjunta y que abordemos la tasa morada reduciendo el IVA de los productos menstruales y de los productos de cuidado como los pañales. También proponemos reducir el IVA veterinario o los servicios de peluquería. Desde nuestro punto de vista, todas esas propuestas son urgencias que nos permitirían, también, avanzar en las reformas importantes, valientes y transformadoras que nuestro país necesita. Unas urgencias, y esto también lo quiero dejar claro, que son muy diferentes al planteamiento que se ha hecho estos días de duplicar el gasto militar de España, que ya está en niveles récord. España no está en guerra; está sufriendo las consecuencias económicas y sociales de una guerra en Europa que, de continuar cronificándose y escalando, puede profundizar la crisis hasta adquirir dimensiones muy preocupantes de cara al próximo invierno. Y como no estamos en guerra, sino sufriendo las consecuencias económicas y sociales de una guerra, lo que necesita la gente de nuestro país no es comprar bombas y aviones de combate, es emplear los recursos y la riqueza que producimos entre todos y todas para protegernos del impacto económico de esta situación, para mantener nuestras condiciones de vida y evitar un empobrecimiento masivo de nuestro pueblo. España necesita unos presupuestos que reorienten el rumbo del Gobierno y recuperen el ritmo valiente de avances sociales que tanta falta le hace a nuestro país. Gastarse el dinero en armas por exigencia de una potencia extranjera en lugar de invertirlo en mejor sanidad, mejor educación y más protección social, no forma parte de los presupuestos que necesita nuestro país. En definitiva, como planteaba al comienzo, creo que es así, sacando adelante unos Presupuestos con este espíritu y estas propuestas, como vamos a resintonizar el Gobierno de coalición, a despejar esa niebla en el horizonte político, a dar certezas y también esperanzas, y a caminar en la dirección de una nueva victoria electoral progresista en 2023. Frente al momento de shock social y de desorientación, la inflación y el avance cultural de las derechas: unos presupuestos que recuperen el ritmo valiente de avances sociales, y gobernar, gobernar y gobernar.

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